Todos los gobiernos que pierden su legitimidad, por haber traicionado a sus votantes; o porque desean ir más allá de lo permitido en su contrato electoral o porque evalúan que la violencia ante sus políticas es inevitable, tradicionalmente han armado sus cohortes para relegitimar por la fuerza lo que no podrían conseguir convocando a un acuerdo social.
El lanzamiento acaecido el 17 de noviembre último de las autodenominadas “Fuerzas del Cielo”, que fueron armadas para llevar a la Argentina al infierno, guarda algunas trágicas coincidencias con otras experiencias de distinta naturaleza, ocurridas en distintas partes del mundo. Ninguna de ellas terminó sirviendo para nada más que para alimentar la tragedia.
Poseídos por un espíritu épico de vuelo de perdiz, los soldados de Milei, liderados por el streamer Daniel Parisini, alias Gordo Dan, se mostraron agresivos, primitivos y temerosos por el futuro, desde que éste se autodefinió como uno de “los que estuvimos en el comienzo y estaremos en el final”.
El jefe de la autodenominada “guardia pretoriana” del presidente Milei, cerca de los kataeb libaneses y de los falangistas españoles, se alineó con la consigna “Propiedad, Dios, Patria y Familia”. Mientras que el Club Italiano de San Miguel bullía de paradójico entusiasmo, Gordo Dan, circundado por una escenografía y una simbología asociable vagamente con el imperio romano, afirmó con tono dramático su intención de formar la “guardia pretoriana del presidente Javier Milei”, señalando que además “somos tus soldados más leales, los que estuvieron desde un principio y vamos a estar hasta el final”.
Parisini, que forma parte de los eternos excluidos de todas las internas, ya que sus partidos utilizan a los que son como él sólo para atemorizar a eventuales opositores cobardes, pero no para sumar votos, acompañado en el pomposo escenario por el presidente del bloque de La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, Agustín Romo, abogó por “el liberalismo, el respecto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada”.
Teñido por una equívoca épica guerrera, el oscuro evento forma parte del más pedestre armado de las listas territoriales para las elecciones 2025, cuya campaña los libertariadores lanzaron quizás demasiado pronto, ya que falta algo menos de un año para que se realicen. Curioso discurso el de los que van a estar hasta el final, pero que no renuncian a rebuscar en el sumidero algún puesto menor.
Por lo menos, las legiones fascistas -los “fascios di combattimento”-, las Sturmabteilung (SA nazis) y la Falange Española, que encarnaban la furia por los imperios perdidos y por el escaso vuelo de las modernas políticas exteriores de las burocracias diplomáticas de sus países, buscaban -aunque no la encontraran- una obscura grandeza que los volvía peligrosos para sus enemigos.
Los intentos de los libertariadores para legar a la posteridad sus abstrusas teorías económicas tuvieron otras empresas correlativas en otros países del mundo, que formaron sus legiones de lucha callejera, concientes de que en el pavimento también se define la política.
He aquí algunos ejemplos, que sirven como referencia, porque hasta ahora las “Fuerzas del Cielo” sólo existen en el etéreo mundo de las redes sociales, sin haber marcado su presencia más que en algún fracasado intento de matoneada que llevaron a cabo algunos militantes de Revolución Federal (sus primos hermanos) en las cercanías del departamento de Cristina en los días anteriores al atentado contra su vida, el 1° de septiembre de 2022.
Líbano feroz
El cinco de noviembre de 1936, Pierre Gemayel formó la Falange Libanesa, las Kataeb, para imponer su proyecto de expulsar a los franceses invasores y lograr la construcción de la Suiza del Medio Oriente, objetivo que finalmente logró, convirtiendo a su país en un paraíso fiscal con normas bancarias relajadas, casinos generosos (el islam prohíbe el juego) y refugio de traficantes y contrabandistas.
El sistema le funcionó a Gemayel hasta que en septiembre de 1970 el rey Hussein de Jordania expulsó a la Organización para la Liberación de Palestina de su país y los guerrilleros migraron al Líbano. Desde entonces, las Kataeb se convirtieron en su pesadilla, cometiendo masacres y asesinatos de manera habitual. Entre 1975 y 1990, la guerra asoló al Líbano, hasta que los palestinos debieron migrar nuevamente, esta vez con destino incierto.
La paradoja de las Kataeb es que en sus primeros años, sus milicianos recibieron entrenamiento en la Alemania de Hitler, pero en los ’70 sus simpatías viraron hacia Israel, que entrenó a sus falangistas para que tuvieran a raya a los palestinos y a los musulmanes drusos y chiítas, sus sempiternos enemigos. El lema de las Kataeb es Dios, Patria y Familia y practicaban el “fenicismo”, una ideología derivada de su añoranza por la antigua Fenicia, aquella potencia comercial que antecedió a los libaneses desde 1.300 años antes de Cristo.
Reminiscencias de la España paleozoica
El 29 de octubre de 1933 nacía la Falange Española (FE), bajo el liderazgo de José Antonio Primo de Rivera, Adolfo García Valdecasas y Julio Ruiz de Alda. Fueron una cohorte muy violenta, cuyos integrantes protagonizaron una serie de grescas callejeras y fueron además uno de los soportes de la prolongada dictadura del Generalísimo Francisco Franco.
