Desde el kirchnerismo en general y desde el Instituto Patria en particular todos los días se analizan diversos movimientos para el presente y para el futuro del espacio. En el caso del bunker de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, allí hay un regimiento de soldados de la causa, repartidos en comisiones temáticas y que van elaborando distintas teorías e ideas para fortalecer la posición de la “Jefa” en cada uno de sus movimientos.
La mecánica es así. Desde su propio tanque de ideas, A Cristina le pasan todas las conclusiones o nuevas iniciativas, ella va definiendo qué cosas acuerda, cuáles hay que corregir y cuales se descartan por inadecuadas para su visión. Por supuesto que la vicepresidenta escucha mucha más gente que la del Instituto, pero nada es tan organizado y productivo para su accionar como el trabajo de “les compañeres” allí.
La cuestión es que mientras la nula relación con el Presidente Alberto Fernández continúa, más por él que por ella aseguran quienes la conocen, la situación no la priva a la Doctora a armar todo tipo de estrategias para que el país no “vuelque” a partir de la fragilidad política de la coalición gobernante y a su vez intenta reconstruir una fuerza política que sea competitiva para el año entrante, convencida que el Frente de Todos cumplió su etapa sin grandes logros para su mirada.
La posibilidad de desempolvar Unidad Ciudadana para fin de año es una de las certezas con que se viene manejando el espacio kirchnerista ya que no cuenta con las garantías mínimas desde el gobierno de poder revertir el proceso de decadencia en el que cayeron todos a partir de las discrepancias y la no síntesis que llevó a cerrar el diálogo entre ambos, o lo que es peor ahora se comunican a través de actos, con discursos teledirigidos de uno hacia el otro.
Sin embargo, tampoco las diferencias son tan profundas como algunos dirigentes de la oposición o los medios de comunicación presentan a diario. Hay cuestiones en las cuales más allá de las formas ridículas que se “conversan” más de una vez el Presidente ha puesto en práctica los “consejos” que reclama la vice con su metáfora de “usar la lapicera”. Coinciden en muchas cosas, son más políticas y de estilos las diferencias.
Justamente, hoy miércoles es un día de paz interna, no tanto por las medidas de gobierno sino por la visita que le realizara Alberto a Milagro Sala quien está internada en Jujuy. Hasta el ministro bonaerense de La Cámpora, Andrés Larroque se sumó a las felicitaciones al Presidente. Una rareza del dirigente K.
Pero en la usina de la calle Rodríguez Peña no se descansa nunca y mientras se espera por el duelo de discursos en el que se turnarán durante el fin de semana por el aniversario del tres veces presidente Juan Domingo Perón, una idea que nació hace unos días va tomando cada vez más forma y podría ser una jugada tan importante como la que Cristina diseñó para Alberto, otorgándole nada menos que la Presidencia en el 2019.
Buscando como amortiguar la diáspora de los votos que se perdieron dos años después y que quizás siguen emigrando ahora, Cristina lanzó un plan de acumulación que, amparada en el vacío de poder interno de la Fuerza que ella misma creó, va surtiendo el efecto previsto y que consiste en esperar que lentamente intendentes, gobernadores y sindicalistas vayan desfilando por su despacho con cualquier excusa, pero de alguna manera cerrando o mitigando grietas y estrechando filas ante la dura elección que se avecina.
La jugada es tremenda desde lo político, con un fuerte mensaje hacia la sociedad toda y sobre todo a los sectores del poder concentrado y a los sectores postergados, los que siguen cayendo en la escala social hace ya bastante tiempo, los trabajadores.
Vamos sin anestesia: Cristina está pensando muy seriamente en su candidatura a Presidente y la de Hugo Moyano a vice para el 2023. Y el operativo ya está en marcha.
Demás está decir que esa movida de altísimo impacto, dividirá a la sociedad en dos. El macrismo se quedará con su electorado cautivo y quizás no pueda sostener a los independientes que ganó en noviembre pasado, puestos ahora en una encrucijada distinta.
Cristina entiende que esa es la señal contundente de qué Partido o Coalición va a estar comprometido en la defensa de los trabajadores, ya que Moyano puede mostrar el modelo de Camioneros, con muy buenos sueldos y protección laboral, que es lo que aspiran –con cualquier discurso- la mayoría de los asalariados argentinos. Y está persuadida que -cualquiera sea el pensamiento de los laburantes-, con ella y Moyano les va ir mejor que con Macri. Esa es la cuenta simple que hace CFK.
Los movimientos sociales ya no podrán recostarse en los planes de Macri de nuevo en ese escenario, si no le darían la razón a “La Jefa” en su directo ataque desde la CTA en Avellaneda. Por supuesto que esta movida romperá la CGT en un esquema estilo “noventista”, con el peligro esta vez que la izquierda avance sobre los gordos buscando desalojarlos de sus lugares. Mientras desde el PJ seguramente verán si pueden –como Plan B en el caso que Cristina se baje- colocar un gobernador provincial a la cabeza de la fórmula y que sea secundado por el camionero, y recrear “la unidad PJ” a la ya arribaron la inmensa mayoría de los intendentes del conurbano bonaerense y también empiezan a mirar con cariño algunos caciques del interior. Si no, como siempre, Daniel Scioli jamás diría que no.
Cristina te da sorpresas, esta vez te la adelantamos desde NU, se llama Hugo Moyano vicepresidente.