Frente al avance de las agendas de los feminismos en Argentina, existe mucha confusión sobre el rol de las masculinidades. Ese desconcierto aumenta si, además, se trata de varones abrazados al patriarcado, incapaces de repensarse como varones y leer mujeres que los guíen. Por eso, este grupo de varones apunta erróneamente a trabajar sobre las mujeres y dictarles supuestas soluciones para combatir las violencias que sufren, en lugar de orientar sus acciones sobre las violencias que ejercen los varones o explicarle a un violador por qué está mal la violación en vez de enseñarle a las mujeres a no ser violadas.
Parte del grupo de varones que se resisten a perder sus privilegios es Sergio Más Varela, actualmente diputado provincial de Santa Fe y con ganas de ser concejal. Para “captar el voto femenino” se le ocurrió este último fin de semana repartir gas pimienta a las mujeres para “combatir la inseguridad”.
“Entregamos gas pimienta a las rosarinas para su seguridad”, anunció en sus redes, donde también militó su movida bajo el hashtag #Dalegas.
Además, el spray venía con un instructivo para su uso. Pero lo destacado, en realidad, fue que además el folleto incluía “consejos útiles” entre los que se distinguían recomendaciones según si el ataque fuera bajo la “modalidad motochorros” y para la “modalidad ataque sexual”. Sobre el modo de uso, indicaba “apuntar el spray hacia la cara del atacante, disparar moviéndose hacia algún lado, y huir a algún lugar seguro”.
#DaleGas Novedosa campaña del candidato a concejal de #Rosario @sergiomasvarela entregando spray #GasPimienta para la seguridad de las #rosarinas. Levantemos la voz para que nos escuchen. #HagamosAlgoNuevo
Lista #CambiemosMásRosario pic.twitter.com/BiW3LUiqis— Prensa Más Varela (@PrensaMasVarela) March 23, 2019
Pero el mansplaining es de tal magnitud, que el diputado volvió a justificar lo injustificable luego del repudio en las redes sociales: “Esto no es Disneylandia”, explicó, como si nadie estuviera atento ya a las cifras de femicidios.
Es fundamental desarmar el pacto que protege a los femicidas y violadores, además de todos los varones que cometen otro tipos de violencia sobre las mujeres. Avala comportamientos porque la masculinidad se inscribe sobre el cuerpo de las mujeres: los varones necesitan “conquistarlas” para ser varones. De ahí en más, las violencias de todo tipo se justifican para alcanzar esa masculinidad tan preciada y, no casualmente, imposible de conseguir en su totalidad. Es fundamental que los varones se cuestionen su masculinidad y dejen de explicarle a las mujeres que hacer. Y menos que menos, darles armas.