En 1934, la Falange unificó sus filas con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas (JONS), de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos. Ambas organizaciones estaban financiadas por los principales empresarios y financistas españoles, aterrados por las huelgas obreras organizadas por los comunistas y los anarquistas y por la influencia de la temida Revolución Soviética.
El diez de junio de 1936, una patota de la FE disparó contra un grupo de excursionistas de Juventudes Socialistas, matando a la veinteañera Juanita Rico y dejando incapacitado a su hermano menor y dejando otros heridos de bala. La FE era una organización antiparlamentaria y antiizquierdista, a la que Primo de Rivera definió mejor que nadie. “Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al brazo y, en lo alto, las estrellas”, dijo el luego fusilado líder de la FE, que lucían un uniforme con camisa azul.
Camisas negras en Italia
La organización callejera del fascismo fue conformada en principio por soldados desmovilizados de la Primera Guerra Europea, por jóvenes terratenientes y por intelectuales ultraderechistas. Nacieron oficialmente el 14 de enero de 1919, apenas dos meses después de que se firmara el Armisticio de Compiègne (11/11/1918), que dio fin a la Primera Guerra Europea. En este acuerdo final, Italia no fue tenida en cuenta en el reparto territorial de los vencedores de la guerra.
Desde 1919, Benito Mussolini había liderado el Partito Nazionale Fascista, incrementando progresivamente su discurso violento contra los socialistas y los comunistas. Exaltaba además a la violencia como arma política, para ser utilizada contra los partidos liberales e izquierdistas. Los “squadristi” solían amedrentar duramente a los opositores, propinándoles variadas golpizas y asesinatos selectivos.
Denominados finalmente como la Milizia Volontaria per la Sicurenza Nazionale (MVSN), entre el 27 y el 29 de octubre de 1922 ejecutaron la Marcha Sobre Roma, en la que miles de manifestantes convergieron sobre la capital italiana, forzando la renuncia del primer Ministro Luigi Sacta, tras lo cual, el 29 de octubre, el rey Vittorio Emmanuelle III le ofreció al Duce la primera magistratura. Así comenzó el fascismo su carrera hacia el poder. Cualquier semejanza con la Argentina está descartada, por más que Gordo Dan haya soñado con la simbología del Imperio Romano, tan lejano histórica y filosóficamente, como tan cercano en su febril imaginación.
Camisas pardas en Alemania
El caos en que sumieron a Alemania los triunfadores de la Primera Guerra Europea, que se desarrolló entre 1914 y 1918, al obligarles a firmar el Armisticio de Compiègne, culminó con el advenimiento de Adolf Hitler al poder y, 21 años después, con el comienzo de la Segunda Guerra Europea.
En ese contexto de inflación descontrolada, de fuertes indemnizaciones de guerra, combinado con la tradición militarista alemana y el boicot contra sus productos que le hacían los comerciantes ingleses en África, Asia y América, surgió el cuatro de noviembre de 1921 la Sección de Asalto (Sturmabteilung) del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, las famosas SA, que luego fueron reemplazadas por el Escuadrón de Protección (Schutzstaffel), las infames SS.
Las SA fueron confiadas en algún momento al mando de Ernst Röhm, un cargo que ejerció con intermitencias hasta el 30 de junio de 1934, cuando se desató la Noche de los Cuchillos Largos, que terminó el 1° de julio de 1934 con su asesinato. Este excoronel, que desarrolló el grupo de matones profesionales de las SA, intentó por todos los medios reemplazar al ejército por su organización, una ambición que terminó costándole la vida y la propia existencia de las SA, que después de su asesinato quedaron reducidas a una tarea logística, muy alejada de aquellas refriegas callejeras con los comunistas, que en 1918 obligaron a Alemania a rendirse sin condiciones en Compiègne, para dar vuelta sus cañones e ir a abortar la Revolución Espartaquista de Rosa Luxemburgo.
Pero en aquel contexto de preguerra, cuando en Alemania soñaban con el Reich eterno, llegó el momento cúlmine de la carrera de Röhm, que acabó sin pena ni gloria, como años después ocurrió con la de su jefe, Adolf Hitler.
Los jóvenes del cielo
Daniel Parisini y sus adláteres sueñan en estos días con convertirse en la guardia pretoriana de Milei. Paradójicamente, la Guardia Pretoriana fue un cuerpo de élite creado por el emperador César Augusto en el año 27 a.C. Reclutados en las provincias romanas, eran la guardia personal del emperador. Para ser elegidos, los aspirantes debían medir más de 1,75 m. y tener entre 17 y 20 años. Solían ser miembros de las familias patricias. El problema fue que, a lo largo de sus 364 años de existencia, los fieles pretorianos resultaron no ser tan estrictos en el cumplimiento de este requisito. Sus miembros asesinaron a 13 emperadores, entre los que se contaron Calígula, Caracalla, Cómodo (el de Gladiador), Galba, Heliogábalo, Vitelio, Domiciano, Pertinax, Balbino, Pupieno, Gordiano, Aureliano y Probo.
Tanta lealtad declamada es difícil de sostener, aprendieron por las malas estos emperadores romanos. Ojalá que la lealtad esté acompañada por otras virtudes que hoy en día no abundan, como la inteligencia política, la firmeza, la templanza y el sentido del deber.
¿Para qué sirve un leal cuya única virtud sea ésa, sino va acompañada por las otras?