El 10 de diciembre de 2015, Mauricio Macri culminará su segundo mandato como jefe de Gobierno porteño y, como suele pasar en estos casos, la danza de los nombres de sus sucesores ya comenzó. Estos –otra fórmula que se repite– recitarán solo a media voz sus ambiciones de convertirse en sus continuadores, hasta que sea el momento de alinearse en la línea de partida.
Hasta ahora –y nada hace suponer que eso cambiará– cuatro dirigentes de Propuesta Republicana (Pro) se anotaron en la carrera por la sucesión, cada uno con diferentes posibilidades de convertirse en triunfadores. De todos modos, el solo hecho de competir les permitirá a algunos de ellos crecer dentro del partido, aunque no sean los elegidos. Esto ocurriría, en especial, con los que ocupen los últimos lugares en la votación. Competir en las ligas mayores les suma a los candidatos, aun a los que pierden, por la publicidad que les genera. Muchas veces, en estas lides, perder hoy es ganar en el futuro.
En un punto coinciden todos ellos: para “ser” deberán competir en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), que clasificarán al ganador. En los demás puntos es cuando afloran las diferencias que los impulsaron a competir.
El precandidato mejor posicionado dentro del Pro, el que cuenta con mayores apoyos internos, es Horacio Rodríguez Larreta, el poderoso jefe de Gabinete que además preside el partido en el ámbito porteño. Aun así, tiene una rival a la que todas las encuestas ubican superándolo ampliamente en la consideración de los habitantes de la Ciudad, que es la actual senadora, exvicejefa de Gobierno y diputada Gabriela Michetti, que, teóricamente, en las PASO llevaría las de ganar.
Los otros dos competidores, el actual vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, y el senador Diego Santilli provienen del universo peronista, que generalmente ha sido el sector menos favorecido dentro del Pro, a pesar de que Macri se vio beneficiado en más de una elección por los votos justicialistas.
Apuntes sobre Michetti
La actual senadora explicita constantemente su alineamiento con Mauricio Macri y su apoyo a la campaña nacional, pero su máximo deseo es suceder al ingeniero en la Jefatura de Gobierno porteña.
Sus asesores aseguran que casi todas las semanas Gabriela sale a recorrer el interior para apuntalar la construcción del Pro en todo el país, últimamente acompañada en especial por Miguel del Sel y por Alfredo de Ángeli.
Si bien el nombre de Michetti hoy suena también para acompañar a Macri como integrante de la fórmula presidencial, esa opción a la senadora no la seduce para nada. Lo mismo, sus asesores aseguran que el ofrecimiento hasta ahora no se produjo.
La ambición porteña de la exvicejefa de Gobierno tiene bases sólidas, ya que plantea que en octubre pasado obtuvo la senaduría habiendo conseguido casi 40 puntos (39,3, para ser exactos), lo que significa que está fuertemente instalada en el electorado porteño.
Su lanzamiento público no se producirá por ahora, ya que su sistema de campaña permanente, con afiches y plataformas virtuales, expone su imagen en campañas de bien público y mantiene “caliente” su línea de comunicación pública.
En la plataforma virtual que comparte con Diego Santilli, que se llama www.legislemos.org, existe el ítem Proyectos de Ley. Allí se destacan dos iniciativas que pertenecen a Michetti: “Ley de reforma de adopción” y “Aumento en las penas por uso de alcohol y drogas al conducir”. Santilli, en cambio, se reserva para sí las áreas de medio ambiente y el espacio público. Hay otros tres ítems, que son Leyes Vigentes, Iniciativas de Ciudadanos y Debates de Coyuntura, para que los que entran en la página de internet vuelquen sus opiniones y proyectos.
Otra actividad en la que Michetti pone el acento es el “cara a cara” con los vecinos, que produce durante sus recorridas por las comunas, que mantendrá su imagen vigente hasta el año que viene.
Para complementar su actividad, la senadora inaugurará el viernes 16 de mayo a las 18.30 la sede de la Fundación Suma, que está ubicada en Rivadavia al 1900, de la cual será su presidenta. Federico Pinedo será su vice, Silvana Giudici será la tesorera y Guillermo Montenegro, Hernán Lombardi y Rogelio Frigerio serán los vocales. Suma centrará su actividad en los temas sociales.
