Una pelea por el desalojo de las vacas del Mercado de Hacienda de Liniers (en realidad está en Mataderos) presagia terminar como una corrida de toros, en la que agita el manto rojo el intentende matancero Alberto Ballestrini. El peronista se opone a la mudanza de la hacienda porteña al Mercado Central, que está en su distrito.
Ballestrini ya rechazó varias invitaciones para ir a comer con legisladores porteños para conversar sobre el tema, porque se niega a que las vacas y sus consignatarios se estacionen en la provincia. Dice que le reportaría tan solo $1 millón en tributos y muchísimos más gastos en reciclar el orin y defecación de los animales para no contaminar las napas.
Aníbal Ibarra desea que esa mudanza se haga cuanto antes para tomar posesión de las 34 hectáreas que ocupa ahora el mercado de hacienda en la Capital, pero en el juego hay todavía más intereses y trámites de los que pudieran conciliarse en una comida sobre el ganado.
El predio porteño pertence a la Secretaría de Agricultura de la Nación, que lo concesionó a los consignatarios hasta septiembre de 2002. Por eso la Legislatura porteña sancionó una ley que prohíbe, a partir de esa fecha, el ingreso de ganado en pie a la Capital (aunque todavía no logran que sigan transitando caballos con sus tradicionales carros).
Ballestrini en cambio tiene redactado un proyecto de declaración para que el Concejo Deliberante matancero no permita el paso de las vacas al distrito.
Los legisladores porteños, además, formaron una comisión especial por el tema a la que se sumará una para el seguimiento del traslado de la actividad que se desarrolla en la Capital y otra para trabajar en la transferencia del predio nacional al distrito de Ibarra.
A todo esto, también se quejan los consignatarios, que entre otras razones argumentan que el tiempo es poco para montar una infraestructura que los reciba, pero además al parecer las tierras que les arrendaría el Mercado Central tendrían inconvenientes para la convivencia allí, junto a las construcciones inmobiliarias que permitirá el nuevo Masterplan que acaba de concesionar el Mercado.
"Hoteles, frutas y vacas no es cóctel adecuado" se queja Ballestrini mientras sale al ruedo.