Medir el verdadero impacto del delito es un problema en toda América Latina: gobiernos que ocultan la información, cifras parciales o índices manipulados a la baja son algunas de las dificultades que encuentran los organismos que buscan estudiar la inseguridad. Por eso, la Corporación Andina de Fomento (CAF) realiza año a año una encuesta de victimización en las principales regiones urbanas del continente.
El sondeo pregunta a los encuestados si en los últimos 12 meses ellos o algún miembro de sus familias fueron víctimas de algún tipo hurto, robo o estafa. Los últimos resultados, que corresponden al año 2012, ubicaron al área metropolitana de Buenos Aires en el penúltimo lugar, tan sólo por detrás de Quito.
El 38,4% de los hogares en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano dijo que algún integrante de la vivienda o de su círculo cercano había sufrido algún tipo de delito en el último año. En la capital de Ecuador, ese porcentaje fue de 40,8 por ciento.
Pero mientras en Quito esa cifra significó un descenso respecto al 54,1% medido en 2011, el área metropolitana tuvo un crecimiento de más de 50% respecto al año anterior, cuando había quedado séptima entre las 17 ciudades relevadas, con una tasa de 23,5 por ciento. En años anteriores, las cifras habían sido ligeramente mayores: 28,4% en 2010, 28,6% en 2009 y 28,8% en 2008.
Los resultados de la encuesta de victimización permite a los organismos detectar la diferencia entre los delitos informados por los gobiernos en sus estadísticas oficiales y los hechos realmente sucedidos y no siempre denunciados. Las últimas cifras oficiales de la Argentina corresponden a 2008. Según el Gobierno, en ese período apenas el 7% de los hogares fue afectado por robos o hurtos, una cifra ni siquiera cercana al 36,9% que la CAF calculó para todo el país en base a un promedio entre sus relevamientos y los de la Organización de Estados Americanos (OEA), Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), el Banco Mundial y la encuestadora Latinobarómetro.