“Los ciudadanos viven con ansiedad. En esta sociedad donde cambian la reglamentación todos los días, nada se cumple, todo es desorden, todo es caótico, hace que nosotros absorbamos esa ansiedad del medio, es como que nada puede ser previsto. Es una respuesta normal ponerse ansioso. En este país, todo el tiempo estamos generando hormonas de estrés que no le hace bien a nuestro cuerpo y sobre todo a una parte del cerebro que es hipocampo. Estamos generando daño orgánico por vivir en el país que vivimos, pero sobre todo en la Ciudad”, aseguró este domingo la doctora Andrea Márquez López Mato, al programa radial El Reto (Radio Palermo FM 94.7).
El estallido en Constitución, la rivalidad entre colegios, el tono exacerbado de quienes gobiernan, el día a día en una ciudad que arde, etc. Buenos Aires vive en una crispación continua y en una permanente agresión. Algunas respuestas al porqué fueron expresadas por la reconocida médica psiquiatra: “En la Ciudad dependemos de hombres que, supuestamente, tienen que hacer las cosas balanceadas como para defendernos y, como estamos hoy refleja el nivel de gente que nos maneja en todos los niveles, que no se preocupa por lo que le va a generar al de abajo”.
“Todo repercute en las relaciones interpersonales, porque si vos vivís todo el tiempo con tu sistema en estado de alerta, eso te genera desconfianza hacia cualquiera. Ves todo el tiempo en el de al lado a un contrincante o a un competidor, ni siquiera ves a un anónimo, ves a alguien que puede perjudicarte”, respondió López Mato ante los cuestionamientos de Laura Di Marco y Alfredo Gutiérrez –conductores de “El Reto”-.
Para vivir en Buenos Aires y no morir en el intento, la doctora recomendó “tratar de fijar pautas internas, aprender a relajarse en situaciones de estrés, aprender técnicas de gimnasias más lentas, no apurarse cuando no se debe, tratar de tener actitudes no competitivas o lo que se puede decidir, no ponerse metas lejanas que no se pueden alcanzar sino proponerse cosas que den satisfacción y relajación y el diálogo como la mejor herramienta para no contaminar a los otros”.
Y aportó una serie de datos sobre cómo repercutió la crisis del 2001 en la población: “En la crisis bajó el 50% la prescripción médica de cualquier cosa, lo único que aumentó 4 veces más es el consumo de ansiolíticos –no siempre recetados-, que pueden generar problemas de adicción, de pérdida de memoria, cuando no son necesarios y se toman más de 6 meses. Y muchas veces la gente toma ansiolíticos para tapar problemas depresivos, problemas obsesivos, que responden a antidepresivos no a ansiolíticos, que hacen peor”.