El caso James y las operaciones de inteligencia

El caso James y las operaciones de inteligencia

El affaire sacó a la luz las maniobras utilizadas tanto desde el Gobierno K como desde la administración Macri, en la pelea que existe entre ambos por la seguridad. El rol de la SIDE, la Policía Federal, el Fino Palacios y Aníbal Fernández.


La historia no tiene nada que envidiarle a un buen relato de policial negro, surgido de la exquisita e impecable pluma del mejor Raymond Chandler. Sin embargo, como en todo policial, hay algo que no cierra. ?Un pequeño detalle a la vista de todos, repetido como un hecho más, casi sin importancia, pero clave para desentramar el argumento oculto detrás del mediático caso del espionaje porteño?, el hombre hace una pausa en su descripción, no para agregarle suspenso a la misma, sino para darle una pitada a su cigarrillo, largar el humo lentamente y continuar: ?En su accionar, Ciro James comete un error muy elemental, digno de un neófito en la materia, que para los mal pensados, es una clara intención de ser descubierto. En resumen, James es el primer especialista en inteligencia que para pinchar un teléfono le manda un escrito a un juez. Eso es como mandarse en cana solo, porque sabe que lo que está haciendo va en contra de la ley, ya que él no podía hacer inteligencia interior, o sea, espiar a dirigentes sociales, gremiales o políticos. Y mucho menos ponerlo por escrito y enviárselo a un magistrado. Con la experiencia que James tenía en el área de Inteligencia, por su pasado en la Policía Federal, no era un novato en estos temas, así que ese error no lo podía cometer, a menos que su intención fuera que saliera a la luz que él estaba espiando gente por orden del ex jefe de la Policía Metropolita, es decir, el Fino Palacios. ¿Comprendés lo que te quiero decir??, la pregunta cargada de cinismo que cierra el relato del experimentado hombre de la inteligencia vernácula, que fue consultado por Noticias Urbanas para desenmarañar el caso del espionaje porteño que enfrentó a la Ciudad con la Nación, contenía en su interior la respuesta al dilema planteado por el enigmático informante. ¿Para quién trabajaba Ciro Gerardo James? ¿Para el Gobierno capitalino de Mauricio Macri o para la administración nacional que preside Cristina Fernández de Kirchner?

PARTES DE UNA GUERRA ANUNCIADA

El jueves 22 por la tarde, en una conferencia de prensa realizada en el Palacio Municipal de Bolívar 1, el propio Jefe de Gobierno confirmó una primicia adelantada por este semanario en el número 203 de la última semana de agosto, cuando se revelaron las verdaderas causas de la renuncia de Palacios a la jefatura de la Policía local. En esa nota se informó sobre las operaciones de la Policía Federal, avaladas por sus jefes políticos, en contra del Fino, por ?una cuestión primordial y de máxima importancia: el manejo de las cajas negras de recaudación ilegal que controlan los federicos?. En ese momento las causas oficiales de la dimisión no tenían nada que ver con la realidad. Sin embargo, con el correr de las semanas, el discurso del Jefe de Gobierno cambió radicalmente, y esto quedó demostrado el jueves pasado cuando Macri arrancó la rueda de prensa acusando: ?El Gobierno nacional y la Policía Federal obstaculizaron el funcionamiento y la puesta en marcha de la Policía Metropolitana?. Y como si fuera poco, el ministro de Justicia porteño, Guillermo Montenegro, agregó: ?Es evidente que incomoda a muchos que la nueva policía salga a la calle, porque tocará negocios, que en algunos casos son económicos y en otros políticos?. El hombre se ríe, con la ironía de quien cree tener la sartén por el mango, luego de recordar los dichos de Macri y Montenegro. ?Bienvenidos al mundo real?, dispara la fuente, para definir de manera corta y bromista las conclusiones de los funcionarios porteños. Pero enseguida agrega: ?A pesar de que el macrismo se quiere victimizar, acá no hay buenos y malos. Por el contrario, existen intereses opuestos y nada elogiables que pusieron en veredas enfrentadas a la Ciudad y la Nación. Y como la cuestión se desarrolla en el ámbito de la seguridad, las armas que se utilizaron tienen que ver con ese tema. Por eso, las operaciones de inteligencia, los seguimientos de personas y las escuchas ilegales son algo común, que además llevaron a cabo ambos bandos?, se explayó el experto en inteligencia. Ese preámbulo le iba a servir para revelar su verdad.

