Nadie debió asombrarse de que el discurso de Aníbal Ibarra en la apertura de sesiones ordinarias fuera aburrido, porque ya es el cuarto que pronuncia en estas circustancias. Pero luego de escuchar varias veces las mismas frases una y otra vez, los políticos porteños que debieron asistir al evento una vez más no festejaron las ocurrencias del jefe de Gobierno y de tanto en tanto desde la tribuna algún asesor de prensa intentó generar con las manos lo que Ibarra no pudo con la oratoria: aplausos.
Entre los que escucharon por primera vez el alegato a la crisis se encontraba Carlos Ulanovsky, flamante director de Radio Ciudad, quien soportó mejor que nadie los 80 minutos que habló el jefe de Gobierno. La contracara fue el legislador macrista Eduardo Lorenzo Borocotó, quien salió antes del recinto diciendo: "Este hombre no tiene en cuenta mi próstata".
En tanto, la lista de experimentados receptores de frases la encabezó el vicejefe de Gobierno, Jorge Telerman; seguido de cerca por el jefe de Gabinete, Raúl "Colorado" Fernández; el secretario de Infraestructura, Roberto Feletti; el presidente del Banco Ciudad, Eduardo Hecker; la secretaria de Hacienda, Marta Albamonte, el secretario de Producción, Eduardo Epszteyn; el director del Ente de la Ciudad, Carlos Campolongo; el subsecretario de Hacienda, Héctor "Tom" Costanzo; y la senadora María Laura Leguizamón.
El jefe de Gobierno alineó su discurso a las palabras del Presidente, pero los seguidores de Néstor Kirchner no parecieron entenderlo así. Lo único que leían Diego Kravetz y Francisco "Pancho" Talento durante la oratoria de Aníbal Ibarra era el discurso que apenas dos horas antes había pronunciado el ex gobernador de Santa Cruz.
Tampoco los macristas siguieron de cerca al jefe de Gobierno. Al principio, Diego Santilli, dormitó, luego encontró en Gabriela Michetti y Jorge Mercado a sus compañeros de andanzas y juntos rieron. Pobre Paula Bertol no pudo ser de la partida porque entremedio tenía al "obispo" Santiago De Estrada.
Sólo la izquierda, representada en la Legislatura por los zamoristas y por Vilma Ripoll (Izquierda Unida), pudieron zafar: hicieron uso de su infaltable extremismo y no bajaron al recinto para escuchar lo que todos ya habían escuchado cada primero de marzo durante tres años. Una vez más fue el cumpleaños de Aníbal Ibarra.