Carta del PRO a CFK

Carta del PRO a CFK

La titular de la Comisión de Cultura, Lía Rueda envió la misiva a la Presidenta y denunció la situación vivida el 31 de mayo pasado con los incidentes por el Monumento a Colón.


En el día en el que debate en el Parlamento el destino del monumento de Juana Azurduy, Lía Rueda (PRO), titular de la comisión de Cultura, vivió una difícil situación personal cuando el viernes 31 de mayo, en horas de la mañana, fue retenida en el parque Colón en medio de un operativo frustrado hasta ahora que fuera instruido por la Casa Rosada.

El plan anunciado por la presidenta Cristina Kirchner significa sacar el Monumento a Colón de la plaza ubicada cerca de la Casa de Gobierno y trasladarlo a Mar del Plata. El argumento es para poner en su lugar a una combatiente boliviana.

Por tal motivo, Rueda llamó a la “reflexión” a la jefa de Estado por medio de un texto publicado en la sección lectores del diario La Nación.

A continuación la carta de la Lía Rueda, diputada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires:

Debo confesar que en mis años de acción directa en pos de fortalecer la democracia desde las organizaciones de la sociedad civil y hoy en el sector público, jamás pensé que estaríamos debatiendo estas cuestiones, desprovistas de toda razonabilidad y de tan escaso impacto en el mejoramiento de la vida cotidiana de los porteños.

Mientras el mundo se debate en dilemas como soberanía nacional o integración regional, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dedica su agenda en trasladar un monumento que desde la ventana de su despacho parece no complacerla.

El problema es que, para llevar adelante ese capricho, instruye a sus funcionarios a que lo hagan llevándose por delante las instituciones porteñas y a sus vecinos, imponiéndonos una decisión que le corresponde a la Legislatura porteña, no existiendo a la fecha proyecto alguno que pudiera permitir debatir lo que la Presidenta pretende hacer de manera ilegítima y autoritaria.

Es más, imaginemos lo absurdo que sería si cada gobernante nacional pretendiera modificar la ubicación de los monumentos con el fin de adaptar la ciudad a su propia manera de entender la historia; así sería muy difícil construir una identidad patrimonial que trascendiera las miradas subjetivas e interesadas de una sola persona.

Para la Presidenta es sólo un monumento, para nosotros es el desconocimiento de una de nuestras atribuciones como ciudad autónoma y un avasallamiento del patrimonio histórico y cultural de la Ciudad de Buenos Aires.

Pero además de las cuestiones legales e institucionales, existe en esta cuestión una profunda contradicción ideológica. Parece ser que la única preocupación de la Presidenta sobre los pueblos originarios es ver cómo luce la figura de Juana Azurduy detrás de ella mientras da sus discursos en cadena oficial; ya que a los verdaderos homenajeados, que golpean su puerta pidiendo una audiencia, se les da la espalda sin importar que por ello deban atravesar una noche de frío esperando nada más que diálogo.

Señora Presidenta, por favor, reflexione.

 

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