En estos tiempos de dinero escaso y -por lo tanto- de partidas presupuestarias famélicas, los legisladores comienzan a pensar acerca de cómo pueden aportar a la baja en el gasto público. Es así que proliferaron las propuestas de distinto tipo, algunas de las cuales esperan las manos alzadas de los legisladores porteños para convertirse en realidad.
Los diputados Enríquez, Caeiro, Oliveri, Srur, Santamaría, Finvarb, Conte Grand y Crespo Campos firmaron un proyecto del primero que propone -entre otras cosas- que el salario de los diputados sea el salario tope de toda la administración pública porteña y que todas las entidades descentralizadas sean centralizadas, con el fin de suprimir los gastos superfluos y, de paso, evitar las tareas que se superponen. El proyecto también propone -peligrosamente- suprimir "todo otro organismo que se considere innecesario para el cumplimiento de los fines del Estado". En estos tiempos en que los políticos y los estamentos que éstos conducen miden tan bajo en la consideración pública, no faltará el malvado que proponga suprimir al propio aparato de gobierno. Los diligentes diputados también invitan -sin ingenuidad- a los miembros del Poder Judicial a sumarse al ajuste, aunque saben que en los últimos tiempos la sordera salarial de los magistrados ha sido proverbial.
Luego de este proyecto vienen algunos más, no tan abarcativos ni tan ambiciosos. El diputado Julio Crespo Campos, firmante también del proyecto anterior, se destacó luego en su afán, presentando tres iniciativas más. En la primera de ellas, propone reformar la Constitución Nacional para reducir la cantidad de senadores nacionales. La segunda iniciativa es para reducir en un 50 por ciento los fondos del gobierno porteño para las cuentas de viáticos, movilidad, publicidad y propaganda. Además propone que se reduzcan en un 30 por ciento los sueldos del personal temporario y de las autoridades superiores. En el mismo porcentaje propone luego el legislador de la UCeDé que se reduzcan los honorarios que se abonan en concepto de "servicios profesionales, técnicos y operativos". Finalmente, propone la anulación de las pasantías universitarias.
Crespo Campos presentó un tercer proyecto para proponer la reducción del gasto en la Legislatura porteña. Primero va sobre el fondo para viáticos y pasajes, que propone congelar hasta fin de año. También intenta reducir en un 50 por ciento los gastos en las cuentas de publicidad, propaganda, pasajes, viáticos y movilidad. Por su parte, propone que disminuyan en un 30 por ciento los sueldos de la planta transitoria, las dietas de los diputados y los servicios no personales, técnicos y profesionales.
El prolífico diputado liberal propuso también la convocatoria a una audiencia pública para que "la ciudadanía se pronuncie sobre la reducción de gastos y el número de legisladores". Por su parte, el diputado Miguel Doy propuso invitar al secretario de Hacienda, Migue Angel Pesce, para que informe acerca del ajuste que realizó en el presupuesto porteño del 2001.
Lo más extraño surge en los artículos finales de los proyectos. Después de proponer recortes en el gasto público y de efectuar diversas consideraciones acerca de la necesidad acuciante del ahorro en el gasto público, tanto los diputados Crespo Campos como Enríquez, Doy y compañía proponen que los fondos que resulten del ahorro en las partidas se destinen a… financiar el traspaso de la Policía Federal. Contradicciones de este joven país del Tercer Mundo.
