“Si la libertad significa algo, es el derecho de decir a los demás lo que no quieren oír”, expresó con absoluta incorrección política el escritor inglés George Orwell. Esta frase define con exactitud la tarea que realizan los verdaderos periodistas y también todos aquellos que luchan por que la verdad se imponga pese a los problemas que les ocasionan a quienes la dicen. Y esos problemas tienen que ver con el enojo de los poderosos de turno. En los últimos días, un cruce de acusaciones de todo tipo se generó en la Ciudad, luego de la intención del gobierno de Mauricio Macri de aumentar el valor del boleto de subte.
Todo comenzó el viernes 1 de agosto, cuando la empresa Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (Sbase), a través del Boletín Oficial (ver Las razones de Sbase), publicó la nueva tarifa técnica del subte, que pasó de costar 7,47 pesos a 10,26 pesos, lo que equivale a un aumento del 37 por ciento. La tarifa técnica es fijada anualmente por Sbase y surge de la suma de los costos referidos a la explotación del subte dividido por la cantidad total de pasajeros. Es lo que costaría el boleto si no estuviera subsidiado. Por eso, cada vez que se conoce un incremento en la tarifa técnica es inminente un aumento en el costo del pasaje. Luego de conocida la noticia, desde el Pro se aseguró que el nuevo valor de la tarifa técnica se trasladaría al boleto que pagan los usuarios.
La noticia produjo la inmediata oposición de los metrodelegados (ver “No hay razones para que suba la tarifa ténica”), de los legisladores de la oposición, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y del auditor general de la Ciudad Eduardo Epszteyn (ver “Los costos de Sbase están inflados”).
Las críticas más duras se centraron en la veracidad de los números tanto de Sbase como de la concesionaria Metrovías. “Las cifras presentadas por Subterráneos de Buenos Aires no tienen ningún fundamento lógico, ya que desde el año pasado la propia Auditoría de la Ciudad señaló a través de un extenso informe que las cifras de la tarifa técnica no eran las que decía el Gobierno porteño sino que estaban infladas, porque los técnicos de la Auditoría llegaron a un número mucho menor al que arribó Sbase. Además, pusieron en duda esta cifra porque estaba basada, en gran parte, en lo que dice Metrovías, que, sin embargo, no muestra sus libros contables para sustentar dicha tarifa técnica, lo que hace que todo termine siendo muy poco transparente”, le señaló a Noticias Urbanas un legislador que integra la Comisión de Seguimiento de la Ampliación de la Red de Subterráneos. Finalmente, y a causa de los cuestionamientos, el Gobierno porteño decidió no llevar el boleto a seis pesos, como estaba previsto para octubre, y así, no tocar la tarifa hasta el año que viene.
El gobierno macrista se aferró al informe realizado por Sbase para sostener su idea del aumento tarifario. Según este, el costo de explotación anual del subte pasó de 1.868 millones de pesos a 2.564 millones, lo que implica una suba del 42 por ciento. Este informe fue objetado por la Auditoría General de la Ciudad, que viene realizando su propio estudio sobre los valores de la explotación del subterráneo, difiriendo sustancialmente en los números finales con los que da a conocer Sbase. “Nuestros números son mucho menores que los que dieron a conocer el Gobierno porteño y Metrovías. Es más, la diferencia no es solo menor sino que difiere por mucho con los números presentados por Sbase”, le explicó a NU un funcionario de la Auditoría. Por su parte, el defensor del Pueblo adjunto, Claudio Presman, se opuso al posible aumento tarifario al señalar: “El Jefe de Gobierno porteño debería recortar gastos innecesarios como los que lleva adelante en su campaña personal con fondos de todos nosotros en las distintas provincias argentinas, y que los encubre como comunicación institucional, o en los millonarios fondos de publicidad oficial sin control, en lugar de volver a darles un tarifazo a todos los ciudadanos”. Otro de los críticos fue el legislador de Nuevo Encuentro que integra el bloque del Frente para la Victoria (FpV), José Cruz Campagnoli, para quien “resulta preocupante que para Sbase la tarifa técnica sea de 10,26 pesos, cuando la Auditoría fijó la tarifa técnica en 4,83”.
En un trabajo dado a conocer al año pasado, la Auditoría ya cuestionaba la anterior tarifa técnica fijada en 7,47 pesos y señalaba que debía ser mucho menor. Por otro lado, el informe sostenía que en el cómputo de costos realizado por Sbase entraron elementos que no debieron considerarse, tales como la depreciación del material rodante. Además, tampoco fue posible discriminar en los balances presentados por Metrovías qué información pertenece al subte y cuál al Ferrocarril Urquiza, también perteneciente al Grupo Roggio. A raíz del informe emitido por la Auditoría el año pasado, Sbase comenzó a diferenciar los costos de operación de Metrovías de los de la propia Sbase. Sin embargo, aún no están desagregados a mayor nivel los costos y gastos. Por lo cual, según la Auditoría, “el cálculo de la tarifa técnica, insumo para justificar el valor del pasaje, genera dudas”. Según el informe de la Auditoría, “esto se intensificó con el alto crecimiento de la tarifa técnica, que pasó de 6,45 pesos en diciembre de 2012 a 10,26 pesos en mayo de 2014 (59 por ciento en menos de un año y medio)”.
Realizando un cruzamiento entre la información suministrada por el informe de Auditoría y los estados contables que Metrovías le dio a la Comisión Nacional de Valores, se llega a la conclusión de que el 84 por ciento de los costos y gastos de la empresa (sin subsidios) corresponde al servicio del subte y el resto a otras concesiones. En otra parte del informe de la Auditoría se ponen en tela de juicio todas las cifras dadas a conocer por Sbase y Metrovías. Dando a entender que los números no se corresponden con los hechos. “Los estados contables de la empresa arrojan que los costos anuales totales sin subsidios al 31 de diciembre de 2013 fueron de 1.704,7 millones, de los cuales el 84 por ciento, o sea 1.432 millones, son del subte. Sin embargo, Sbase informó que los costos anuales de Metrovías al 3 de mayo de 2014 fueron de 2.000 millones (llamativamente, un número redondo). Es decir, los costos anuales pasaron –entre enero de 2014 y mayo de 2014) de 1,4 a 2 mil millones, o sea 40 por ciento más. Este aumento de precios es ridículo desde cualquier índice de precios que se tome, incluso el de la Ciudad (20,3 por ciento anual hasta mayo)”, se señala en el escrito.
Desde el traspaso del subterráneo de Nación a la órbita de la Ciudad, en enero de 2012, se registró un aumento del 309 por ciento en el costo del pasaje. En aquel entonces la tarifa pasó de 1,10 peso a 2,50 pesos; luego, en marzo de 2013, subió a 3,50 pesos y en marzo de 2014 alcanzó los 4,50 pesos, abonando con la tarjeta SUBE. Para los que no disponen de dicha tarjeta, el viaje cuesta 5 pesos. Por ahora, va a seguir siendo así. Hasta el próximo combate numérico, donde los bolsillos de los porteños volverán a ser rehenes del resultado.