Julián Domínguez está decidido. En marzo próximo redoblará sus recorridas por territorio bonaerense y también por el interior del país con el objetivo de instalarse como el candidato más cantado para la gobernación de Buenos Aires y también como un posible presidenciable, por lo que nacionalizará su perfil.
Desde su entorno informaron a NU que el hombre de Chacabuco no quiere descartar ninguna opción. Se ve a sí mismo compitiendo en las PASO presidenciales, aunque sabe que ganarse un lugar en esa carrera no será sencillo, y debe contar con el aval de la presidenta Cristina Kirchner, a quien respeta y se mantiene incólume bajo su liderazgo.
“Él permanecerá dentro del kirchnerismo en tanto el kirchnerismo permanezca dentro de la órbita del PJ”, comenta alguien que le conoce los pasos de cerca. Dice que esa misma razón es por la cual no tiene diálogo con Sergio Massa. “Los que estén por fuera del PJ o se hayan ido no son posibles aliados para él”, agrega.
Domínguez se saltó algunos tiempos. La idea de cambiar de lugar la Capital Federal era algo que tenía previsto dar a conocer en marzo, pero por alguna razón decidió apurar los tiempos. La monotonía de enero le fue funcional y logró ser título en todos los medios, oficialistas y opositores.
Cuentan que esa idea se la explicó una vez a la Presidenta y que ella se mostró favorable. Domínguez avizora una capital argentina ubicada en Santiago del Estero, en el centro del territorio y bien lejos del puerto.
Por lo pronto, el titular de la Cámara baja –lugar donde es respetado por sus colegas tanto oficialistas como opositores- viajará este viernes al festival de Jesús María, en Córdoba, mientras que el sábado dirá presente en el Estadio Mundialista de Mar del Plata para ver el superclásico de River-Boca.
Mientras tanto, por unos días más vacacionar con su familia en el balneario de La Lucila.
Si bien más allá de Chacabuco no cuenta con un armado propio, mantiene un vínculo estrecho con los intendentes Gustavo Bevilacqua (Bahía Blanca) y Pablo Zurro (Pehuajó), además de tener buena llegada con algunos del Conurbano y con la Iglesia. También perdura en él una buena relación con el expresidente Eduardo Duhalde.
El exministro está “confiado y optimista”, según dicen quienes lo acompañan en su labor en el Congreso. Sabe que para muchos kirchneristas puede ser el sucesor de Daniel Scioli. Pero él ya trabaja para llegar a eso y mucho más.