Se acerca el día de las elecciones en Maipú y, ante la inminencia de un resultado favorable para los candidatos oficialistas, Alejandro Bermejo y Matías Stevanato, comenzó el desbande opositor, con un protagonista principal: Miguel Serralta.
Es que el viejo dirigente peronista decidió, tal como se esperaba, apelar a las estrategias más bajas de la vieja política para intentar ganar algunos votos o, al menos, difamar a su adversario, Matías Stevanato.
Serralta hizo un vergonzoso llamado al caos social en la peor campaña sucia de los últimos años. El viernes 24, publicó en sus cuentas de Facebook un”comunicado” al que dio de baja horas después. En él, mentía abiertamente a los vecinos, a quienes solicitaba ir a reclamar bolsones de comida a las delegaciones distritales y oficinas municipales.
Horas después, volvió a jugar sucio: envió un audio a los trabajadores municipales inventando acusaciones contra las actuales autoridades municipales, y prometiendo aumentos superiores al 150%, algo bastante parecido a la “pobreza cero” de Mauricio Macri.
La historia de Serralta es bien conocida en Maipú: deambuló en el PJ en diversos cargos desde 1983, con lo que lleva casi 40 años viviendo del Estado. Ante la posibilidad de que el menor de los Bermejo no continuara en la intendencia, el veterano dirigente se soñó a sí mismo como sucesor, ante la carencia de figuras de renovación en el peronismo local.
O al menos eso era lo que suponía, hasta que Alejandro Bermejo tomó una decisión audaz: convocar a Matías Stevanato, un dirigente joven, que no formaba parte de su círculo íntimo, para sucederlo en la intendencia.
La apuesta dio sus frutos: Stevanato llegó al municipio con un equipo de trabajo joven y transformador, y en pocos meses pasó de ser casi un desconocido a convertirse en el dirigente local con mejor imagen junto a los Bermejo. Stevanato encabeza las encuestas con cerca del 50% de los votos, muy fortalecido por la candidatura a Gobernador de Alejandro Bermejo.
Desesperación y campaña sucia
Ante la estrepitosa caída en las encuestas y con una derrota asegurada, Serralta decidió abiertamente jugar para el radicalismo y la candidatura de Majul, con quién se lo fotografió en pleno acuerdo.
Así, Serralta encaró la campaña sucia incitando al caos, promoviendo saqueos en el área de desarrollo social, convocando a vecinos a usurpar terrenos de forma ilegal y fomentando los hechos de violencia durante la campaña electoral.
En su cuenta de Facebook, Serralta le pidió a los vecinos “dirigirse al área de Desarrollo Social o a las Delegaciones Municipales” a pedir “bolsos con mercadería totalmente gratis”, al igual que en supermercados y almacenes de barrio. El objetivo es aprovechar la terrible crisis económica que atraviesa el país para que la gente vaya a pedir comida y, ante la negativa, que estalle el caos y la violencia.
“Es lo más típico y bajo de la vieja política. Es todo lo que nosotros no queremos ser”, dijo una joven militante del kirchnerismo maipucino, avergonzada por tener que trabajar para Serralta.
Es que, según fuentes K, en el búnker kirchnerista hace tiempo que hay arrepentimiento por haber elegido a este candidato. “A los jóvenes no nos representa, hubo que aceptarlo porque fue una decisión que vino de arriba”, contó la joven que pidió mantenerse en el anonimato.
El problema ahora es complejo: ante la inminente derrota, los jóvenes K observan muy preocupados las acciones de victimización que prepara Serralta para las últimas semanas de campaña.
“Está totalmente loco. Se inventó lo de los bolsones de comida, va a salir a decir que le pegaron, que le apedrearon el auto, cualquier cosa con tal de denunciar campaña sucia. El tipo es un desequilibrado mental, no le importa nada. ”, cuentan los jóvenes K que accedieron a relatar el enorme malestar por el momento que atraviesan. “Lo único que le interesa es hacerle daño al peronismo para que gane el radicalismo, por el acuerdo que tiene con Suárez”, contaron.
“Hasta tiró la idea de hacerse un autoatentado los últimos días antes de las elecciones y salir a denunciar campaña sucia”, dijeron. Es que la relación con el resto del PJ maipucino es muy buena, excepto por Serralta. “Es conocido por hacer campañas sucias. Hace perfiles falsos en las redes para difamar a otro. Inclusive hace perfiles falsos para insultarse a sí mismo y después denunciar campaña sucia. Lo viene haciendo desde principios de año, y ahora, como se ve perdiendo feo, está totalmente fuera de control”, contaron.
Así las cosas, sólo resta esperar que concluya la campaña para saber si los augurios de los militantes kirchneristas se cumplen y Serralta nuevamente se victimiza.
Pero la fecha clave es el 9 de junio, cuando puede concretarse el triunfo de Stevanato y el alivio de los jóvenes kirchneristas de sacarse de encima a un dirigente que, aseguran, “no nos representa en absoluto”.