La mente de Elisa “Lilita” Carrió suele trajinar por caminos poco transitados por los demás. De todos modos, tal originalidad, siempre deseable, suele provocarle ciertos deslizamientos hacia una zona que se estaciona demasiado cerca de la irracionalidad.
El sábado a la noche, en la “mesaza” de Mirtha Legrand, la diva de los almuerzos, ahora devenida en “cenadora”, la blonda chaqueña, que es diputada por la ciudad de Buenos Aires, defendió el aumento de las dietas que decidieron el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó y la titular del Senado, Gabriela Michetti.
Lo diferente fue el argumento que utilizó Carrió, que agregó que “le tengo que dar de comer a mis custodios”, para justificar un dietazo que no se corresponde con lo conseguido en la paritaria por los trabajadores del Congreso.
Abundando en la argumentación general, común al resto de los mortales, Carrió sostuvo además que “los diputados nacionales son los que menos ganan de todos los diputados de las provincias. Además, no tienen presupuestos asignados como por ejemplo los de la provincia de Buenos Aires. Yo no hubiera dado marcha atrás, como hizo Emilio Monzó“, opinando desde un lugar en el que no debió firmar ningún documento público, que no es lo mismo que firmarlo y después convertirse en el blanco de todas las críticas y pagar el costo político de la decisión.
Finalmente, como para incrementar la estupefacción de sus interlocutores, la promotora de Cambiemos reconoció que “los maestros deberían ganar más”, aunque a continuación sacó chapa de asalariada de alto nivel, argumentando que “yo tengo que ganar más que un maestro, porque además de ser maestra estudié Derecho, hice un posgrado y escribí 15 libros”, poniendo sobre el tapete una meritocracia de dudosa factura, ya que su nivel de capacitación -si es el que expuso la chaqueña- jamás la llevaría en el mundo académico -o en otro, fuera de él- a tales niveles salariales. A no ser que comparta alguna porción de poder.
La frase final fue digna de Carrió: “Si no, lo que se hace es demagogia”. ¿Considera la diputada que es demagogia que un maestro reciba un salario digno, mientras que no es demagogia si es ella la que lo recibe?
Son los misterios que nacen de las acciones de las sabias que practican una magia apócrifa, similar a la que ejercen las hechiceras que fallan en sus encatamientos y las encantadoras de serpientes, a las que a veces se les desmadra la bicha y las muerde, desatando imprevisibles consecuencias. Sabias fallidas, se podría decir.