Pasó la elección porteña y hay un flamante jefe de Gobierno electo. Alrededor de este hecho ya comenzaron a escucharse los nombres que se barajan para el gabinete que asumirá el 10 de diciembre, y hay especulaciones acerca del lugar en el que quedó ubicado Mauricio Macri para la elección nacional después del ajustado triunfo en su distrito y su forzado discurso del domingo pasado.
Con los porcentajes aún calientes, que dieron ganador al Pro por apenas 3,2 puntos sobre ECO (51,6 contra 48,4 por ciento), Macri, que pensaba relanzar su campaña nacional a todo “cambio”, debió girar hacia el reconocimiento de algunos aciertos del gobierno de Cristina Kirchner y prometer mejorarlos, para el caso de ser electo presidente. Desde el “cambio” profundo, se acercó a la “evolución” que, paradójicamente, había planteado para la Ciudad el candidato de ECO, Martín Lousteau. Pero, más allá de este relanzamiento empañado, hubo alguien que sí celebró en el partido amarillo: Horacio Rodríguez Larreta, quien vio, por fin, materializarse su ansiado sueño de ser el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El festejo de dos
A principios de año, pocos imaginaban que el jefe de Gabinete porteño pudiera alzarse con el sillón de la calle Uspallata. En esa época, las encuestas (¡ay, las encuestas!) la daban ganadora a Gabriela Michetti por más de 15 puntos. La historia era la de siempre: Rodríguez Larreta, incansable en su rol de “gestor”, siempre quedaba a la sombra del carisma de la senadora nacional en la consideración de la gente. Una agresiva utilización del aparato estatal y un alto bombardeo mediático colaboraron para torcer esta historia, pero el rumbo recién cambió definitivamente con el apoyo que Macri le dio a la candidatura de Horacio.
A partir de ese momento, Michetti pasó a ser la “rebelde” que se opuso al líder del Pro y no solamente una precandidata de la interna. En las PASO se cuestionó el liderazgo de Mauricio y hasta hubo militantes kirchneristas que se metieron a jugar para la exvicejefa de Gobierno. Pero Horacio ganó. Macri ganó. Y ambos festejaron, mientras Michetti fue la gran derrotada.
El festejo del “equipo”
En la primera vuelta, ya con la exvicejefa “indultada” y nombrada compañera de fórmula de Macri para las presidenciales, la abultada diferencia de veinte puntos de Rodríguez Larreta sobre Lousteau fue celebrada por todo el Pro, que, sin embargo, no pudo evitar el balotaje con el exministro de Economía. Fueron dos semanas de presiones de parte del Pro hacia Lousteau para que bajara su candidatura y de un agudo endurecimiento del discurso de este último hacia sus aliados nacionales.
El festejo de uno
Rodríguez Larreta es el nuevo jefe de Gobierno, más allá de cómo haya quedado parado Macri de cara a las presidenciales. Es cierto que el Pro confiaba en mostrar dos triunfos previos a las PASO de agosto: el de Santa Fe y el de la Ciudad Autónoma. El primero no se dio, por lo que se jugaron, entonces, por lograr una abultada victoria en el distrito porteño. Esto tampoco lo lograron, ya que el kirchnerismo, con Mariano Recalde fuera de la segunda vuelta, decidió apoyar masivamente la candidatura de Lousteau, pese a que no hubo un llamamiento público explícito al respecto. Pero el Pro ganó la Ciudad, después de gobernarla ocho años, y Rodríguez Larreta la conducirá por, como mínimo, cuatro años más.
Cuando en 2003 Aníbal Ibarra logró apretadamente su reelección y festejó a lo grande, lo hizo luego de haber perdido la primera vuelta con Macri. El balotaje lo revirtió con lo justo gracias al apoyo que le dio Néstor Kirchner, quien, a poco de asumir la Presidencia, deseaba tener un aliado en el distrito porteño. En aquella oportunidad, los comicios nacionales ya se habían realizado y no había otro premio mayor en juego que la Ciudad de Buenos Aires. Ahora es diferente y eso explica el ambiguo humor que reina en el macrismo.
