Luego de la designación de Sergio Massa como ministro de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Economía y Pesca, en el campo dijeron que, más allá del nombre de quien estará en el cargo, lo importante será la política para el sector.
El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, manifestó: “Más allá de los nombres, lo que nos importa son las políticas que se van implementar desde este nuevo Ministerio. También esperamos que la degradación de rango [de Agricultura eventualmente a Secretaría] traiga aparejada una reducción del gasto público”.
Y agregó: “Para tener una idea de la inestabilidad política que nos gobierna: la última campaña agrícola tuvo tres ministros”.
En representación de Coninagro, Carlos Iannizzotto analizó la situación y dijo que “es un país que desde hace meses nadie resuelve nada ni nadie toma ninguna decisión”.
Además sostuvo: “Esperemos que este hombre pueda tomar decisiones orientadas a la producción, orientadas a las exportaciones, al empleo. La inflación no se puede combatir con recesión; que tome medidas internas de austeridad en el gasto, que haya un plan económico, un mínimo plan económico”.
En tanto que desde la Federación Agraria Argentina (FAA), Carlos Achetoni, deslizó que se trata de la última oportunidad del gobierno para reencauzar el rumbo. “Creo que es la bala de plata, pero más allá de los nombres propios se necesita un plan que recupere la confianza”.
▶ La salida de Domínguez
Menos de un año en su cargo, Julián Domínguez dejó de ser ministro de Agricultura en el marco de la reorganización del Gabinete que tendrá a Massa como protagonista.
Domínguez había asumido al frente de la cartera agrícola el 20 de septiembre del año pasado en reemplazo de Luis Basterra. Lo hizo en un momento donde el Gobierno venía instrumentando la aplicación de un cepo a las exportaciones de carne vacuna.
Al llegar al puesto, el ahora exministro de Agricultura avanzó con una flexibilización del cepo a la exportación de carne, dejando siete cortes sin posibilidad de vender al exterior. En tanto, creó un sistema de control de las exportaciones de trigo y maíz con los llamados “volúmenes de equilibrio” que los operadores no pueden superar. Definió a la carne, el trigo y el maíz como “bienes culturales”.
Durante su gestión aprobó la comercialización de variedades para la siembra del trigo transgénico tolerante a sequía. Además, en las últimas semanas venía trabajando en un proyecto de resolución para que se pague por el uso propio gratuito en soja.