Según lo que se observa del movimiento con bonos dolarizados del Banco Central, Infobae publicó que “revela más demanda de inversores que buscan dolarizarse, pero también ventas por parte de la entidad para ponerle un techo al dólar MEP y al “contado con liquidación”.
Las trabas que impuso el propio BCRA a las importaciones le permitieron acumular más de USD 500 millones de reservas a lo largo de octubre.
Además, indicó que viene obteniendo su objetivo a medias: el dólar libre o informal volvió a tocar ayer nuevos máximos, alcanzando los $ 197, lo que sugiere dos cosas: que la intervención del BCRA es insuficiente para aplacar totalmente al mercado, pero también que la presión de los inversores por dolarizarse viene creciendo a paso firme.
Ya en la previa a las PASO se produjo un movimiento similar, que obligó al Central a acelerar la venta de divisas, pero sin conseguir los resultados esperados. La consecuencia fue un mayor endurecimiento del cepo, tanto para importadores como para aquellos que buscan dolarizarse vía mercado de bonos.
El BCRA no puede intervenir en la cotización del dólar libre, pero sí lo hace indirectamente a través del dólar MEP y el “contado con liquidación”. Se supone que planchando estas cotizaciones, los inversores tendrían menos incentivo para comprar divisas más caras en el mercado informal. Sin embargo, estos “dólares bursátiles” también vienen subiendo a un ritmo acelerado y acumulan un incremento de 4% sólo en octubre, por lo que las participaciones del BCRA en este mercado han resultado insuficientes para dominar el precio.
La estimación del economista Gabriel Rubinstein, director de la consultora GRA, es que las ventas del BCRA en el mercado de bonos vienen aumentando en forma marcada para evitar una disparada del tipo de cambio: “La semana pasada el promedio de ventas estuvo en torno a USD 15 a 20 millones. Ya en los últimos días estamos hablando de un volumen más cercano a los USD 25 millones diarios”.
Una forma indirecta de medir esta mayor intervención cambiaria es a través del mercado de bonos. El AL30 en dólares, que es el título elegido por los inversores para pasarse de pesos a dólares, también multiplicó su volumen operado en contado inmediato y 48 horas, a cerca de USD 30 millones diarios. Esta cifra duplica y hasta triplica lo que se venía operando en semanas previas. El esquema de intervención del BCRA es más que conocido: vende bonos dolarizados que recibió en la reestructuración de deuda del año pasado, pero luego los recompra utilizando reservas.
Estas intervenciones le van restando al Banco Central reservas líquidas que podría necesitar luego de las elecciones del 14 de noviembre. Sucede que además de estas ventas, también debe hacer frente a los vencimientos del FMI tanto en noviembre como en diciembre y que suman casi USD 2.500 millones.
El gran interrogante es cómo hará el titular del Central, Miguel Pesce, para seguir interviniendo en el mercado cambiario cuando le queda muy poca liquidez en dólares. Por eso, la situación se va tensando cada vez más y crecen las apuestas a un salto devaluatorio del tipo de cambio oficial para tratar de sincerar la situación cambiaria.
Tanto Pesce como el ministro de Economía, Martín Guzmán, vienen descartando una devaluación brusca. Pero será casi imposible que el tipo de cambio no se mueva mucho más rápido de lo que lo viene haciendo hasta ahora. Desde marzo que el dólar oficial sube 1% por mes, mientras que la inflación es en promedio de 3% mensual. No sólo el tipo de cambio oficial se va atrasando, sino que además la brecha cambiaria volvió a niveles de prácticamente el 100%, lo que genera más expectativas de devaluación.
Los cálculos de la consultora de Rubinstein indican que hoy los DEG y el oro en poder del Central están por encima de las reservas líquidas de la entidad. Por lo tanto, el BCRA ya estaría utilizando dólares de algunas de estas fuentes, o incluso de los encajes en dólares provenientes de los depósitos del público.