La referente feminista y segunda candidata a senadora por el Frente de Todos para la Ciudad sostuvo, Dora Barrancos, en su entrevista con Noticias Urbanas, que el gobierno nacional nunca implementó un “modelo” económico sino un “plan de negocios ambicioso” y que las últimas medidas son “juegos de ensayo frente a la magnitud de la crisis”.
Según esta socióloga e investigadora feminista, la ciudad es uno de los pocos distritos donde el oficialismo triunfó en las PASO porque se trata de un electorado “conservador, muy reticente al peronismo”. Sin embargo, considera que la oposición tiene “grandes posibilidades” de dar vuelta el resultado adverso en octubre, sobre todo a partir del voto de los jóvenes.
¿Cómo evalúa la situación política actual?
El gobierno nacional está en una encrucijada grave, con perplejidades mayores y actuando con desatino: sus medidas no conjuran la gravedad de la crisis económica, que trasunta como una crisis política. Da la impresión de que se trata de emparchamientos, de juegos de ensayo que, frente a la magnitud de la crisis, suenan como paliativos. No soy economista, pero no hay ninguno de los especialistas que no pondere que se va a una situación peor. Esto es lo que preocupa.
Algunas de las medidas tomadas, como el control de cambios, habían sido insinuadas por la oposición.
Son medidas angulares que contribuyen a la previsionalidad de cualquier gobierno y no digo de un gobierno que tenga un programa o planes de acción que la vulgata comunicacional llama populista. Es de una estrechez enorme llamar proyecto populista a todo lo que se opone a esta situación en la que nos han metido.
¿Por qué fracasó el modelo económico del gobierno?
Es muy difícil caracterizar como modelo a lo que sobrevino en diciembre de 2015. Me parece que no tiene la enjundia de un modelo. Es algo muy elemental para cualquier persona: si no hay controles elementales con relación al bien escaso que es el dólar, si hay una habilitación extraordinaria para que no se liquiden divisas; todo eso es signo de algo muy desentonado con lo que son reglas elementales, aún considerando a gobernanzas neoliberales. En todo caso, acá hubo un plan de negocios.
¿Dice que fue deliberado?
Es deliberado. Un plan de negocios ambicioso. Hay circunstancias que se tornaron inevitables, por cómo arrancó esto, con medidas de descontrol absoluto. Nos preguntábamos como iban a obtener recursos: el plan era esta solicitud en escala gigante de créditos. Imagino que por eso el FMI tendrá que dar cuenta de un paso tan poco prudente. A la gobernanza actual le encantaba decir: “Finalmente llegamos al mundo” y había una suerte de encantamiento naif: algo de esto no querían pero el plan era éste.
Desde el oficialismo acusan al Frente de Todos de querer generar un incendio. ¿Qué opina al respecto?
Practicamos una enorme prudencia y esperamos que estas medidas, a pesar de lo limitadas y extemporáneas que son, vengan como un sosiego. Necesitamos llegar bien al 27 de octubre, sin ninguna sobrecarga de emergencia, sin ninguna capacidad de desborde de ningún actor.
En las PASO, a Juntos por el Cambio no le fue bien en el resto del país. ¿Por qué cree que obtuvo tantos votos en la ciudad?
La Ciudad de Buenos Aires es un bastión de algunas posiciones menos urgidas por la distribución. Hay un electorado que uno podría caracterizar como más conservador, más reticente a lo que serían los proyectos nacionales y populares, muy reticente al peronismo. Es su marca de origen. Pero hay mucha gente joven en esta ciudad y ahora está viéndose que su voto va en otro sentido.
¿Cree que Matías Lammens puede llegar a dar vuelta el resultado en octubre?
Absolutamente. Hay grandes posibilidades. Es probable que en la primera vuelta no seamos mayoría, pero me parece que es inexorable una segunda vuelta. Creo que el 27 de octubre va a haber una buena sorpresa.
¿Qué significa que la segunda candidata a senadora por la ciudad sea una militante feminista?
Me he sentido muy gratificada por esta invitación. Acepté con la convicción de que había una cierta oportunidad para los cauces feministas de llegar al Senado, posibilidad que es muy peregrina, pero es lo de menos. Esta ciudad debe ser ganada para las fuerzas progresistas, para una sensibilidad a tono con las necesidades de nuestra población, que también ha sido alcanzada con la gran estocada que son las políticas regresivas del gobierno central.