El Frente para la Victoria arañó en la segunda vuelta presidencial del domingo pasado una victoria pírrica en la provincia de Buenos Aires, su tradicional bastión, y superó a Cambiemos por tan sólo un 2%, lo que significó un resultado histórico para una fuerza no peronista en el principal distrito del país.
Desde la cúpula de campaña de Cambiemos, la misma noche del balotaje presidencial dejaron trascender que el kirchnerismo había obtenido un porcentaje mejor al esperado (y al pronosticado por todas las encuestas, hasta las del FpV) porque en el NOA y NEA y en la Tercera Sección electoral habían alcanzado una ventaja notable.
De hecho, y si bien en todo el conurbano medido en forma global el triunfo fue para Daniel Scioli, es en la Tercera en donde la ventaja se vuelve exponencial: 17,6%, es decir, casi 600.000 votos. En la Primera Sección, en cambio, la diferencia fue más modesta: 2,5% (80.000 sufragios).
Así, la Tercera, ese conglomerado que va desde La Matanza hasta la costa de Avellaneda, Quilmes y Berazategui, aparece en su forma de votar como una provincia desagregada de Buenos Aires, eligiendo en forma muy dispar con el resto de las 7 secciones electorales bonaerenses. De hecho, el diferencial obtenido allí neutralizó toda la ventaja ganada por Mauricio Macri en la Capital Federal (580.000).
En los municipios de la zona sur en que Scioli desbordó las urnas con mayor fuerza fueron Florencio Varela (69%), Presidente Perón (66%) y La Matanza (64%), aunque también en la Primera tuvo rotundos resultados en los populosos Merlo y Moreno (ambos 64%).
Sin embargo, Cambiemos tuvo algunos batacazos (aunque cualquier dirigente que conozca la política territorial bonaerense bien podría decir que el hecho de que Macri haya logrado casi 42% en la Tercera ya es un batacazo). En la Primera siempre se descuentan los triunfos en San Isidro y Vicente López (arañó en ambos el 70%), pero las sorpresas de la elección general del 25 de octubre pasado pudieron mantenerse y consolidarse, a saber: Tres de Febrero (52%), Morón (54%) y San Fernando (53%). En los dos primeros casos, el Pro ganó las intendencias hace cuatro semanas y en esta oportunidad pudo reforzar los buenos resultados.
Las tres sorpresas podría decirse que la dieron San Martín (superó por 1 punto a Scioli en el municipio más poblado de la Primera), Tigre (único municipio de la Provincia en el que Sergio Massa ganó la presidencial y en donde Macri consiguió 51,4%), y en el partido de Ituzaingó, en donde hubo un empate técnico con el oficialismo (0,5% de diferencia). Ya fuera del conurbano pero cerca, en La Plata, Macri no sorprendió con un 58%.
El panorama de Macri cambia completamente en los municipios más allá de la Ruta 6, en donde triunfó holgadamente en todos los distritos, con algunos resultados abismales como en Balcarce (66%), Necochea (65%) y Bahía Blanca (64%). Salvo excepciones como Baradero o curiosamente Laprida (pequeña ciudad del sur y de donde es oriunda Gabriela Michetti), todo el interior bonaerense se volcó para Cambiemos.