Cuatro diputados porteños viajaron a España invitados por la CEAMSE

Cuatro diputados porteños viajaron a España invitados por la CEAMSE

La CEAMSE invitó a cuatro diputados porteños a viajara España para ver cómo se trata la basura en Barcelona. Esto ocurre en un momento de grave crisis en el tratamiento de los residuos de la Ciudad. Se están estudiando alternativas y una de ellas es la de enfardar la basura y enterrarla. Así tardará más en descomponerse y despedirá menos gases


Los directivos del CEAMSE, que manejan los basurales a cielo abierto a los que se transportan las 5500 toneladas diarias de basura que generan los porteños, invitaron hace veinte días a cuatro diputados porteños a un viaje a España, con una parada de tres días para ver cómo se trata la basura en Barcelona. Los diputados que viajaron fueron Jorge Argüello, que forma parte de la Junta de Interpretación y Reglamento Interno; Marcela Larrosa, que es la presidenta de la Comisión de Obras y Servicios Públicos y forma parte también de la Comisión de Ecología; Rubén Campos, que forma parte de las Comisiones de Salud, Planeamiento Urbano y Obras y Servicios Públicos, y María Laura Leguizamón, que preside la Comisión de Relaciones Interjurisdiccionales.

Los legisladores estuvieron en el Ecoparque, donde hay una planta de separación "limpia", a la que se lleva la basura que se recoge en forma diferenciada, similar a la que el CEAMSE quiere construir en los terrenos de la Planta de Transferencia de Pompeya. Luego se dirigieron a un relleno sanitario en un parque natural, en el que hay una planta de lixiviado, que efectúa la separación osmótica de los líquidos, con una moderna tecnología que está lejana a los costos argentinos -vale 50 millones de dólares-. El lixiviado es el jugo -sumamente tóxico- que produce la basura, que debe ser trasladado por medio de un sistema de cañerías al lugar donde se lo tratará. Posteriormente, los legisladores fueron conducidos a una Planta de Tratamiento de Residuos Patogénicos, que utiliza el sistema de autoclave, diferente del sistema que usan algunas empresas proveedoras del Gobierno porteño, como TriEco, que queman los residuos en su planta de Dock Sud, convirtiéndolos en dioxinas y en otros agentes cancerígenos.

CAMBIAR PARA CONTAMINAR MENOS

La gente del CEAMSE plantea que hay que cambiar la forma de tratar los residuos urbanos, porque, más allá de todas las controversias, los centros de disposición final a los que va a parar la basura están a punto de colapsar. Arrecian incluso las denuncias de los vecinos de Villa Dominico, que han aparecido en los medios de comunicación cuestionando al CEAMSE por la contaminación del área en la que viven y por la emisión de gases -provenientes del basural- a los que adjudican haber enfermado a algunos de sus niños de leucemia y de otras formas de cáncer.

Para denegar toda posibilidad de calma en este turbulento panorama, CEAMSE publicó una solicitada en los diarios del domingo, en la que afirma que en el segundo semestre del año próximo se va de Villa Domínico, adonde seguirá desarrollando sólo tareas de limpieza y tratamiento del terreno.

QUIEREN EMPAQUETAR LA BASURA

La tecnología del empaquetamiento convierte a la materia orgánica en materia inerte, al compactar la basura de manera anaeróbica -es decir, quitándole el oxígeno-. Los defensores de esta tecnología, que se usa desde hace cinco años, aproximadamente, dicen que durante un siglo no habría ningún peligro de contaminación. Cada máquina enfardadora vale en el mercado internacional alrededor de un millón trescientos mil dólares, por lo que la Ciudad de Buenos Aires debería gastar unos 15 millones de dólares. De esta manera también se achicaría la deuda que tiene el Gobierno porteño con el CEAMSE, que es de 60 millones de dólares.

Para que el enfardado sea eficiente se le agrega una cubierta con un film de polietileno de alta densidad. Este método hace que la putrefacción sea más lenta y disminuya la emisión de gases tóxicos. Una vez embalada la basura, el transporte se abarata sensiblemente. Los directivos del CEAMSE están estudiando dos tecnologías: una de ellas, de origen alemán, genera balas de forma cilíndrica, que pueden llegar a pesar algo más de una tonelada. La otra tecnología, de origen italiano, trabaja sobre un fardo cuadrado, que puede llegar a pesar dos toneladas.

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