Mas allá de las chicanas mediáticas que desde el gobierno nacional intentaron distorsionar el verdadero sentido de la construcción del Metrobus en la Avenida 9 de Julio, es importante destacar el conjunto de medidas tendientes a solucionar el problema del caótico transito porteño, como propone el Gobierno de Macri.
Contamos con una experiencia exitosa como es el Metrobus de Juan B. Justo, en el que el tramo de Liniers a Palermo se redujo en media hora. Proyectos como este y medidas como la peatonalización de la zona céntrica y el continuo crecimiento del bicing apuntan a resolver el problema del tránsito.
Para desalentar el uso de vehículos, descongestionar las calles y reducir el tiempo que tantas personas pierden en trasladarse, deben ofrecerse alternativas ecológicas y económicas, como estos sistemas que ya están usándose en varias de las ciudades más pobladas del mundo, con probado éxito.
Algunas cifras que vale la pena repasar: una inversión en Metrobus de 112 millones es un sistema que organiza el flujo de 10 líneas de colectivos que transportarán 200 mil pasajeros por día, ofreciendo 180 servicios por hora. Los ciudadanos que hoy demoran hasta 55 minutos en atravesar el largo de la Avenida 9 de Julio se estima que, con la llegada del Metrobus, no tardarán más de 20.
El Metrobus, a diferencia del subte, facilita la integración de líneas de colectivos que provienen de variados y distantes puntos de la Ciudad, permitiendo que los pasajeros lleguen al Microcentro sin hacer trasbordo alguno. Son medios que se complementan entre sí.
Parece mentira que por estos días haya reacciones similares como hace 70 años cuando se oponían a las obras de modernización de la Ciudad, tal como fueron las protestas en contra de la construcción de la Avenida 9 de Julio y el Obelisco.