El Gobierno porteño minimizó el escándalo que se desató este jueves cuando se supo que el Club Nueva Chicago, de Mataderos, demolió parte de una escuela pública para ampliar su estadio. "Es interna política", se defendieron en el área que conduce Roxana Perazza, quien no salió a responder por este tema, sino que le delegó la tarea a un funcionario de la segunda línea
Aunque el hecho ocurrió a fines del año pasado, recién ahora tomó estado público. Al expirar un convenio con la Ciudad, el Club Atlético Nueva Chicago derribó con topadoras cinco aulas del Centro de Formación Profesional Nº 4, un colegio de oficios del barrio de Mataderos al que asisten adolescentes, jóvenes y adultos. El club había firmado un convenio con la Ciudad por el cual le cedía los terrenos por diez años. Pero ese convenio caducó.
La polémica estalló este viernes con cruces entre el director del colegio afectado, Oscar Donato, quien aseguró que el presidente de Nueva Chicago, Juan Ángel Guerra, le había prometido que no demolería el edificio hasta encontrar una solución. En tanto, en la Secretaría de Educación sostienen que el director de la escuela sabía que Chicago iba a demoler el edificio porque el convenio de cesión de los terrenos por diez años había cedido.
Quien hoy salió a enfrentar el escándalo desatado fue el director de Educación para Adultos y Adolescentes de la comuna, Eduardo Aragundi. La explicación que dejaron trascender en la secretaría es que el escándalo se filtró "fogoneado por una interna política". Aragundi también informó que hace varios días está firmado un nuevo convenio para trasladar la escuela afectada al polideportivo de Chicago, donde también se construirá un jardín de Infantes.
Las autoridades de la escuela aseguran, en cambio, que el convenio se firmó a raíz de que transcendió el tema. Por otra parte, la Legislatura porteña también se ocupará del tema. El diputado macrista Marcos Peña elevó un pedido de informes.
"Cómo puede ser, si (Roxana) Perazza estuvo en la escuela firmando el nuevo convenio y nadie le dijo nada. Y ahora aparece como que demolieron media escuela mientras los chicos estudiaban", apuntaron cerca de la funcionaria.
Concretamente, en el Gobierno de la Ciudad creen que detrás de este tema se esconde un embate macrista. Para ello argumentan que el presidente de Chicago, Guerra, está alineado con Aníbal Ibarra, en tanto que el director del colegio (Donato) estaría alineado con el macrismo.
Mientras tanto, los chicos y adultos que concurren a la escuela de formación de oficios siguen asistiendo a clase en condiciones precarias. Un hecho que ni siquiera es negado por los funcionarios porteños.