¿El Hospital Naval debe formar parte de un circuito científico-cultural?

¿El Hospital Naval debe formar parte de un circuito científico-cultural?

La legisladora radical Irma Gerch propuso crear un circuito científico-cultural alrededor de las instituciones ubicadas en los alrededores del Parque Centenario. Una de ellas es el Hospital Naval, que durante la última dictadura militar albergó a personas que luego desaparecieron en la ESMA. Mientras que el legislador Patricio Echegaray (PC) quiere excluirlo del proyecto, la diputada peronista Alicia Pierini sostiene que debe ser parte de la iniciativa, pero destacándose los sucesos que allí ocurrieron


Con el objetivo de crear en los alrededores del Parque Centenario un circuito científico-cultural que promueva entre los porteños la ciencia, la cultura y el turismo, la legisladora porteña Irma Gerh (UCR) generó, sin quererlo, una polémica que gira en torno a la siguiente pregunta: ¿El Hospital Naval debe formar parte del mismo?

En relación al despacho que emitió la Comisión de Cultura y Comunicación Social de la Legislatura, recomendando la aprobación del proyecto de declaración de Gerch, el diputado comunista Patricio Echegaray expresó: "Manifestamos nuestro absoluto rechazo al despacho en cuanto (…) incluye dentro del ‘ala científica’ del ‘Circuito Científico-Cultural’ que se pretende crear en el radio del Parque Centenario al Hospital Naval, institución que jamás podría obtener este reconocimiento, por contar con una historia vergonzosa y repudiable por el rol cumplido durante los años de la última dictadura militar".

Justamente la Juventud Comunista realizó allí, hace unos días, un "escrache" debido a que se encuentra internado en terapia intensiva el dictado Emilio Massera.

A su vez, la legisladora porteña Alicia Pierini (PJ) considera que debe formar parte del circuito, pero que deben destacarse los sucesos que allí ocurrieron. En este sentido, presentó documentos de la Conadep con más de diez testimonios de personas detenidas durante el Proceso Militar que señalan los tormentos a los que fueron sometidas en el Hospital Naval. De esta manera, la diputada peronista pretende que no se olviden ni se oculten los lugares donde transcurrieron hechos lamentables de la historia Argentina.

El resto de las instituciones y lugares que forman parte de la iniciativa y sobre los que no hay ningún tipo de objeciones son: El Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, el Hospital Durand, el Hospital María Curie, el Instituto de Investigaciones Bioquímicas Federico Leloir -Fundación Campomar-, el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, la sede de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, el Laboratorio de Ensayo de Materiales de la Secretaría de Desarrollo Económico, el Laboratorio de Bromatología de la Dirección General de Higiene y Seguridad Alimentaria, la Asociación Argentina de Amigos de la Astronomía, el Instituto "Divino Rostro", el Consejo Argentino de Mujeres Israelitas, la Iglesia y el Colegio "Nuestra Señora de los Dolores", el Monumento Homenaje de la Ciudad de Buenos Aires en el Buque General Belgrano, la Escuela Presidente Uriburu -José Evaristo-, la feria permanente de libros, el anfiteatro y la feria de artesanos del Parque Centenario.

GENOCIDIO

Entre los médicos del Hospital Naval figuraba Jorge Luis Magnasco. Se trata de un médico, cuyo cargo era capitán de Fragata, que atendió partos de prisioneras secuestradas en la ESMA y en el Hospital Naval. Participó activamente en esas tareas desde fines de 1976 hasta principios de 1979. Asistió a los partos de las secuestradas Liliana Pereira, Patricia Rosimblit, Susana Pegoraro, Cecilia Viñas, Cristina Grecco, Graciela Tauro, Susana Silver, Alicia Alfonsin, Patricia Marcuzzo y Maria Hilda Perez de Donda. Participó asimismo en la apropiación y sustitución de identidad de las criaturas en cuyo nacimiento intervino. Fue beneficiado con la ley de punto final. El 27 de septiembre de 2001 se presentó ante el juez Cavallo y se le concedió la excarcelación bajo caución juratoria.

Testimonio de Raúl Cubas ante la Conadep, en 1984: "Otra demostración más de que todos los factores del Estado estaban al servicio de la represión clandestina es el hecho de que en los primeros días de noviembre de 1978 fui operado de un edema testicular en el Hospital Naval situado en el barrio de Caballito de la Capital Federal. Fui llevado a dicho nosocomio por cuatro hombres, entre los que estaba el subcomisario Roberto González, ‘Federico’. Me operaron en la sala de emergencia sin dejar constancia de la misma, sólo le dijeron al médico de guardia ‘es un caso por izquierda’, que en Argentina significa ilegal".

Testimonio de Rosario Quiroga, enviado a la Conadep, en 1984 (se refiere a Oscar Degregorio, secuestrado en noviembre en Uruguay, donde fue herido; luego fue entregado a la ESMA, más tarde llevado a Institutos Militares, y devuelto a la ESMA después de haber sido torturado bárbaramente una vez más): "Oscar (… ) llegó a la ESMA casi al borde de la locura (…) A los pocos días le informan que lo operarían nuevamente para volver los intestinos a su cauce normal (…) El lunes 24 de abril de 1978 fue llevado al Hospital Naval con el temor en los ojos a no regresar, pero lo trajeron poco después del mediodía".

Continúa: "Lo pusieron en la enfermería que no reunía las más mínimas condiciones de higiene y mucho menos de asepsia. Es misma noche presentó una crisis profunda por lo que decidieron llevarlo nuevamente al Hospital Naval. En este viaje me hicieron acompañarlo. Se había presentado una infección, estaba muy débil, por lo que ordenaron una transfusión. Al regresar a la ESMA el médico … vino a "lavarse las manos". Dijo haberle rogado a los médicos del Hospital para que lo dejaran internado al menos 24 horas, pero que aquellos no querían saber nada de peligrosos delincuentes subversivos (… ) El martes 25 (… ) Oscar presentaba un cuadro de asfixia propio de los paros cardíacos. Oscar murió minutos después".

Testimonios de Graciela Daleo y Andrés Castillo, de febrero de 1982, ante la ONU: "… estos niños han sido entregados a familias de marinos que no tienen hijos, que se habían anotado en una lista habilitada para tal fin en el Hospital Naval. Personal de este hospital como el ginecólogo Magnasco, atendían los partos. Fue éste quien practicó en el Hospital Naval la cesárea que fue necesario hacerle a ‘Susanita’ (Silver), que tuvo su hija en enero de 1978 (…) Magnasco, médico ginecólogo del Hospital Naval, atendía a las prisioneras embarazadas en el momento del parto".

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