Dos hermanos contra el mundo: ¿quiénes nos gobiernan?

Dos hermanos contra el mundo: ¿quiénes nos gobiernan?

Opinión.


Casi todos los indicadores de actividad industrial y capacidad instalada dan mal, todos los indicadores de la actividad comercial, todos los indicadores del aumento de la pobreza, todos los indicadores de la pérdida de salario y sobre todo del poder adquisitivo, del empleo y la precarización laboral, todos los indicadores de la caída en ventas y del consumo de las cuestiones más básicas para vivir, la falta de dólares del Estado, ya que no pudieron conseguir un solo dólar del mundo privado o algún préstamo de Estados Unidos, Israel y los nuevos enemigos internacionales, a pesar del blanqueo en marcha que legaliza acciones dudosas del pasado. El oro fugado del Banco Central cuando éste sube en el mundo, una jugada pésima y cuestionable.

La gestión Milei beneficia –con suerte- al 10% de la población y perjudica al otro 90%, eso permite afirmar de modo contundente que, tras ocho durísimos meses de ajuste, el gobierno ha fracasado como actor responsable en su plan de corrección de las fuertes desigualdades heredadas a las que lamentablemente contribuyó con un aumento de las mismas y que nadie sabe dónde este tobogán encontrará su piso.

La gente, ante una opción única

A pesar de todo ello, la resiliencia de todos aquellos votantes de Javier Milei, los mantuvo leal al Presidente hasta este mes de agosto por dos cuestiones básicas: después de tantos años de probar con partidos o coaliciones tradicionales, los involucrados en el voto “cambio total” de La Libertad Avanza no se darán por vencidos en tan corto plazo, a pesar de integrar masivamente el club de los afectados por estas políticas. Deciden aguantar el diluvio, aunque no sepan cuando para la lluvia, entre otras cosas porque ya no creen en ninguna promesa de sol, venga de donde venga. Decisión tomada, vaya a saber hasta cuándo, pero que, salvo desastres no previstos o graves errores no forzados en el plano político, deberían darle el triunfo cómodamente en las legislativas de medio término de 2025 con cualquier formato con que se presenten.

La oposición peronista – que no le vota nada y le cuestiona todo- no pierde adherentes respecto del pasado año, pero no suma nada tampoco, se muestra incapaz de mostrarse como alternativa y en el mejor de los casos toma algunas decisiones acertadas porque se las deja en bandeja la interna feroz o la torpeza inusual del oficialismo. Existe una única agenda en el país por estos días, es la oficial y está llena de operativos de distracción más que de gestión concreta. El resto de la política mira o comenta.

Las demás oposiciones no son sólidas en su devenir, desde los “dialoguistas” con buenos dirigentes, pero en la contradicción permanente por dónde situarse, pasando por los radicales que están muy desalineados para pesar como bloque propio. Más bien, la mayoría sigue mirando al PRO con cariño mientras algunos como Martín Lousteau pretenden visibilidad y a veces como en el caso de la Bicameral de Inteligencia, le sale bien. Pero como decíamos antes, el único acierto de ayer martes fue aprovechar el horror desatado en LLA con este tema. Semana complicada, ahora viene el show de Lijo y compañía.

El PRO es el mejor aliado del gobierno, con el que se pelean todo el tiempo por cuestiones de cargos que no llegan y expectativas para los armados electorales del año entrante, y Mauricio Macri sabe que camina por encima del alambre. Su espíritu exterminador lo mantiene vigente, pero se le vienen meses difíciles, que podrían jubilarlo de la política si mueve mal. Siempre le quedará el poder económico y el apellido, de ahí no se sale.

Entre minorías se entienden bien, y van por todo

La verdad es que las minorías legislativas de LLA se ven sustentadas firmemente por las minorías oligárquicas de los grupos o corporaciones que fueron altamente beneficiadas por la Ley Bases y el DNU 70.

Si bien el poder económico tiene muchas dudas acerca del futuro de Milei y de esta endeble economía, estos sectores tienen dos buenas razones para sostener a Milei. Lo harán siempre y cuando la Casa Rosada logre destruir – o debilitar significativamente- al sindicalismo argentino, a los movimientos sociales y a todo tipo de lo que ellos denominan políticamente “populismo” y con base en el kirchnerismo.

Los nombres son los de siempre, con el Capitán América, Eduardo Eurnekián entre los socios fundadores de este caos. Los demás jugadores provienen del sector energético global, petrolero y de gas, los banqueros, las eléctricas y las mineras, los medios de comunicación y las telecomunicaciones, la salud, el comercio digital y sus mil ramificaciones, con Marcos Galperín a la cabeza. Son realmente pocos los que manejan la batuta. Nunca soñaron tener tanto poder y tener que contribuir con tan poco, solo atender las necesidades y excentricidades de los hermanos Javier y Karina Milei.

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