En las últimas semanas se instaló en la opinión pública el debate sobre la incidencia de los extranjeros en los niveles de inseguridad. Esto, a partir de las declaraciones del secretario de Seguridad, Sergio Berni, quien pidió modificar la política migratoria de la Argentina y poder expulsar del país a los ciudadanos de otros lugares que hayan cometido un delito. “Les pido a los legisladores que le den herramientas ágiles a la Justicia para que cuando detengamos delincuentes extranjeros que vienen a la Argentina a delinquir salgan del país y no puedan entrar nunca más”, exigió el secretario.
La propuesta de Berni dividió las aguas en todo el arco político y recibió tanto elogios como críticas. En este último grupo se incluyó la embajadora ante la OEA y ex ministra de Seguridad, Nilda Garré, quien cuestionó en una columna publicada en el diario Página/12 al funcionario kirchnerista y calificó la propuesta de “xenófoba”.
“El solo debate en torno de la posibilidad de regresar a los tiempos de la Ley de Residencia de 1902, que permitía al gobierno expulsar a inmigrantes sin juicio previo, amerita que el campo nacional y popular se tome el desafío muy seriamente. Las consecuencias laterales, no deseadas, de haber destapado la caja de Pandora de la xenofobia, despertando un componente de intolerancia que se encontraba latente en la sociedad, no deben ser subestimadas por las fuerzas políticas y sociales del arco progresista”, escribió la ex ministra.
Garré, asimismo, pidió que la idea de que el extranjero es el responsable de la inseguridad no sea considerada. “El debate está instalado, y por mucho que algunos nos sorprendamos, la identificación del “extranjero” como responsable de la “inseguridad” ha prendido en grandes sectores de la población. Es necesario entonces descomponer esta visión en todos sus factores para ponderar exactamente lo que significa”.
Sin nombrarlo, culpó a Berni y a los medios de difundir esta idea. “Esta plataforma de opinión parece estar ya madura para que algunas frases lanzadas de manera descontracturada, sin medir consecuencias, por alguna figura con gran presencia mediática, sean resignificadas rápidamente por los mecanismos industriales de producción de noticias y terminen anclando en porciones de la opinión pública que quieren creer en causas sencillas y culpables claros”, expresó.