El exministro de Economía, Domingo Cavallo, habló del porvenir argentino de cara al próximo año: “No hay elementos que permitan esperar un mejor clima económico y social en 2021”.
El también economista y artífice del famoso “megacanje”, consideró que “el humor de la población se seguirá deteriorando y muy pronto ese deterioro se transformará en crecientes y peligrosas tensiones sociales, con manifestaciones en las calles no ya vinculadas a los desmanejos institucionales del gobierno sino al sufrimiento de las familias pobres e incluso de las de la clase media, todas ellas golpeadas por la desocupación y la inflación”.
“La acentuación de los controles de precios y la prolongación del congelamiento tarifario, aumentará el riesgo de que, cuando el BCRA ya no pueda sostener el tipo de cambio en el mercado controlado y deba permitir un salto devaluatorio, los efectos inflacionarios de esa devaluación se agraven”, vaticinó Cavallo.
Y opinó: “Ello ocurriría por la necesidad de permitir al mismo tiempo del aumento del tipo de cambio el reajuste de los precios y salarios que quedaron retrasados por los controles, tal como ocurrió en 1975 con el Rodrigazo”.
Al hacer un análisis del actual Gobierno, Cavallo opinó que la política económica del presidente Alberto Fernández “es una sucesión interminable de torpezas”.
Para el ex ministro, “la última y hasta aquí, más grave torpeza, fueron los cambios producidos en el manejo cambiario luego de que se logró cerrar exitosamente la reestructuración ordenada de la deuda. Haber dispuesto que el Banco Central no venderá divisas a las empresas privadas que tienen vencimientos de obligaciones en dólares antes del 31 de marzo del año próximo y la exclusión de las grandes empresas exportadoras al acceso de pre financiamiento de sus exportaciones por parte del sistema bancario local, echó por la borda todo lo que la reestructuración de la deuda pública había significado como mejoramiento del acceso al crédito externo para el sector privado”.
“Al mismo tiempo, el mantenimiento del acceso muy limitado y selectivo del público a la compra de dólares para atesoramiento y turismo, sólo consiguió aumentar el malhumor de la clase media sin que consiga detener significativamente la salida de reservas con esos destinos”, agregó en un extenso análisis que publicó en su Blog personal.
Para Cavallo “sólo la falta de profesionalidad del equipo económico y el temor al funcionamiento de los mercados libres puede explicar que no se haya optado por circunscribir las ventas de divisas desde el mercado controlado a las importaciones y a los pagos financieros del sector privado por obligaciones contraídas con anterioridad a la imposición del cepo, al mismo tiempo que se habilitara el funcionamiento de un mercado cambiario libre, sin intervención del Banco Central, para todo otro tipo de operaciones, incluidos atesoramiento, turismo, nuevas operaciones financieras y la inversión externa directa”.
“Con una organización del mercado cambiario tan deficiente, el intento del Banco Central de absorber con operaciones de mercado abierto o colocación de LELIQs parte de la enorme emisión monetaria que requiere el financiamiento del déficit fiscal, obligará a pagar tasas de interés muy altas y, aun así, no conseguirá acotar significativamente la brecha entre el precio del dólar en el mercado oficial y el contado con liquidación, el dólar bolsa y el dólar blue. Como consecuencia el crédito bancario al sector privado será muy limitado y cada vez más caro”, sostuvo.
En consecuencia, el economista planteó que “en este contexto económico y financiero, la inversión del sector privado en capital fijo será prácticamente nula y ni siquiera se logrará reponer la depreciación de la capacidad productiva, por lo que la economía enfrentará continuas caídas del producto potencial”.
“A medida que las empresas puedan reactivarse, necesitarán invertir en capital de trabajo porque habrán quedado con una situación financiera muy desmejorada como consecuencia de meses de inactividad o de actividad muy limitada. Las empresas que no consigan financiamiento o, peor aún, se hayan tornado insolventes, no reabrirán sus puertas y liquidarán sus negocios”, alertó.