Regazzoni: “El FpV instaló una imagen de progreso que no fue tal”

Regazzoni: “El FpV instaló una imagen de progreso que no fue tal”

Daniel Galvalizi

El candidato a intendente de Almirante Brown por Cambiemos dice que su rival K, Mariano Cascallares, “es parte del sciolismo, que no hizo nada por la Provincia”. Su advertencia a Aníbal Fernández.


Carlos Javier Regazzoni comparte el primer nombre y el apellido con su padre, el famoso artista escultor y pintor, pero tal vez sea lo único que comparte, junto con el apasionamiento por el hacer, el gestar. Médico de profesión y con 47 primaveras en su haber, busca desbancar al Frente para la Victoria en Almirante Brown, un municipio situado en el corazón de la muy pejotista Tercera Sección Electoral.

Desde hace cuatro años es subsecretario de Gestión Económica del Ministerio de Educación porteño, lugar por el que pasa gran parte de los recursos de esa cartera. Previamente, fue vicepresidente de la Obsba y fundador de la agrupación PROfesionales. Peronista de alma y macrista por convicción, Regazzoni fustiga sin eufemismos la gestión del giustozzismo en los últimos ocho años de Almirante Brown.

Su perfil peronista lo ayudó a sumar en ese distrito apoyos que a cualquier macrista le serían más esquivos: los gremios de la Focra, la Uatre y la CGT regional de Lomas de Zamora ya respaldaron su candidatura. Si bien obtuvo el 21 por ciento en las PASO, aspira ahora a alcanzar el 30 por ciento, confiado en que algunos votos de la interna kirchnerista entre Darío Giustozzi y Mariano Cascallares (este último ganador) se vayan a Cambiemos. En caso de perder, asegura que en 2017 volverá a competir porque le apasiona la campaña.

–¿Es cierto que parte de su familia es cofundadora de Almirante Brown?
–Sí, mi familia está hace 150 años en Brown, es fundadora. La iglesia de Burzaco y el cementerio de Rafael Calzada los hizo mi tatarabuelo, Pablo Regazzoni. Mi bisabuelo tuvo la primera farmacia de Brown y mi tía fue inspectora general de escuelas. Yo viví toda mi vida allí, criado entre Longchamps y Burzaco.

–Esta es su primera campaña con su nombre en una boleta. ¿Cómo lo vive? ¿Algo que lo haya sorprendido?
–Me parece que esta es la vocación de mi vida, siento que nací para esto, me di cuenta de que me fascina. Es arduo pero lo disfruto. Y me impactó que, de golpe, me di cuenta para qué era todo lo duro que me pasó en la vida y no entendía. De chico toda la parte sur de Brown la recorrí a caballo y a pie, cuando vendíamos kerosene con mi viejo. Eso hoy me dio una destreza bárbara.

–¿Vendía kerosene en la calle?
–Sí. De chico tuvimos momentos muy pobres y durante muchos años tuvimos que salir por el barrio a buscar leña para cocinar y calefaccionarnos. En su momento, incluso, estuve internado dos meses en el hospital zonal Menéndez, a los 15, por una infección. Todo eso me da mucha capacidad para entender a la gente con necesidades. Me la paso viendo a gente que desgraciadamente no tiene nada.

–¿La situación social está muy deteriorada en su municipio?
–Sí. Se trata de un fenómeno que no solamente es del giustozzismo sino del Frente para la Victoria. Es la imagen falsa de un progreso que no fue tal. Podrás ver que se arreglaron áreas céntricas, como la zona de la estación Adrogué, y no se le dio nada a los barrios de la periferia, como Glew, que es donde vive la mayoría de la gente, que está igual que hace 30 años. Casi todas las calles son de barro, baldíos epidémicos llenos de basura, hay cuatro arroyos y están totalmente contaminados, no se hizo obra hídrica. Es el distrito con menos cloacas del Conurbano: el 83 por ciento no tiene cloacas, y en la zona de Burzaco es el 94 por ciento. Siguen todos con pozos ciegos.

–¿Se trata de desidia por parte del kirchnerismo?
–Creo que es un fenómeno del modo de hacer política, basado en el aparataje político, el puntero del barrio, esa forma tradicional, que es esencialmente no progresista. Lo que se recauda siempre es gestionado por gente cercana al intendente, pero sin ninguna idoneidad probada. Nunca hubo visión modernista de la gestión, que se agrava por la baja presión de la población hacia la reforma.

–Giustozzi perdió la interna y ahora Cascallares es su contrincante, el que lidera las encuestas. ¿Cómo se llevan?
–Con Cascallares tengo una buena relación y mucho respeto, pero su armado es una confluencia de fuerzas de La Cámpora, que tiene al número dos de Wado de Pedro en la lista; del giustozzismo, con [el intendente saliente, Daniel] Bolettieri cuarto en la boleta, y es parte de ese armado tradicional del PJ de barricada clásico, que vivió del Estado, cultivando las prácticas clientelares, sin iniciativas. Va a ser más de lo mismo, porque Cascallares, además, viene del sciolismo, que no hizo nada en la Provincia. Un gobierno pour la galerie que pretende que la gente le agradezca por lo que hace pero sin concentrarse en la gestión. Siempre efectista.

–¿Cuál es el principal problema hoy en Brown?
–Lo más grave es la salud. Todo el sistema de salas de primeros auxilios y los dos hospitales públicos principales son un desastre y no hay ambulancias. Solamente tres o cuatro para 650 mil habitantes, y cuando hay un accidente a la gente la lleva la policía o los bomberos. Yo voy a hacer como en Malvinas o en San Miguel: voy a hacer un edificio nuevo espectacular dedicado a la salud, con un presupuesto similar. Hay que tener voluntad política. Y también para combatir las zonas liberadas. Todos los barrios tienen sus transas y pudren a la juventud, el tema narco es muy grave. Para peor, el 70 por ciento de los jóvenes de 20 a 25 años en Brown no egresó de la secundaria y el 40 por ciento nunca fue.

–En caso de ganar, ¿cuáles serían las prioridades en la gestión?
–La primera, la salud. Luego, donde la infraestructura es más precaria, mi idea es empezar por la manzana-escuela: en donde haya una escuela u hospital, intervenir primero ahí. Y después, hacer 30 kilómetros al año de asfalto. Mi tercera prioridad es el espacio público, hay poco y el que hay es peligroso. También voy a interactuar con la Universidad de Almirante Brown. La idea es usarla para capacitar a empleados municipales y enseñar allí seguridad y criminalística.

–¿Se imagina trabajando con un gobernador llamado Aníbal Fernández?
–Me imagino, sí. Porque le voy a pedir las cosas de las que el pueblo tiene derecho. Cuando no me las dé, agarro los micros y me voy con el pueblo a la Gobernación, y yo a la cabeza de la gente. Voy a ir con los micros a La Plata, porque nos estaría quitando insumos y recursos a la gente y, así, la condenás a morirse. Cuando no hacés caminos y no comprás balas a los policías, es eso, la condenás a muerte.

–¿Se ve ganador?
Es una batalla posible pero difícil. La gente quiere un cambio, es lo que percibo, lo difícil es hacer ver que nosotros somos la alternativa de ese cambio. Que lo crean, porque siempre tuvieron lo mismo. Creen que la realidad es solamente esto que tienen, sienten que no puede ser distinta.

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