A partir de datos relevados por la compañía Agente Central, se conoció que 3 de cada mil veces que se abre la puerta de un edificio, esta queda abierta. Durante noviembre, en una muestra aleatoria de 40 consorcios en CABA se abrió la puerta 236.615 y se dejó sin cerrar 620 veces.
Los principales delitos efectuados en edificios son entraderas, robos en paliers y en veredas e intrusiones en garajes. Además, hay que agregar el vandalismo, la ocupación de los frentes, actitudes, visitas y recorridos sospechosas y casos de violencia de género.
No obstante, una de las principales medidas de seguridad que se suelen adoptar es la instalación de rejas en ventanas y en balcones, principalmente en pisos bajos. También la instalación de cámaras de seguridad monitoreadas mediante un circuito cerrado. La efectividad de esto queda limitada si se considera la principal vulnerabilidad de los edificios: el acceso de los criminales por la puerta principal.
El 52 % de los argentinos vive con miedo a ser víctima de un delito. De hecho, 4 de cada 10 de declaran haber sido víctimas de un robo, intento de robo o agresión en el último año (UADE).
En CABA, la proporción de personas que viven en departamentos asciende al 80 % en promedio, según el Censo de viviendas, índice de ocupación y demografía, versus el 20 % representado por aquellas que habitan casas.
Cerca del 74% de las viviendas en la Ciudad son departamentos y el número estimado de habitantes por unidad funcional es de 3,5, según un informe realizado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Un edificio promedio de 15 pisos de altura aloja alrededor de 60 viviendas, lo que equivale a 210 individuos. A esto se debe añadir el ingreso y la salida de personal doméstico y prestador de servicios diversos, junto con visitas particulares e invitados a espacios de usos múltiples y piletas, más la eventualidad de que en el inmueble exista alguna clase de consultorio privado.
Según la Encuesta Nacional de Victimización, el 11,4 % de los hogares del país sufrió este tipo de delito. Y eso, traducido en términos porcentuales, representa que un 8 % del total de las viviendas padeció algún tipo de delito.
Al respecto, se puede sumar que la mayoría de los crímenes contra el hogar (61,6 %) ocurrió durante la noche (entre las 20:00 y las 23:59) o durante la madrugada (entre las 00:00 y las 06:59).
Tecnología aplicada al delito
La aplicación de soluciones tecnologías digitales a servicios de vigilancia, seguridad y gestión de consorcio, proporciona a la comunidad una base de datos que permiten conocer los hábitos, las necesidades y los niveles de seguridad de cada edificio.
Estos datos permiten sentar protocolos, identificar problemas concretos y tomar decisiones conjuntas en cada consorcio que cuenta con sistemas de vigilancia y alerta a través de telepresencia.
«Cada sistema consta de un “tótem”, a través del cual un operador vigila entre cuatro y cinco edificios dependiendo del horario, y no solo mira imágenes y ejecuta protocolos, sino que procesa eventos. A su vez, cada uno de estos operadores cuenta con una pantalla con sensores que le cuentan qué está pasando en todo el perímetro edilicio», explica Juan Escofet, founder y gerente general de Agente Central.
El perímetro edilicio incluye cámaras y sensores de puertas abiertas, así como también otros dispositivos de seguridad para alertar al operador que observe la entrada de los autos al estacionamiento y un servicio de emergencias médica.