Tras reunir este miércoles -en dos oportunidades- a su equipo de economistas, Sergio Massa anunciará este mediodía cuál va a ser la postura de los legisladores del Frente Renovador frente al proyecto de ley de la Casa Rosada para cambiar de jurisdicción el pago a los bonistas reestructurados y reabrir el canje para los holdouts.
Desde Tigre rechazaron cualquier especulación política detrás del impasse, que defendieron por la necesidad de estudiar a fondo las consecuencias de la iniciativa.
“En un país en el que todo se improvisa, nos tomamos el trabajo de analizar la situación con profesionalismo”, señaló Massa al diario La Nación, para abrir luego una larga serie de incertidumbres detrás del proyecto. “¿Alguien se puso a analizar los prospectos de los canjes de 2005 y 2010? Y si adoptamos la jurisdicción local sin resolver antes el Indec, ¿cuántos juicios vamos a tener en los próximos tres años?”, fueron sólo dos de esas preguntas.
“Es increíble que no se estén evaluando todas las consecuencias. Nosotros no vamos a salir como cachivaches a opinar livianamente”, continuó el diputado. Sin nombrarlos, fue un modo de diferenciarse de las posiciones que ayer adelantaron Daniel Scioli (en favor) y Mauricio Macri (en contra).
Massa convocó a sus economistas a las 9 de la mañana del miércoles en su búnker de Tigre. Hacia allí desfilaron el ex ministro de Economía Miguel Peirano y los ex presidentes del Banco Central Martín Redrado y Aldo Pignanelli, junto a Marco Lavagna (Ecolatina), el ex titular de la UIA José Ignacio de Mendiguren y el especialista en temas sociales Daniel Arroyo. Ricardo Delgado se sumó por la tarde.
Tampoco se salvó Roberto Lavagna, de viaje, que terminó participando en la reunión por teleconferencia, para aportar su experiencia en el canje de 2005.
Massa les pidió a los economistas un informe del posible impacto de la medida en el sector fiscal, monetario, energético y productivo. Con esa información volvieron a reunirse anoche, en su casa, para definir la decisión que anunciará hoy, a las 11.30, en el teatro Picadilly. Rodeado de todos sus economistas, claro está, para volver a mostrar que ya tiene un equipo de “pilotos de tormentas”.