Dicen que para hacer política, la caja es importante. Y hay una -muy importante- que quedará sin responsable el 14 de julio.
La titular de la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar), Gladys González, será la segunda candidata al Senado en las legislativas del 22 de octubre, por lo que deberá renunciar a su cargo el día que comienza la campaña. Y la Acumar tiene para gastar un presupuesto anual de tres mil millones de pesos fuertes.
El caso es que, ni bien se confirmó que González iba a ser la segunda de de Esteban Bullrich en la boleta de Cambiemos para el Senado, se desató la lucha por su sucesión.
El exintendente porteño en tiempos de Carlos Menem, Carlos Grosso, empujó rápidamente a uno de sus antiguos colaboradores de aquellos tiempos, Jorge Zalabeite (Director de la Higiene Urbana del grossismo) , al que ya había ubicado en Acumar en mayo, cuando comenzaba a sonar el nombre de Gladys González para el Senado. Grosso es uno de los consultores preferidos de Mauricio Macri, que suele escucharlo con mucha atención.
Pero a Grosso le salió un competidor fuerte. El primo del presidente, intendente de Vicente López y presidente del Grupo Bapro y del Pro de la Provincia de Buenos Aires, Jorge Macri también se anotó en la lista de los que aspiraban a suceder a González.
De todos modos, el exintendente porteño es un jugador de peso pesado, capaz de jugar al póquer con los ojos vendados. Como era previsible, tenía Plan B. Y el Plan B era una de las barajas que la propia González -otra protegida suya, hay que decir- guardaba “in péctore”. De esta manera, la elegida fue finalmente Dorina Bonetti, que durante la gestión Pro fue funcionaria en la Ciudad y actualmente figura en el staff de Acumar con el cargo de Directora General de Gestión Política y Social.
Fin de la controversia y un nuevo triunfo del jubilado exintendente, que alguna vez fue designado -tras los fuegos del 19 y 20 de diciembre de 2001- como asesor presidencial por el efímero presidente Adolfo Rodríguez Saá y, cuando fue detectado y comenzaron los cuestionamientos en su contra, no tuvo mejor idea que manifestar que “el presidente no eligió mi prontuario, sino mi inteligecia“, una declaración que le abrió inmediatamente la puerta de salida definitiva.
En estos tiempos, su presencia no fue detectada claramente, pero trascendió en varias ocasiones que es una de las voces que Mauricio Macri escucha, pero pareciera que la gente se olvidó de él y ya no existe aquel rechazo contra su persona. El 2001 quedó muy lejos, indudablemente.