El único edificio ubicado sobre la Avenida Nueve de Julio, que se inauguró en septiembre de 1936, se distingue por la icónica imagen de Eva Perón en sus paredes laterales. Su figura fue incorporada en el marco de su rol en la política y la sociedad argentina, especialmente en la lucha por los derechos de las mujeres y los trabajadores. El edificio mismo, concebido en un momento clave para la historia del país, se convirtió en una representación de la historia política y social de Argentina.
El 31 de agosto de 1951, Eva renunció a la candidatura a la vicepresidencia debido a su delicada salud. Unos días antes, se había realizado el “Cabildo Abierto del Justicialismo”, un evento clave en el que se presentó oficialmente la fórmula presidencial Perón-Eva Perón, y se le pidió públicamente a Evita que aceptara ser la candidata a la vicepresidencia. Desde el balcón, dirigió unas palabras a casi 2 millones de personas y pidió algunos días para tomar la decisión. La renuncia ocurrió poco después de este evento, que también marcó un hito en la historia política argentina.
El retrato de Evita es un recordatorio permanente de su compromiso con las clases populares. La presencia de su rostro refuerza su trascendencia histórica en la construcción del movimiento obrero, la lucha por los derechos de las mujeres y la conquista de los derechos civiles y sociales en Argentina.
El edificio funcionó como Ministerio de Obras Públicas en la década del ’50 y luego se transformó en el Ministerio de Desarrollo Social y sede del Ministerio de Salud. Actualmente funciona allí el Ministerio de Capital Humano. Los empleados estatales que aún trabajaban en el lugar están siendo trasladados a otras dependencias del gobierno. Curiosamente, hace dos meses, coincidiendo con los 88 años de su inauguración, llegó el anuncio de despidos que afectaron a más de 20 empleados del ministerio.
Despidos en el Ministerio de Capital Humano
Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, los contratos laborales de los trabajadores estatales deben renovarse cada tres meses. El 26 de septiembre, a las 22, las casillas de correo electrónico de algunos trabajadores del Ministerio de Capital Humano contenían un mensaje que decía: “Su contrato no será renovado a partir del 1° de octubre de 2024”.
“No nos dieron ninguna razón por la cual nos despedían, simplemente decía que no se renovaba el contrato”, explicó Luz Donadío, ex trabajadora del Ministerio de Capital Humano (antes Ministerio de Desarrollo social), encargada de la asistencia a las organizaciones y el asesoramiento del software de la gestión de microcréditos. Denunció que, aunque le abonaron el proporcional del aguinaldo, no recibió la indemnización que le correspondía por despido, después de haber trabajado cuatro años en el Ministerio.
Luz lo veía venir. Aunque creía que eran puras especulaciones, había un temor palpable. No es novedad que desde el poder insisten en achicar el sector público y planean diversas opciones para empezar a hacerlo. Renovar los contratos cada tres meses fue una de ellas y así comenzó a verse una rueda de despidos cada tres meses. “Se rumoreaba que se venía un vaciamiento de los empleados estatales. A nosotros nos tocó antes y no sé qué va a pasar de acá en adelante”, declaró. Ella no trabajaba en el edificio Evita, pero sí muchos otros empleados. Confirmó que a algunos ya los están trasladando al edificio donde ella ejercía su trabajo.
El viernes siguiente a la noche de los despidos, los trabajadores que aún ocupaban sus cargos, se presentaron en protesta en el edificio. Las tapas de los tachos de basura y los bidones de agua chocaban contra sus manos y los cánticos resonaron durante ocho largas horas, como muestra del descontento con la decisión tomada. Más de 20 familias se estaban quedando en la calle. Por otro lado, los funcionarios permanecían dentro de sus oficinas. “Sin una respuesta, lo único que hacían era mirar para abajo, con un destrato total”, recordó la ahora exempleada.
A pesar de la indiferencia de las autoridades, los manifestantes recibieron apoyo de otros programas y compañeros de distintos edificios del Ministerio que no fueron despedidos. “Las organizaciones financiadas por el programa CONAMI (Comisión Nacional de Microcrédito) nos ofrecieron su apoyo. Hicieron videos para difundir esta injusticia, que no tiene ninguna justificación”, contó.
En este panorama de incertidumbre se enmarcan una serie de decisiones que parecen encarar drásticamente un cambio en la estructura del Estado, dejando un saldo de personas sin trabajo, afectadas por una mala comunicación y sin previo aviso ni explicación clara.
La imagen de Eva Perón parece que sería desmantelada, como un símbolo de los atropellos que vienen sufriendo quienes se ven afectados por estas decisiones. La medida de sumir a los trabajadores en un futuro laboral incierto está tomada, y en consecuencia, impacta sobre miles de familias. El futuro de este emblemático edificio se refleja en la relación actual entre la política, la historia y el bienestar de los argentinos.