El 12 de junio se celebra el Día de Rusia. Eso remite a la misma fecha de 1990, aunque en este año, 2023, Rusia cumple 1161 años de su integración que data del año 862.
El pasado jueves 8, la embajada de Rusia en Buenos Aires brindó una recepción con ese motivo, a la que acudieron más de 250 personas provenientes de diferentes círculos empresariales, diplomáticos, mediáticos, religiosos y militares, que departieron amigablemente durante más de tres horas en la sede de la calle Rodríguez Peña. La dirigencia política argentina no estuvo a la altura, obsesionada por las candidaturas locales. Como es habitual, distraídos en lo importante, en el mejor de los casos.
La parte oficial del convite, comenzó con la entonación de los himnos de ambos países, mientras la pantalla gigante mostraba imágenes de la realidad social de lo que representan Argentina y Rusia dentro del conglomerado de países del mundo.
Hasta allí los invitados se agrupaban en el salón central de los tres que la embajada propone para esta recepción, luego del ingreso escaleras arriba para el saludo protocolar del anfitrión y su esposa, entre otras autoridades.
Luego, el embajador de la Federación de Rusia en Argentina, Dmitry Feoktistov pronunció su discurso que tuvo un tono tan cordial como incisivo, resaltando el rol de su país tanto en situaciones del pasado como en el presente y el futuro: “Los conflictos empiezan y terminan, y lo importante es ver más allá en el horizonte, las futuras posibilidades de cooperación que nos esperan”.
En otro tramo, al referirse a la Argentina presagió que la “la rusofobia pasará, sobre todo en un país que contiene amplios estándares en el tema de los Derechos Humanos”. Agregó que “las vacunas rusas salvaron miles de vidas argentinas (las primeras en llegar), y el argentino común -que se inoculó con ellas- lo recordará para siempre con el agradecimiento de su buena memoria”.
Luego endureció un tanto su discurso, al decir que “Rusia tuvo muchos desafíos a lo largo de su historia, y más de una vez tuvo que defender la libertad, la independencia y la seguridad con las armas, lo que nos provocó millones de muertos como en la Gran Guerra Patria (Segunda guerra mundial). Nunca permitiremos que nadie nos arrodille y esto es un recordatorio a los que disfrutan con las sanciones y desean que Rusia sea derrotada. Nunca nos van a vencer ya que la causa es por demás justa y la victoria será nuestra. Somos un país nuclear, el más grande la Tierra, miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y una de las principales potencias industriales y espaciales”.
El embajador afirmó que “no lograrán humillar nunca a nuestra gente, como pretendieron en el Donbás, ni tratarnos como ciudadanos de segunda categoría en ningún lugar del mundo, por pensar, hablar o escribir en ruso. Esa es la clave de lo que sucede ahora en Ucrania y el porqué de nuestra operación especial”.
Para rematar, arremetió contra los medios hegemónicos de nuestro país “que copian y pegan la propaganda occidental al tiempo que agradeció a los periodistas y medios independientes que no tienen miedo, y que hacen de su trabajo un compromiso con la verdad”.
En un momento, ya con el catering haciendo lo suyo, una entrada con palillos de brochetes, canapés, tapas con diferentes carnes y camarones, llegaron los tradicionales pelmeni de esta recepción, una masa de harina y huevo, que rodea a una bola de carne picada de cerdo y cordero. Todo ello regado con buen vino tinto, agua, bebidas espumantes y gaseosas. El vodka llegó al final, con los ya clásicos “hurras” que partieron alegremente de los invitados militares, tanto de los propios como de las delegaciones invitadas.
Mucha interacción entre los presentes, un ambiente que se iluminaba en las charlas y una sensación de relativa tranquilidad y control acerca de los acontecimientos que suceden en este tiempo del otro lado del océano, era la sensación entre los asistentes provenientes de los cinco continentes.
Noticias Urbanas estuvo allí y te lo cuenta en exclusiva, en una jornada que terminó con el clásico y lento apagón de luces entrada la tarde, que marca el final año a año del Día de Rusia en nuestro país.
