La conferencia de la Legislatura

La conferencia de la Legislatura

En lo que va de 2010, las conferencias de prensa de los legisladores de la Ciudad crecieron un 400 por ciento con respecto al mismo período del año pasado. Y la prohibición de usar los salones en los días de sesión desató una polémica.


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iempo de flashes y micrófonos en Perú 160. Un tema, dos temas o ningún tema porteño, al parecer. Da igual, lo importante es figurar, perdón, convocar. Desde el 2 de enero hasta este miércoles 10 de junio, según los registros de la Dirección General de Prensa, se realizaron 30 pedidos de autorización de conferencias de prensa en la Legislatura de la Ciudad, un 375 por ciento más que en el mismo período del año anterior, cuando sólo se habían realizado ocho. Y esto, sin contar las que se llevan a cabo sin pedir permiso o utilizando el recurso de denominarlas con otros nombres, como por ejemplo, ?rondas de prensa? o ?reuniones con periodistas?.

Quien encabeza la lista es la legisladora María José Lubertino Beltrán (Encuentro Popular para la Victoria), responsable, en gran parte, del ascenso meteórico de las estadísticas, y quien ya registra 11 conferencias realizadas, continuando con un método que ya había mostrado en su paso por el Inadi. Lubertino Beltrán es una mujer persistente y poco le importa si la prensa decide ir o no a su llamado. En una oportunidad, insistió con continuar una conferencia a la que no había asistido ningún periodista. Tan solo dos de sus asesores la escucharon en el espacioso Salón Montevideo durante una hora pedir que el Congreso de la Nación tratara unos proyectos que había presentado cuando era diputada nacional.

La siguen en la lista de pedidos de conferencia de prensa su compañero de bancada Francisco ?Tito? Nenna, con tres; el bloque de Proyecto Sur, con ocho (tres Jorge Selser, dos Julio Raffo, dos Fabio Basteiro y uno María Laura García Tuñón); Sergio Abrevaya (Coalición Cívica), con tres pedidos; Martín Hourest (Igualdad Social), con uno; María Elena Naddeo (Diálogo por Buenos Aires), con uno; Rubén Campos (UCR), con uno, y Cristian Ritondo y Álvaro González (PRO) también con uno cada uno. A esta nómina hay que agregar las dos conferencias, una de la oposición y otra del oficialismo, realizadas luego de la presentación espontánea del ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, a la Legislatura. Ambas fueron improvisadas y sin permiso.

Un dato: la lista descripta sólo se refiere a los diputados que impulsaron conferencias de prensa, pero no a los que ?se suman?. Así, muchos de los impulsores también participaron de numerosas conferencias de prensa pedidas por otros. Y hay también varios legisladores que suelen decir presente, pero que no las impulsan. Con sólo mirar las fotos y las posiciones por las que pelean en la mesa, uno puede darse cuenta de quiénes hablamos. Zafaron de esta nota aquellos que citan a conferencias de prensa fuera de la Legislatura, que son muchos y con las mismas ansias de flashes y micrófonos.

La estrategia mediática de la oposición no es algo nuevo si se tiene en cuenta que fue anunciada desde los días de campaña. ?Es probable que ellos (por el oficialismo) no nos aprueben muchos de nuestros proyectos de ley y que, gracias a otras alianzas, consigan aprobar iniciativas que no beneficien a los porteños, pero nosotros buscaremos que la gente se entere mediante todos los medios posibles?, anticipaba un candidato de Proyecto Sur entonces, hoy legislador. Otro diputado porteño, de otro bloque, reconoce tragicómicamente que ?si no hago una conferencia de prensa, la hace otro y eso te lleva a una dinámica de que si no aparecés, perdés terreno?.

En resumen, hay legisladores que convocan, otros que espantan, otros que se cuelan en las conferencias ajenas y otros que ni piden permiso y toman salones para hablar ante dos o tres espectadores. Dicen los manuales de periodismo que las conferencias de prensa ?son útiles si sirven para difundir noticias?, por lo que cada legislador debería evaluar si aquello que intenta comunicar requiere ese movimiento de personal, equipos, medios, o si con un comunicado de prensa y posterior llamado telefónico la información igual se conocería. Mariano Moreno nos ampare del futuro año electoral.

Freno de mano

Una de las técnicas para acaparar cámaras es realizar las conferencias de prensa los jueves, es decir, cuando la Legislatura sesiona. Pero ahora se revivió un decreto (el 332) que, en noviembre de 2000, firmó el ex legislador porteño y entonces vicepresidente primero de la Legislatura, Jorge Enríquez, que prohíbe realizar conferencias de prensa en los salones de la Legislatura durante los días de sesión. Paradojas del destino: Enríquez siempre se caracterizó por volver locos a sus asesores de prensa haciéndoles redactar comunicados con opiniones sobre cualquier tema del que ese día se hablara. Pero las conferencias de prensa, en esa época, no estaban tan de moda. ?Nadie se acordaba de ese decreto, ni nosotros, pero ahora lo sacan a relucir como un torpe intento de frenar la exposición mediática de nuestros errores?, analiza críticamente un asesor parlamentario PRO de vieja data en la Legislatura.

El decreto dice: ?Determínase que, a partir de la fecha, no se cederá el uso de las instalaciones de esta Legislatura los días en que se encuentre convocado el Cuerpo para sesionar?. Y volvió a ver la luz debido a dos conferencias de prensa convocadas para el jueves 3 de junio, cuya autorización fue rechazada, basándose en la resolución antes mencionada, por el actual vicepresidente primero de la Casa, Oscar Moscariello. Fue el legislador Eduardo Epszteyn quien, durante la sesión ordinaria, expuso el caso de los legisladores Jorge Selser y Francisco ?Tito? Nenna, perjudicados por ese decreto. Este último terminó haciendo su conferencia de prensa en la puerta de la Legislatura ya que, según se conoció más tarde, adujo que su despacho era muy pequeño para la cantidad de gente que quería hacer ingresar y que en la Sala de Periodistas tampoco entraban.

Moscariello recordó que los salones no pueden ser usados con ?ningún fin? durante el día de sesión. ?No importa lo que se haga, no se puede afectar el personal a otra actividad. Nadie les impide que hagan una conferencia de prensa en su despacho o en un despacho de bloque, pero no se pueden utilizar los salones?, explicó el vicepresidente primero.

Camino al Guinness

El año de trabajo legislativo abarca del 1 de marzo al 10 de diciembre, 9 meses y 10 días, 41 semanas o 285 días (léanlo como mejor los haga sentir). Un legislador tiene 4 años de trabajo legislativo, o sea, 37 meses y 10 días, 164 semanas o 1.140 días (suponiendo que sábados, domingos y feriados también trabajan). La legisladora María José Lubertino Beltrán lleva realizadas 11 conferencias en 3 meses y 11 días de trabajo, 14 semanas o 96 días. A este ritmo, su promedio es una conferencia cada 9 días, lo que nos permite proyectar que su período parlamentario tendrá un total de 127 conferencias de prensa. Recuerden, vamos 11.

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