El diputado nacional y presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, elevó su perfil crítico hacia el Fondo Monetario Internacional, justo cuando participa de la gira en China que encabeza el ministro Sergio Massa y cuando entra en etapa de definiciones la renegociación del pago de la deuda externa que tiene la Argentina con el organismo multilateral de crédito.
Los reproches unieron a Shanghái y Beijing, las dos principales ciudades del gigante asiático, porque se colaron en la cumbre que mantuvo una parte de la comitiva oficial con la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, Dilma Rousseff, y en la participación legislativa en Academia China de Ciencias Sociales (CASS).
La participación del jefe de La Cámpora fue fuertemente destacada por las autoridades empresarias, institucionales y políticas de China, porque lo reconocen como una continuidad del modelo de cooperación entre los intereses del gigante asiático y los argentinos.
Ese vínculo, que lo llevó a elogiar el vínculo comercial y financiero entre ambos países, le permitió contrastar con las tensiones que mantiene el país con el FMI, ante la crisis de las reservas en el Banco Central, la corrida cambiaria y sus efectos en la inflación.
Ese intercambio fue el preludio de la participación de Máximo Kirchner tuvo en la Academia China de Ciencias Sociales (CASS), en donde se encargó de mostrar el vínculo entre el peronismo y China, atando el crecimiento del gigante asiático al modelo de desendeudamiento, a contramano de las deudas públicas tomadas por gobiernos dictatoriales y democráticos, a excepción de los mandatos de sus padres, Néstor y Cristina Kirchner. En pocas palabras, una nueva señal en medio de las tensiones geopolíticas.
Luego de hacer un recorrido histórico, incluyendo la relación entre los expresidentes Juan Domingo Perón y Mao Zedong, se lamentó de “las relaciones de dependencia externa” que se generaron tras el derrocamiento del peronismo en 1955, que llevó al país a ingresar al FMI. “El proceso económico quedó en manos de intereses particulares. Esto generó a la larga un fuerte retroceso en los avances que se habían logrado”, se quejó.
“En contrapartida, China pudo encontrar en el tiempo un modelo de crecimiento con estabilidad, método y planificación, que le permitió adaptarse a los cambios en el mundo favoreciendo siempre los intereses nacionales y de su pueblo. Esa es la razón que explica los niveles de desarrollo que expresan hoy. Néstor y Cristina Fernández de Kirchner profundizaron las relaciones bilaterales a partir de lo económico, pero también desde lo cultural, social y humano con China, siempre a partir de los principios de la cooperación, el respeto, el beneficio mutuo, la autonomía sin condicionamientos”, sostuvo.
Máximo Kirchner reclamó “trasladar el concepto de cooperación sin condicionalidades, que es propio de la política exterior China, a los organismos de financiamiento, como el FMI”, al sostener que “Latinoamérica es una región que, para algunas potencias, es un territorio en disputa por sus recursos naturales. Sin embargo, los pueblos que allí viven no queremos ser oprimidos por ninguna potencia”, aclaró.
“Cada país debe construir su propio camino de desarrollo, que necesariamente debe ser con igualdad de oportunidades, con inclusión. Para eso también necesitamos profundizar los vínculos científicos y culturales, desde el aporte de las Ciencias Sociales, para que nos permitan comprender nuestra realidad para transformarla”, aseguró.
Junto a Máximo Kirchner participaron los diputados nacionales Tania Bertoldi, Diego Sartori y Paula Penacca; Rodrigo Rodríguez, autoridad de la Cámara de Diputados de la Nación; el director de Presidencia, Camilo Vaca Narvaja; y funcionarios de la embajada Argentina en China.