EL DOBLE AGENTE

?Es cierto que Palacios y James se conocen desde hace años, cuando ambos trabajaban en la Federal. Allí nació una especie de amistad que se mantuvo en el tiempo, ya con el Fino fuera de la fuerza. En 1995, cuando Macri llegó a la presidencia de Boca, Palacios comenzó a manejar la seguridad del club, y para su nueva función, como es lógico, convocó a tipos de su confianza. James, estando en la Federal, realizó algunos trabajos concretos para el ex jefe de la Metropolitana, cuando éste se encontraba en Boca. Pero como es lógico, James no figura en ningún papel, ni boleta, ni factura, ni recibo de sueldo, por obvias razones. Luego, cuando Palacios es nombrado en la Ciudad, lo vuelve a convocar para que realice algunos trabajitos para él. No hay que asustarse ni hacerse los ingenuos, porque así es el juego. Los federicos estaban operando contra el Fino, motorizando denuncias, seguimientos de hombres cercanos a él y obviamente tenían las líneas de sus teléfonos y las de sus hombres claves intervenidos, de manera ilegal, esto también es obvio. Ahí entra en escena James, quien debía realizar, a su vez, escuchas del bando enemigo, por orden de Palacios. Actividades muy comunes en ese mundillo. Según el Fino, los únicos que conocían lo que estaba haciendo James eran el subjefe de la Metropolitana, comisario Osvaldo Chamorro, Montenegro y él. Entonces, cómo se enteró el Gobierno nacional y la Justicia Federal de la actividad del ex policía. La versión oficial es poco creíble sobre el pedido por escrito de James a un juez de Misiones para pinchar teléfonos. En realidad, según los más cercanos a Palacios, hubo una filtración en el trío que conocía la existencia de James y a partir de ahí éste fue presionado por un sector de la SIDE cercano al kirchnerismo, que le aconsejó cambiar de bando y cometer el ?descuido? que posibilitó que todo quedara al descubierto. Para Palacios, quien habló de más fue Montenegro. Para el Fino, el ministro de Justicia le puso palos a su gestión al frente de la Policía porteña, influenciado por cierto poderoso integrante de los servicios de inteligencia del Estado, que juega para los K y opera contra el macrismo. En concreto, ese hombre sería el director general de Operaciones de la SIDE, el ingeniero Horacio Antonio Stiusso?, narró sin pausa, pero tampoco sin prisa, el espía sin rostro ante Noticias Urbanas, antes de volver a pitar su cigarrillo con una expresión de satisfacción.

AGENDA SECRETA

Hay un dato clave que avala la teoría del informante: el propio juez federal Norberto Oyarbide, que lleva adelante la causa por el espionaje porteño, le manifestó al empresario Carlos Ávila que tenía los teléfonos pinchados de manera ilegal desde 2007 por James desde la SIDE. Esta información pone al descubierto los lazos del ex Federal con la Secretaría de Inteligencia del Estado. Y por lo visto no son nada nuevos, sino que vienen de larga data. Otro de los elementos que no cuaja en la historia oficial de los hechos, es el relacionado al pedido por escrito que hace James a la Justicia Federal de Misiones para intervenir los teléfonos de varias personas, entre ellas, Sergio Burstein, uno de los principales dirigentes de un grupo integrado por familiares de las víctimas del atentado contra la sede de la AMIA y uno de los más férreos opositores al nombramiento de Palacios como jefe de la Metropolitana. Al realizar su pedido, James se presenta ante el magistrado interviniente como integrante de la Policía Federal. A eso hay que agregarle la declaración realizada esta semana por el jefe de la Federal, comisario general Néstor Valleca, quien reconoció haber enviado a James a Misiones para pedirle autorización a un juez para pinchar teléfonos. ?¿Y entonces por qué todos los procedimientos ordenados por la Justicia fueron contra el Gobierno porteño y no contra dependencias de la Federal??, se preguntó con una lógica, que bien le podría caber a un espectador imparcial, el procurador general de la Ciudad, Pablo Tonelli, al analizar los ?llamativos? pasos dados por el juez de la causa, Norberto Oyarbide.

Esa lógica también se vuelve contra la administración porteña que integra Tonelli, al revisar el expediente judicial, en el cual ?hay más de 290 llamados telefónicos entre James y distintos funcionarios del Gobierno macrista?. En su guerra dialéctica contra el jefe comunal por el caso del espionaje, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, aseguró que existen más de 100 llamados entre James, Palacios y Chamorro. El mencionado Tonelli manifestó que ?Palacios conocía a James de su paso por la Federal?. Y aunque es evidente que ambos se conocían desde hace años, las versiones sobre su supuesta amistad se contradicen unas con otras. El propio James declaró ante Oyarbide que para poder ingresar en la nueva policía lo recomendó un subcomisario de la Federal de apellido Pitaluga, que era conocido del Fino, y que de esa manera se reunió por única vez con Palacios, quien luego lo derivó a su segundo, el comisario Chamorro.

Por último, surge la desconfianza que Macri le tiene al accionar de Oyarbide, ya que lo considera un magistrado cercano al kirchnerismo y a la Federal. Desde el macrismo se recuerda que cuando estalló el escándalo, en 1998, que involucró al juez en la supuesta protección de negocios relacionados con la prostitución, salieron a la luz varios datos que vinculaban a Oyarbide con jerarcas de la fuerza. Según los macristas, la relación entre el magistrado y los federicos era más que amigable.

Con la data desparramada sobre el paño, las operaciones de inteligencia pierden efectividad y perecen sin pena ni gloria. El juego de los espejos perdió efectividad.

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