Destruyen lo que quedaba de la casa de gobierno de Rosas

Destruyen lo que quedaba de la casa de gobierno de Rosas

En Moreno 550, una empresa encontró una cisterna, que en Patrimonio consideraban muy valiosa. Mientras los arqueólogos estaban trabajando, la empresa la demolió.


El 27 de diciembre último, hace apenas 15 días, se escribió un nuevo capítulo de la controversial historia argentina, en la que algunos de sus autores intentaron, desde el siglo XIX, retratar a la Argentina como si hubiera sido el escenario de un combate entre la civilización que venía desde Europa contra la barbarie de los habitantes de estas pampas.

En ese tránsito azaroso, esos historiadores se empeñaron en justificar la construcción de una Argentina exportadora de productos primarios –“el granero del mundo”–, por lo que se ensañaron con algunos de los más insignes constructores de una Patria que estaba naciendo con otro signo económico, centrada en las producciones regionales y en la comercialización de productos elaborados en los cientos de talleres que abastecían al mercado interno. Uno de ellos –quizás el más importante de los vituperados– fue Juan Manuel de Rosas, que fue injustamente presentado por los mencionados autores como un asesino, un dictador y un ruin gobernante, que robó miles de “pesos fuertes” a los argentinos.

Como un desastroso colofón de esta historia, los vestigios de la casa de Moreno 550, donde estuvo situada la casa de los padres de Encarnación Ezcurra, la esposa de Juan Manuel de Rosas, fue demolida sin autorización. En esa enorme casa se asentó durante cinco años –entre 1830 y 1832 y, más tarde, entre 1835 y 1838– el gobierno que encabezaba el líder del Partido Federal.

El 27 de diciembre último, a pesar de que existía una intimación en contrario emitida por la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico, la empresa constructora Estudio Kohon destruyó lo que aún quedaba de la Casa Ezcurra, que consistía en una cisterna de siete metros de diámetro, que guardaba valiosas piezas históricas en su interior. Antes, la casa había sido demolida en 1910 y subdividida, puesto que tenía un frente que daba a la calle Bolívar que ahora forma parte de otra propiedad. El Estudio Kohon proyecta construir en el lugar un edificio que tendrá dos subsuelos y 14 pisos para oficinas, que albergará además 264 cocheras y locales comerciales.

Cuando todo iba bien. En la web del Estudio Kohon estaba esta foto, antes del desastre.

La directora de la Gerencia Operativa de Patrimonio, Graciela Aguilar, manifestó a Noticias Urbanas que lo que hizo la empresa “fue una infracción grave”, a pesar de que en su sitio web, Estudio Kohon posteó un saludo de fin de año a sus clientes, en el que sus directivos intentaron defender su acto incomprensible. “Como consecuencia del malentendido surgido en la obra de Moreno 550 con los paleontólogos y arqueólogos del Casco Histórico, y desarrollado de manera incorrecta por el Grupo Clarín, queremos expresar un profundo agradecimiento a todos nuestros inversores, proveedores, clientes y amigos por los mensajes de cariño y solidaridad recibidos”, rezaba el cartel de la empresa.

La funcionaria explicó que “el 15 de diciembre llegaron a Moreno 550 los arqueólogos, que le informaron a la empresa que en el sitio podían existir restos arqueológicos o paleontológicos y que se debía informar si los había”. Paralelamente, se le envió una nota a la sede del estudio de ingeniería Kohon, notificando de eso mismo a sus directivos. Para completar el panorama de ese movido día de diciembre, varios vecinos denunciaron la actividad de la empresa y enviaron fotos de la cisterna a la Dirección de Patrimonio.

El 21 y el 22 de diciembre, los arqueólogos de Patrimonio comenzaron a trabajar en la cisterna y en las estructuras que quedaron a la vista cuando se hicieron las excavaciones. “Este suelo –continuó Aguilar– tiene muchas capas históricas, por eso muchas veces se revelan viejas estructuras arquitectónicas cuando se excava. Nosotros, entonces, evaluamos si una estructura amerita ser conservada.”

El 26 de diciembre, los arqueólogos volvieron a Moreno 550 y determinaron en su inspección que la cisterna de la antigua construcción era la más importante que se había hallado en los últimos tiempos. No es una materia menor en este tema que esa casa haya albergado a la sede del gobierno nacional, primero, del gobierno bonaerense, después, y, finalmente, del edificio central de Correos y Telégrafos, que funcionó en el lugar hasta 1901.

“La importancia histórica de la Casa Ezcurra es muy grande –expresó nuevamente la arquitecta Aguilar–. Incluso existe la posibilidad de que posea túneles que estén conectados con la Manzana de las Luces.”

Finalmente, el 26 de diciembre los arqueólogos se fueron y quedaron en seguir trabajando al día siguiente, pero al llegar a la obra encontraron que la empresa había procedido intempestivamente a la demolición de la cúpula de la valiosa cisterna. “Ese mismo día se hizo la denuncia y luego procedimos a la paralización de la obra, en una decisión conjunta que involucró a los ministerios de Cultura y de Desarrollo Urbano y a la Agencia Gubernamental de Control”, agregó Aguilar.

Pero lo peor estaba por venir. Cuando los inspectores arribaron nuevamente a la obra el 28 de diciembre, encontraron que las fajas de clausura habían sido violadas y los obreros estaban trabajando. En ese momento, la obra fue clausurada.

La cisterna. Esto era todo lo que quedaba en la antigua Casa Ezcurra, antes de la demolición.

“Existe un expediente de clausura, que iniciamos nosotros y lo tiene la Dirección General de Infracciones –relató la funcionaria–, al que se agregará un informe que estamos elaborando acerca del alcance de los daños causados. Luego, la controladora tomará la decisión sobre la sanción que le cabe a la empresa.”

“Hoy mismo –la entrevista se realizó el 9 de enero–, los arqueólogos volvieron a trabajar en el lugar, adonde van a determinar las medidas que se van a tomar para preservar los restos arqueológicos, incluso para el caso de que haya áreas que deban conservar, algo que aún no está definido”, relató la arquitecta Aguilar.

La funcionaria consideró: “Para nosotros, más allá de la importancia histórica del lugar, este hecho va a sentar un precedente para determinar las responsabilidades de las empresas y los profesionales en su tarea de apoyo a la conservación del patrimonio”.

Aguilar considera que “una obra nueva no va en detrimento de la conservación y no solo eso, sino que la existencia de objetos históricos puede elevar el valor económico de un proyecto arquitectónico”.

La arquitecta pone como ejemplo de colaboración entre el Gobierno y los privados en la obra de Pasaje Belgrano, situada en Bolívar, entre Belgrano y Moreno, cuyo fondo se comunica con la medianera de la obra ahora clausurada.

Finalmente, al ser interrogada acerca de la penalidad que se le aplicará a la empresa constructora, Aguilar evaluó: “Las sanciones que se están evaluando no dependen de nosotros, sino de la controladora que tiene el expediente”. De todas maneras, la funcionaria aclaró que “no obraron bien, serán penalizados”.

El caso está en estos momentos en manos de la controladora Marta Lanza, titular de la Unidad Administrativa de Control de Faltas N° 6. La Ley N° 25.743, de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, establece en el artículo 38 que las sanciones posibles que se deberán aplicar a los que la inflijan serán, primero, apercibimiento; segundo, multa; tercero, decomiso del material arqueológico y paleontológico; cuarto, suspensión o caducidad de la concesión (que no es este caso); quinto, inhabilitación; sexto, clausura temporaria o definitiva.

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