Elisa Carrió, diputada nacional, que amaga con presentarse como candidata presidencial o candidata a jefa de Gobierno en la ciudad, la semana pasada rompió todas las marcas cuando anunció que no podía abandonar a Buenos Aires (en el supuesto que Buenos Aires necesite protección).
Eso le sirvió para ocupar durante unos días lugar en los diarios, las radios, la televisión, Internet, etcétera, pero la razón de fondo -además de la figuración- habría sido lanzar la idea de un "candidato sorpresa" en Buenos Aires, y pasar revista a su tropa, cada día más raleada.
Lanata fue uno de los interlocutores de Carrió los días previos al anuncio que la instaló de nuevo en los medios, pero no habría sido el único: se dice que también hubo conversaciones con filósofos, escritores y religiosos.
Se lee filósofos pero habría que escribir "filósofos". En la Argentina de hoy, nadie que haya estudiado filosofía puede autodeclararse (y firmar) "filósofo" sin caer en el ridículo. Pero hay un montón de gente que siente atracción por el ridículo y se autodeclara (y firma) "filósofo".
Pero retornando, el hombre que sedujo a Lilita para el cargo resultó Lanata, el periodista. La noticia se había filtrado por la agencia ANCLA y la revista Veintitrés, pero hoy la "oficializó" un matutino. El hombre huyó de Buenos Aires, pero antes dicen que dijo que existe un 90 por ciento de posibilidades que diga "no", y un 10 que diga "sí".
Este medio pudo saber por fuentes reservadas que la indignación en las filas del ARI, por la oferta inconsulta, será difícil de neutralizar.
Y también que entre los asesores de imagen, en el caso de un "sí" del periodista, figuraría Fernando Botero, entre los auspiciantes, Alberto Cormillot, y que el logo del compuesto sería una balanza.