El tema de las PASO no desvela seriamente a Michetti. “Lo que mueven los aparatos en la Ciudad es ínfimo. Confiamos en que el voto del vecino va a vencer fácilmente a cualquier aparato”, aseguran sus asesores, que afirman que el uso de la boleta única reduce los riesgos de fraude electoral.
La cercanía que mantiene Michetti con algunos referentes del Frente Amplio Unen (FAU), como Elisa Carrió, Ernesto Sanz, Alfonso Prat-Gay, Martín Lousteau y Julio Cobos, aviva las especulaciones acerca de una alianza futura, aunque los asesores de Michetti prefieran hablar de “consensos”. Pero a este entendimiento se le suma que en las PASO no se votan fórmulas completas sino a la cabeza de la misma, dejando a criterio del candidato la elección de su compañero. Este complemento deja abierta la puerta a un posible acuerdo entre Pro y FAU y alimenta las versiones que la propia Michetti prefiere dejar para el año que viene. En el michettismo no descartan una fórmula con Martín Lousteau. El obstáculo es que no están seguros de que este acepte ser el número dos de la fórmula.
El michettismo preferiría que su segundo fuera un referente del massismo, pero hasta el momento no está claro quién puede ser, porque aún no se conocen muchos nombres porteños de ese espacio, más allá de las figuras del exjefe de Gabinete de Néstor Kirchner, Alberto Fernández, y del flamante armador en Capital del intendente de Tigre, Diego Kravetz.
Juan Carr es también muy amigo de Gabriela Michetti, pero a sus asesores les frena el ímpetu la actitud del titular de la Red Solidaria, que se mantiene distante de las alineaciones partidarias, ya que la naturaleza de su trabajo es social y transversal.
De todos modos, la relación con FAU tiene sus bemoles. Si estos llegaran a ganar en la Ciudad, o existiera una posibilidad más o menos cercana de que así fuera, borrarían de la escena al Pro y hasta al propio Macri en la elección nacional. El Pro va a impulsar que la elección en la Ciudad sea antes que la presidencial, para que un eventual triunfo en territorio porteño le sume volumen a Macri en pelea por el sillón de Rivadavia. En este caso, el riesgo para el Pro sería perder en territorio porteño, porque entonces la suerte del expresidente de Boca estaría echada. La duda sobre una sociedad con Lousteau reside, precisamente, en este punto. Si aceptara, desaparecería el riesgo; si se negara y ganara, sería la debacle para el Pro.
La especulación de Michetti de incluir a su posible competidor o a otro extrapartidario le facilitaría ganar en primera vuelta si finalmente resulta candidata. El razonamiento es sencillo: si en octubre del año pasado ella obtuvo casi el 40 por ciento, solo diez puntos la separarían de ganar en primera vuelta, algo que jamás ocurrió hasta ahora. Hay que tener en cuenta que Aníbal Ibarra, cuando fue electo en el año 2000, en realidad obtuvo el 49,3 por ciento, razón por la cual su oponente, Domingo Felipe Cavallo, renunció al balotaje.
Si Michetti concretara su proyecto, el golpe de efecto a favor del Pro sería fuerte y un gran espaldarazo para Macri. Más allá de estas especulaciones, la alianza local va a estar condicionada por la que anude el Pro a nivel nacional.
Gestión y trabajo
El jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, basa sus posibilidades en su cercanía con el Jefe de Gobierno y en la gestión que lleva adelante en la Ciudad. Es casi un símbolo de su trabajo su “tablero de gestión”, mediante el que sigue minuciosamente todas los obras que llevan adelante sus subordinados.
Esta impronta de Rodríguez Larreta se complementa con su concepto “la gestión me divierte”. A nivel interno del Pro, es indudable que el aparato le pertenece, pero el problema se muestra cuando la opción trasciende el ámbito cerrado del Pro.
Si la elección fuera interna, el triunfo del jefe de Gabinete sería casi cantado, porque la mayoría de los dirigentes lo respeta y le responde, al contrario que a Gabriela Michetti, que no goza del mismo favor. Su apuesta hoy pasa por promover una campaña que genere en el electorado una equivalencia entre su figura y la gestión Pro. A diferencia de otras oportunidades, tiene a su favor que el porteño lo conoce. Su desafío pasa por convertir esa cualidad en votos.
