Un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA advirtió que en el país hay 8 millones de personas que viven en situación de pobreza.
Con respecto a la seguridad alimentaria, se advirtió que 6 millones de argentinos padecen hambre. En otros términos, uno de cada diez hogares no tiene los recursos para alimentar a su familia.
De todos modos, se aclaró que esto no quiere decir que las personas que padecen hambre pudieron cubrir esa necesidad mediante la asistencia que dan los comedores o la propia Iglesia.
En este relevamiento, que será difundido en los próximos días, el ODSA buscó medir el nivel de la pobreza estructural más allá de los ingresos a partir de siete indicadores: seguridad alimentaria, cobertura de salud, servicios básicos como conexión a la red de agua corriente, vivienda digna, recursos educativos, afiliación al sistema de seguridad social, y acceso a las comunicaciones y a la información.
En base a esos ítems, la UCA señala que, pese a la mejora en los ingresos, las condiciones estructurales de la pobreza aumentaron. Tal es así que cerca del 18 por ciento de la población no tiene acceso a por lo menos tres de estos derechos básicos.
Por otra parte, indica que la pobreza subió en 2016 respecto al año anterior, y llegó a niveles similares a los de 2014.
El informe “Hacia una erradicación de la pobreza, dimensiones de la pobreza y la importancia de su medición multifactorial. Argentina urbana 2010-2016” plantea, además, otras dos maneras de medir la “pobreza multidimensional”.
Una de ellas surge del Instituto de Oxford, que alerta que cerca del 50 por ciento de la población sufre al menos una carencia social y aporta una cifra similar a la UCA respecto a la pobreza extrema.
El otro método se corresponde con la medición del Consejo Nacional de Evaluación de Políticas de Desarrollo Social de México y estima que el nivel de pobreza multidimensional afecta a 12 millones de personas, que se traduce en el 29,8 por ciento de la población.