En los últimos años casi no ha existido una institución con cierta influencia en la vida política que haya sido más atacada, calumniada y cuestionada que la Confederación del Trabajo (CGT). Este sencillo hecho define, contra lo que suponen muchos legos en la materia, más que a los defectos de los sindicalistas, a la importancia de su accionar y a su influencia sobre la vida política, la economía y sobre los efectos sociales de las medidas económicas.
En los últimos tiempos, hasta el propio proceso de rearmado político del Partido Justicialista, el más importante de la oposición, se ha visto condicionado -sus propios dirigentes han llamado la atención sobre este punto ante Noticias Urbanas- por el proceso de unidad que vienen sosteniendo las tres centrales sindicales, que debería culminar el 22 de agosto, de no mediar conflictos surgidos a último momento.
La CGT Azopardo -que responde a Hugo Moyano; la CGT Alsina -cuyo titular es hoy Antonio Caló y la CGT Azul y Blanca -que responde a la conducción de Luis Barrionuevo barajan por estos días sus opciones, que obligarían si nadie cede en su ambición, a entronizar a una conducción tripartita, en la que habría un dirigente de cada una de las centrales. Esta opción sería hasta hoy la salida más viable, de acuerdo a lo que surge de las declaraciones de los dirigentes principales.
Más allá de las operaciones, roscas y acuerdos entre los diferentes sectores, aparece -siempre ocurrió- un jugador externo, pero importante en este match: el Gobierno.
Con la esperanza que el líder que surja de los acuerdos sea un “moderado”, Macri les ofreció a los sindicalistas un acuerdo sobre tres opciones, que incluyen el pago de una deuda histórica que sostiene el Gobierno con el Fondo Solidario de Redistribución (FSR) de las obras sociales, que ya asciende a 30 mil millones de pesos; sumado a algunos cambios en el impuesto a las Ganancias y a una ampliación de los beneficios familiares.
Más allá de las jugadas de la política, en las febriles reuniones de los sindicalistas empiezan a asomar algunos candidatos, entre los que hay que contar a los autopostulados, a los que reúnen consensos parciales y a los que tienen posibilidades reales de “ser”.
No existen hasta ahora acuerdos demasiado extendidos, pero se podría decir que ya picaron en punta algunos briosos candidatos, entre los que se cuentan Juan Carlos Scmidt, Gerónimo “Momo” Venegas, Héctor Daer, Carlos Acuña y Antonio Caló.
Schmidt, secretario de la poderosa e influyente Confederación de Trabajadores del Transporte, que agrupa a más de 20 sindicatos, es el candidato de Hugo Moyano, cuyo mandato se termina este jueves 14 de julio, salvo imprevistos. Es necesario recordar en este punto que la CGT Azopardo incluye a 85 gremios, una cifra nada despreciable en la pulseada final. Históricamente, Schmidt fue el secretario de Capacitación de la CGT, antes incluso de su división, producida en 2012. Consiguió además la adhesión a su candidatura de la Juventud Sindical, que lidera el hijo de Moyano, Facundo.
Gerónimo Venegas es casi un candidato del Gobierno. El secretario general de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) fue además el secretario de Interior de la CGT, desde la cual comandó la normalización de todas las seccionales del interior, entre las cuales tiene muchos adherentes. Es un hombre cercano a Mauricio Macri, con quien compartió el palco en los festejos del Bicentenario de la Independencia. Pertenece a la CGT Azopardo, es un hombre cercano a Moyano y se convirtió en el referente de la disconformidad de algunos gremios cercanos al actual presidente de Independiente, que se oponen a la postulación de Schmidt, al que consideran demasiado alejado de la ortodoxia.
Otro nombre que surgió en los últimos días es el del sindicalista de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad de la Argentina (FATSA), Héctor Daer. Éste representa al grupo de los “Gordos”, secretarios generales de los gremios con los planteles de afiliados más numerosos del país, del que también forman parte Armando Cavalieri (Comercio) y su hermano Rodolfo Daer (Alimentación).
De todos modos, la salida que concita más adhesiones es la de la entronización de un triunvirato de sindicalistas, uno por cada sector, aunque es posible que en esta representación existan algunas desproporciones en favor de la CGT Azopardo y la CGT Azul y Blanca.
Barrionuevo, por su parte, empuja la candidatura de Carlos Acuña, del Sindicato de Estaciones de Servicio, GNC, Garages, Playas de Estacionamiento y Lavaderos de Autos de Capital Federal y Provincia de Buenos Aires (SOESGyPE).
Hasta ahora, ésta es una historia con final abierto, en la que habrá más acuerdos que competencia, en la que en los últimos días se percibe un extraño silencio entre los dirigentes de la CGT mayoritaria, que es la CGT Alsina. Son 36 cargos los que hay que cubrir, por lo que existe la capacidad para negociaciones, inclusive en los últimos momentos antes de que se arribe hasta el Congreso de la Unidad, que se realizará el 22 de agosto próximo en el Salón Eva Perón, de la CGT.