Las ventas de los comercios minoristas por el Día del Padre en 2016 cayeron 7,5% frente a la misma fecha del año pasado. Esto ocurrió en medio de la retracción general del mercado de consumo y por compradores que, a causa de un menor poder adquisitivo y por la altura del mes en que cae la fecha, fueron muy prudentes con sus gastos.
Los comercios lanzaron desde el principio de la semana una serie de descuentos que llegaron hasta el 50 por ciento, promociones 2 x 1 y hasta 18 cuotas sin interés para captar ventas en la una de las principales fechas especiales del año. Y, si bien eso fue un elemento determinante para sostener el consumo, no alcanzó.
Este año, el grueso de las ventas se repartió parejamente entre viernes y sábado. El viernes fue feriado y la mayoría de los comercios del país abrieron sus puertas para no perder ventas en manos de los shoppings y las grandes cadenas de supermercados que sí abrían ese día. La estrategia funcionó, porque efectivamente muchas familias salieron de compras el viernes, aprovechando el descanso y el día.
La gente buscó precios y eligió los productos y comercios con ofertas. A diferencia del año pasado, donde el público adquiere otras cosas, especialmente indumentaria femenina y de chicos, hubo menos compras adicionales -más allá del regalo del padre- que en otros años. El público fue a comprar su obsequio y trató de no mirar mucho más. Por eso el viernes 17, muchos negocios que venden artículos que no son de la fecha o no eran indumentaria, en general abrieron medio día.
El buen clima fue un excelente complemento para los comercios a cielo abierto, porque mucha gente eligió caminar por las calles aprovechando el sol y las temperaturas agradables.
El ticket promedio este año se ubicó en $480, un 23% por encima del año pasado, cuando la inflación anual supera al 40%. Esto marca la fuerte caída en las ventas, ya que el consumidor no solo compró menos unidades de productos, sino también más económicos.