La crisis del petróleo en la Cuenca del Golfo San Jorge se agrava con la salida de empresas y la pérdida de miles de empleos, marcando un punto de inflexión en la actividad económica de la región. La incertidumbre aumenta entre los trabajadores del sector petrolero y las pequeñas y medianas empresas relacionadas, que dependen en gran medida de la estabilidad de la industria.
En este escenario, la actuación del secretario general del Sindicato de Petroleros Privados de Chubut, Jorge Ávila, ha sido objeto de severas críticas por su decisión de votar a favor del decreto de Javier Milei, en este contexto, para avanzar en un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la Cámara de Diputados, lo que ha provocado descontento entre los afiliados.
La posición de Ávila, que respondió a un requerimiento del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, fue defendida con el argumento de que un ordenamiento macroeconómico podría beneficiar al sector. “Si no hiciera nada por los trabajadores que tengo aquí afuera, todos amontonados, estaría evitando la posibilidad de que lleguen inversiones y podamos proteger la cuenca”, afirmó el diputado de origen sindical, quien obtuvo su puesto a través de Juntos por el Cambio (JxC).
Los recientes despidos y la falta de garantías para los trabajadores han aumentado el descontento en la región. La carencia de respuestas claras crea un ambiente de creciente tensión, con incertidumbre respecto al futuro laboral y la estabilidad de la cuenca. La situación se ha intensificado con la confirmación de 290 despidos en Chubut tras la salida de Halliburton, una de las principales empresas de servicios petroleros. Después de audiencias de conciliación obligatoria, la compañía reafirmó su decisión de abandonar la actividad en la cuenca y cerrar su base en Comodoro Rivadavia, dejando a cientos de trabajadores sin empleo. “La gente va a cobrar todo lo que se le debe”, afirmó Ávila, en referencia a las indemnizaciones pactadas con la empresa.
Este proceso de reconfiguración también se caracteriza por la salida de YPF de Santa Cruz y su avance en la venta de activos en Chubut, poniendo en riesgo miles de empleos. La empresa ya ha concretado la venta de las áreas El Trébol-Escalante y Campamento Central-Cañadón Perdido, y continúa en la devolución de 10 activos en Santa Cruz, con la intención de retirarse por completo para fin de año. Como consecuencia, se han registrado aproximadamente 2500 retiros voluntarios solo en Santa Cruz, mientras que en Chubut, las empresas de servicios que dependían de YPF atraviesan un proceso de reacomodo con efectos inciertos sobre el empleo.
El efecto de estas decisiones va más allá del ámbito sindical. La salida de compañías como Halliburton y YPF conlleva una disminución en la actividad económica de la región, afectando a muchas pymes que dependen de la industria petrolera. Comercios, proveedores de servicios y otros sectores relacionados con la producción de hidrocarburos también se encuentran en riesgo de continuidad. Además, existe una incertidumbre sobre el futuro de la cuenca, que enfrenta costos de extracción considerablemente más altos que Vaca Muerta y una productividad en declive. Mientras en Neuquén se puede extraer petróleo a un costo de entre 4 y 5 dólares por barril, en Chubut este costo varía entre 25 y 30 dólares en las áreas más productivas, alcanzando hasta 50 dólares en las menos rentables. La disparidad en productividad es notable.
En la Cuenca Neuquina se obtienen 11.000 metros cúbicos diarios con apenas 200 pozos, mientras que en la Cuenca San Jorge se requieren no menos de 3.000 pozos para lograr el mismo volumen. La necesidad de extraer más agua junto con el crudo también incrementa los costos operativos, poniendo en jaque la competitividad de la región frente a otras áreas productoras.
El debate sobre la posibilidad de explotar recursos no convencionales en la zona sigue abierto, aunque actualmente no hay certezas sobre su viabilidad. A pesar de algunos intentos de exploración, la escala y las condiciones geológicas no se comparan con las de Vaca Muerta. En este contexto, los trabajadores petroleros observan cómo se reduce su horizonte de estabilidad laboral, en un ambiente donde las decisiones políticas y empresariales parecen alejarse de la defensa de la actividad en la Cuenca San Jorge. La reconfiguración del sector deja a la región en una situación donde la actividad convencional está en declive y el futuro del empleo y la economía local sigue siendo incierto.