El embajador de Rusia en Argentina, Dmitry Feoktistov, se refirió al apoyo occidental a Kiev. En una nota concedida al diario Perfil, el diplomático expresó su posición al respecto. A continuación la nota completa:
El saliente Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, por último “reveló” que el conflicto en Ucrania habría terminado en 15 días sin el apoyo occidental a Kiev. Las palabras del funcionario europeo confirman una vez más lo que Rusia ha dicho repetidamente: los verdaderos impulsores, patrocinadores y beneficiarios de esta sangrienta crisis son los países occidentales liderados por Estados Unidos.
La escala de la asistencia militar y financiera al régimen de Zelensky está fuera de serie. Hoy en día, según el Instituto de Economía Mundial de Kiel, la misma se estima en más de US$ 200 mil millones. La mayor parte del dinero se destina a pagar el suministro de equipos bélicos, municiones y armas ligeras. Desde enero de 2022 hasta agosto de 2024, solo Estados Unidos entregó a los ucranianos 352 vehículos de combate de infantería, 201 obuses, 76 tanques y 39 sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes.
En total durante este lapso de tiempo la Casa Blanca gastó alrededor de US$ 60 mil millones en el suministro de armas a Ucrania, y tiene que gastar decenas de miles de millones más proporcionados para estos fines por el Congreso estadounidense.
Los países europeos no se quedan atrás, ya que han asignado poco menos de US$ 120.000 millones. A la cabeza están Alemania, Gran Bretaña, los Países Bajos y Polonia. Cabe señalar que Dinamarca gastó en Ucrania un monto de recursos equivalente al 2,5% del PIB nacional para 2021.
La financiación también llega a través de las estructuras de la UE, que cínicamente utiliza para ello el Fondo Europeo de Paz. El 23 de octubre, el Grupo de los Siete se ha comprometido a proporcionar a Ucrania un préstamo de US$ 50.000 millones, que se prevé reembolsar utilizando los ingresos de los activos soberanos rusos congelados en el Occidente, lo que es un robo descarado elevado al rango de política estatal.
El flujo de armas y equipo militar hacia Ucrania aumenta constantemente. Actualmente se están suministrando cazas F-16 de fabricación estadounidense. Francia ha anunciado planes para enviar al ejército ucraniano sus aviones Mirage 2000 equipados con nuevas municiones “aire-tierra”.
Se están llevando a cabo negociaciones para dar permiso a la parte ucraniana para atacar con armas occidentales de largo alcance los blancos rodeados profundamente en Rusia, lo que esencialmente significaría la participación directa de la Alianza del Atlántico Norte en el conflicto y está plagado de una fuerte escalada. Para ello ya existen las capacidades técnicas. Londres ha estado suministrando misiles de crucero Storm Shadow a Kiev desde mayo de 2023, Washington anunció planes para transferir bombas guiadas planeadoras JSOW y París, los drones kamikaze avanzados. Para utilizar este tipo de armas, es necesario introducir en su sistema datos de reconocimiento satelital, lo que sólo pueden realizar los instructores de la OTAN.
También está aumentando la letalidad de las armas suministradas a Ucrania. Se sabe que las Fuerzas Armadas de Ucrania utilizan proyectiles con uranio empobrecido. Según la información recibida, el Pentágono recomienda que la Casa Blanca incluya en el próximo paquete de ayuda municiones con fósforo blanco, que tiene una temperatura de combustión de unos 1.000º C y supone un mayor peligro para la población civil.
Al mismo tiempo, en la UE se está ampliando la base del complejo militar-industrial. Lituania está a punto de iniciar la construcción de una planta ucraniana para la producción de hexógeno, un explosivo mucho más potente que el TNT. El consorcio alemán Rheinmetall está construyendo nuevas instalaciones para la reparación y el mantenimiento de vehículos blindados.
La formación del personal se realiza de forma continua.
Según un informe publicado por la Cámara de Contabilidad de Estados Unidos, en total 127.000 militares ucranianos fueron entrenados por países occidentales. A principios de 2025 comenzará a funcionar un nuevo centro de entrenamiento de la OTAN en la ciudad polaca de Bydgoszcz. Pero está claro que esto no es suficiente: Washington exige persistentemente que sus recaderos en Kiev reduzcan la edad de reclutamiento de 25 a 18 años. Los mercenarios extranjeros cuyo número total supera las 18 mil personas (85 países representados) continúan viajando a Ucrania. Son reclutados por las empresas militares privadas estadounidenses y polacas, así como por varias organizaciones de extrema derecha y neonazi en Europa.
Sin embargo, todos estos esfuerzos del Occidente colectivo no pueden detener el avance de las fuerzas armadas rusas en la zona de la operación militar especial. Por lo tanto, los militantes de Kiev recurren a métodos abiertamente terroristas, bombardeando periódicamente las regiones fronterizas rusas.
Como resultado de este tipo de ataques cometidos con armas occidentales en 2022-2024 en las regiones rusas de Bryansk, Kursk y Belgorod, al menos 398 personas fallecieron, entre ellas mujeres, niños y ancianos, 1.157 personas resultaron heridos.
Por supuesto, Rusia no rechaza una solución política y diplomática de la crisis. Su base podrían ser los Acuerdos de Estambul, rubricados el 29 de marzo de 2022 por las delegaciones de Rusia y Ucrania. Prevén el rechazo de Kiev a unirse a la OTAN y contienen garantías de seguridad de Ucrania.
Expresado por el presidente ruso Vladimir Putin el 14 de junio los requisitos previos para poner fin al conflicto incluyendo la retirada completa de las Fuerzas Armadas de Ucrania de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, de las regiones de Zaporozhye y Kherson; reconocimiento de las realidades territoriales estipuladas en la Constitución de Rusia; el estatus neutral, no alineado y libre de armas nucleares de Ucrania, su desmilitarización y desnazificación; garantiza los derechos, libertades e intereses de los ciudadanos rusohablantes, así como el levantamiento de todas las sanciones antirrusas.
La reacción de Kiev fue indicativa: este 6 de agosto con apoyo material y técnico de los países occidentales, los militantes ucranianos invadieron la región de Kursk.
Es obvio que Estados Unidos y sus aliados, en un frenesí militarista-rusófobo, no abandonan los intentos de infligir una “derrota estratégica” a nuestro país. Ésta es una meta desesperada, una tarea de Sísifo. Lo absurdo de resolver un problema así algún día será comprendido y aceptado en Occidente. Por ahora, no tenemos otra opción que continuar la operación militar especial hasta que se logren plenamente sus objetivos.