En medio de estos tiempos duros que viven tanto la Ciudad de Buenos Aires como el país, algo parecido a una sonrisa se dibujó en los semblantes de los hombres que se ocupan de la recaudación impositiva.
En el mes de mayo, los porteños depositaron en las oficinas recaudadoras 205 millones de pesos. Esta cifra significa una caída de apenas el cinco por ciento con respecto al mismo mes del año pasado, cuando los ingresos por el mismo concepto llegaron a 216 millones.
Ya NOTICIAS URBANAS había adelantado en una de sus ediciones anteriores -al comentar las cifras de la recaudación de abril del año en curso- que ésta iba a desacelerar su caída, que se había estabilizado en el 20 por ciento en el primer semestre del 2002.
La explicación a esta circunstancia habría que buscarla en que durante el segundo semestre del año pasado había comenzado a producirse un fuerte declive en el nivel del ingreso en concepto de tasas e impuestos, que culminó, finalmente en el borde del abismo en diciembre pasado, cuando cayó el 46 por ciento. Entonces, NOTICIAS URBANAS advirtió que esta circunstancia -y no un repunte en el nivel de la actividad económica- sería la causa de la desaceleración en la caída de los ingresos públicos en este segundo semestre de 2002.
De todos modos, el jefe de los recaudadores porteños, el subsecretario de Ingresos Públicos, José Luis D’Ippólito, considera "muy alentadores" los resultados, ya que, si bien las cifras por Ingresos Brutos fueron este año menores a las del año pasado -126 millones en el 2002 contra 143 del 2001-, en ABL se recaudaron 56 millones contra 52 millones del año pasado.
"Está disminuyendo la brecha recaudatoria con respecto al año pasado, tal como está pasando en todas las provincias que están bien administradas", concluyó D’Ippólito, con una serenidad infrecuente desde hace mucho tiempo en los recaudadores argentinos.