Pero Rodríguez Larreta tiene muchas más cosas para festejar que las que Ibarra tuvo cuando ganó en 2003: él contará con un bloque de 27 diputados que lo dejarán cerca de la mitad más uno que garantiza el quórum, y de 14 legisladores de ECO que podrían proporcionarle los 40 votos necesarios para leyes especiales. Ibarra, cuando asumió su segundo mandato, tenía solamente tres diputados propios. Con los sufragios que hoy posee Larreta, jamás habría prosperado su juicio político.
Otra cuestión que también le suma al jefe de Gobierno electo es que si el próximo presidente fuera Macri, tendría sintonía total, pero si fuera Scioli, también mantiene con él una buena relación, por lo que sus perspectivas futuras se vislumbran favorables aun antes de su asunción. En los papeles, y si queremos creer el discurso de los “palos en la rueda”, gobernar le debería ser más sencillo que lo que le resultó a Macri.
La pelea por el gabinete
Los nombres que conformarán la primera plana del gobierno de Rodríguez Larreta dependerán, en todos los casos, de la suerte que acompañe a Macri en su aventura nacional, ya que si el líder del Pro fuera electo presidente, muchos de los actuales funcionarios y legisladores emigrarían con él al Gobierno nacional.
Tal es el caso del actual secretario general, Marcos Peña, que podría ser reemplazado por el actual titular del Ente de Turismo, Fernando de Andreis, pieza fundamental en la campaña de Larreta. O del ministro de Educación, Esteban Bullrich, que ocuparía el mismo puesto a nivel nacional. De no ganar Macri, se estima que tanto Peña como Bullrich conservarán sus lugares.
En ese escenario, la jefatura de Gabinete sería para María Eugenia Vidal –si ella no gana la gobernación bonaerense– o para Franco Moccia, hombre de alta confianza del electo jefe porteño. Moccia, a su vez, podría ingresar en otro lugar del gabinete. Si Néstor Grindetti logra desbancar al kirchnerismo en Lanús, emigraría al edificio de la avenida Hipólito Yrigoyen al 3800, pero si no lo consiguiera, el Ministerio de Hacienda seguiría siendo suyo.
Se descuenta que Carolina Stanley, otra funcionaria muy cercana a Larreta, seguirá al frente de Desarrollo Social. Lo mismo ocurrirá con Andrés Ibarra al frente de Modernización y se supone que Edgardo Cenzón podría retener Espacio Público. También se descuenta que habrá lugares importantes para Eduardo Macchiavelli (podría recalar en Desarrollo Económico, reemplazando a Francisco Cabrera), el santillista Bruno Screnci y Guillermo Dietrich, que también puja para llegar a la Jefatura de Gabinete.
En Salud podría continuar Graciela Reybaud, aunque también se menciona a Graciela Ocaña para ocupar su lugar. Y, muy posiblemente, tanto Daniel Chain como Hernán Lombardi (ambos michettistas) emigrarán de los ministerios de Desarrollo Urbano y Cultura. Además, se menciona una posible división –ya anticipada en otras oportunidades– del Ministerio de Justicia y Seguridad. En la primera podría continuar Guillermo Montenegro, de no lograr la intendencia de San Isidro, en tanto que el segundo ministerio sería para Cristian Ritondo, que culmina el 10 de diciembre su mandato al frente de la Legislatura porteña.
A su vez, la pelea también se da en otros entes, como el Consejo de la Magistratura. Allí deberán elegirse consejeros, cuyos mandatos vencen en diciembre. Uno de los dos lugares que, por el estamento legislativo, el Pro debe renovar sería para Mauricio Devoto. En el otro, el angelicismo lucha por colocar a Enzo Pagani. El presidente de Boca, además, impulsa al actual subsecretario de Justicia, Javier Buján, pero por el estamento de los abogados. Además, posiblemente el Pro intentará lograr la presidencia del Consejo, hoy a manos del peronista Juan Manuel Olmos, cuyo mandato también vence en diciembre.
Otro de los que tienen los días contados en el gabinete porteño es el actual ministro de Gobierno, Emilio Monzó, que será el tercer candidato en la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires que encabeza Fernando Niembro.
Finalmente, ¿quién ocupará el lugar de Ritondo en la vicepresidencia primera de la Legislatura? Todos los dedos señalan a la actual jefa del bloque macrista, Carmen Polledo. Su lugar al frente de la bancada amarilla lo ocupará el legislador Francisco Quintana, quien fue reelecto el 5 de julio último al frente de la lista del Pro para el parlamento porteño.