El armador ahora arma para sí
El vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, fue el principal armador político de Macri desde varios años a esta parte. Promedia su segundo mandato como diputado porteño y tampoco él podrá renovar su banca.
Estaba a punto de lanzar su candidatura a jefe de Gobierno –su estilo peronista de hacer política abomina de la hesitación– cuando se produjo la toma del terreno de Lugano, lo que lo obligó a esperar hasta agosto para hacerlo, ya que, a diferencia de Michetti, Rodríguez Larreta y Santilli, él es un jefe territorial y este hecho se produjo en su propia zona de influencia y sabe que debe esperar a que el tema esté, cuando menos, encaminado.
Hace pocos días, Ritondo recibió los resultados de una encuesta que encargó, que arrojó algunos resultados curiosos. El muestreo se realizó sobre 5.500 casos. En este, Macri obtuvo un 65 por ciento de la intención de voto a presidente, lo que muestra la fortaleza que obtuvo el sello Pro tras dos mandatos gubernamentales.
La encuesta midió también resultados de otros candidatos para el caso de que Martín Lousteau fuera su rival más importante en la Ciudad. Allí, Gabriela Michetti ganaría por 21 puntos; Rodríguez Larreta, por 11 puntos; Ritondo, por 7,5 puntos y Santilli, por seis puntos.
Como buenos peronistas, los asesores de Ritondo le recomendaron “no sacar los pies del plato”. Como era de esperar, Ritondo ganó en las tres comunas que responden a su liderazgo: la 4, la 8 y la 9.
Sorprendentemente, en la Comuna 13, que engloba a los muy distinguidos barrios de Núñez, Belgrano y Colegiales, el legislador fue superado solamente por Michetti, aunque en el resto de las comunas se ubicó tercero, detrás de Michetti y Larreta.
Finalmente, en algunas preguntas realizadas a los encuestados, los porteños eligieron a Ritondo en lo atinente a los temas de seguridad, cuestión sobre la cual el legislador ha trabajado en más de una oportunidad. Esta semana, mantuvo un encuentro en la Legislatura con Sergio Massa y Diego Kravetz para promover conjuntamente el proyecto de pacificación en las villas (ver nota en página 15).
Curiosamente, muchos de los consultados en la encuesta que encargó Ritondo también lo votaban para elegir a un comensal político para comer un asado.
Colorado y amarillo
No es una definición cromática la que desvela a Diego Santilli. El político pelirrojo que milita en el partido amarillo está por ahora concentrado en acompañar a Mauricio Macri en sus recorridas por el interior y en sus tareas relacionadas con su banca en el Senado, a la que llegó a fines del año pasado.
Santilli está convencido de que su precandidatura se debe dirimir en las PASO, como las de sus tres contrincantes. La plataforma virtual que armó junto con su compañera de bancada, Gabriela Michetti, les servirá a ambos y desde allí planea promover una agenda verde y otra sobre el espacio público, con la ampliación nacional del metrobús como su principal caballito de batalla. Por ahora, su candidatura parece ser solo testimonial, aunque habrá que esperar al desarrollo de los acontecimientos para ver si toma tonalidades más definidas. Algunos sostienen que su deseo real es replicar la fórmula Michetti-Santilli, que ganó las últimas elecciones a senador. Por las dudas, mandó a medirse no solo como candidato del Pro sino como posible postulante por el Frente Renovador. Lo que se dice, un jugador de toda la cancha.
El submarino que busca emerger
Sea quien fuere finalmente el candidato que representará al Pro en diciembre de 2015 tendrá buenas posibilidades –aunque esto no sea definitivo– de volver a ganar la Ciudad, pero no dejarán de mirar de reojo la performance de Lilita Carrió y sus muchachos, aunque estos tienen la gran desventaja de ser una alianza de fuerzas de gran heterogeneidad, al contrario del Pro, que goza de una mayor cohesión, solo por ser una fuerza puramente amarilla.
A nivel nacional, una coalición entre estas dos fuerzas será más factible si el peronismo consigue superar la transición pos-Cristina en paz y promover un candidato potable, que aglutine a todos y compita con posibilidades, como sería Daniel Scioli. Esto obligaría a la oposición a dejar de pensar en forma individual y a consolidar coaliciones lo suficientemente amplias como para luchar con posibilidades.