El compañero Pro

El compañero Pro

Por Laura Di Marco

Es una figura clave dentro del macrismo por su rol en la Legislatura. Su cultura peronista muchas veces le jugó en contra, aunque ahora parece estar revirtiendo esa situación.


Es el dirigente más típicamente peronista adentro de Pro y está al lado de Mauricio Macri, prácticamente, desde que el ingeniero se inició en la política. Sin embargo, por esa ostensible cultura peronista, que es su sello distintivo, por largo tiempo fue muy resistido dentro del espacio del jefe porteño. “Era el peruca en Pro, el distinto”, resumen quienes conocen esa historia.

Algo de esa resistencia aún se deja ver en los afiches de campaña que él mismo financió, donde aparece un eslogan que, según algunos, está más dirigido a convencer hacia dentro de su propia fuerza que hacia la gente. “Ritondo, un Pro como vos”, reza el eslogan de la campaña callejera del precandidato a jefe de Gobierno, que él mismo se encargó de motorizar.

“Adelgazó varios kilos y se tuneó como un Pro”, analizan en los despachos cercanos a Horacio Rodríguez Larreta, también aspirante a suceder al jefe porteño, al igual que Diego Santilli (también peromacrista) y Gabriela Michetti.

“Hoy gana cualquiera que se ponga la camiseta amarilla”, matiza el ecuatoriano Jaime Durán Barba mirando el porcentaje de aceptación de la gestión Pro, que los sondeos muestran en alza.

La percepción del consultor choca de frente con lo que afirman siempre los encuestadores: que la gente vota a personas y que la política argentina funciona a través de los liderazgos de opinión. En este contexto, Durán Barba también afirma que el kirchnerismo en la Ciudad consolidó su núcleo duro, que es de alrededor de un 20 por ciento, independientemente del candidato que postule.

Aunque, se sabe, la reina de todos los sondeos de opinión en la Ciudad es Gabriela Michetti (lidera cómoda en la carrera por la jefatura porteña), quien con Ritondo pasó del cuestionamiento a evaluar la posibilidad de tenerlo como compañero de fórmula de cara a 2015. Un giro de 180 grados en una relación que estuvo mucho tiempo signada por la desconfianza mutua.

Es que este dirigente peronista de Mataderos, que, a pesar de ser ahora un directivo de Independiente mantiene su impronta en Nueva Chicago, el club de sus amores, se anotó en una carrera en la que sabe que no tiene chances de ganar.

Es por eso que no son pocos quienes aseguran que lo que realmente busca Ritondo es “meter presión” para ser ministro de Seguridad del próximo jefe porteño de Pro.

“No es así. Actualmente estoy lanzado a ser jefe de Gobierno y esto es lo que quiero”, afirma el vicepresidente primero de la Legislatura. “Por su puesto que, si eso no se diera, me sentiría muy cómodo secundando a Gabriela.”

–¿Más cómodo que secundando a Rodríguez Larreta?

–No, más cómodo no. Más complementario. Sería una fórmula que representaría más la diversidad ideológica y de estilos, y también de género.

–¿Y si Gabriela Michetti lo convocara para ser ministro de Seguridad?

–Soy un hombre que sabe trabajar en equipo. Si Gabriela me convocara para ese puesto, también aceptaría con gusto. Pero por ahora sigo compitiendo.

–Michetti suele decir que ella se prepara para gobernar, no para gestionar, y que, en todo caso, la gestión es parte del gobierno. Que para gestionar, tal vez, está Rodríguez Larreta. No lo dice así, pero lo sugiere. ¿Cómo se califica usted, como un gestor o como un líder?

–No me parece que sean cosas contrapuestas. Es difícil hablar de uno, pero yo fui las dos cosas: lideré equipos y también sé gestionar. No se puede gestionar sin que haya un eslabón político.

“Los ‘gabrielos’ lo van a usar a Ritondo. Van a usar su armado territorial, su estructura, y después no le van a dar nada”, descalifican, desde el otro lado del ring, aquellos que apoyan la candidatura de Rodríguez Larreta. Esos son los que dicen que “Horacio” es el único que valora al dirigente de Mataderos.

Al lado de Michetti, sin embargo, juran que la percepción hacia el vice de la Legislatura cambió en serio –a pesar de que de Gabriela suelen decir que le tiene alergia al peronismo– y que, en verdad, necesita a Ritondo a su lado.

Pero, ¿quién sería entonces el que le pone la bolilla negra dentro de Pro? En el macrismo no tienen dudas: es Marcos Peña, el influyente secretario de Gobierno y el que le habla al oído a Macri.

Sin embargo, el vicepresidente primero de la Legislatura porteña tiene un input a su favor, que sí le reconocen mayoritariamente en su fuerza: maneja el palacio legislativo a gusto y piaccere y es sagaz para sacarle leyes a su jefe, independientemente de quién lidere el bloque del macrismo. Un aporte a la gobernabilidad que Macri valora.

“Ha sabido ganarse a [Carmen] Polledo”, deslizan, no sin inocencia los que conocen los avatares de una Legislatura que, por momentos, funciona como una escribanía. “También es cierto que Pro tiene una abrumadora mayoría: son 28 legisladores, de manera que, para las leyes que solo precisan mayoría simple, Ritondo necesita sumar tres votos más. Aquí y en cualquier lugar del mundo convencer a tres legisladores no es algo que requiera tanto esfuerzo”, matiza un periodista ducho en temas de política porteña.

Claro que Ritondo no es el único peronista con Macri. Están Álvaro González y Diego Santilli. “Sin embargo, si contamos solo a los precandidatos a jefe de Gobierno, Diego se ha mimetizado más con el estilo del macrismo. Cristian fue y sigue siendo más cultural y notoriamente peronista”, acerca un asesor que conoce bien la interna de Pro.

Inspirado por el éxito comunicacional de La Cámpora en las redes sociales, a su vocero, Charly Oviedo, se le ocurrió lanzar La Solano Lima, una agrupación juvenil. “Un grupo de 30 pibes que salen a confrontar con los de La Cámpora por tuits para marcar trending topics. Pero la organización se le fue de las manos a Cristian”, susurra el asesor consultado.

Varios dirigentes del macrismo están seguros de que Ritondo no solo busca ser ministro de Seguridad del próximo gobierno Pro sino anotarse un poroto mayúsculo: llevarle a Macri, atado con moño, el traspaso de la Policía Federal (con recursos, claro) a la Ciudad. Ese sería su sueño dorado. Y su aspiración máxima.

Cerca de Ritondo deslizan que un futuro gobierno de Pro podría desdoblar el ministerio que hoy ocupa Guillermo Montenegro para que Ritondo se quede con Seguridad y el actual ministro con una eventual cartera de Justicia. Esa sería una solución salomónica a las aspiraciones del properonista.

Aunque no lo diga en público –es un político que lleva años lidiando con los medios y es difícil que se salga del guión y tenga un exabrupto–, muchas veces se sintió discriminado por el Ejecutivo de su propio partido, cuando lo han dejado afuera de anuncios que se hacen sorpresivamente en Bolívar 1 y que él desconoce. “Eso es algo que lo descoloca ante los propios legisladores y que a él le ha molestado mucho”, sintetiza un legislador de la oposición. Él lo minimiza, sin embargo.

“Yo nunca me sentí discriminado dentro de Pro –niega Ritondo–, pero entiendo que al principio haya habido desconfianza, sobre todo cuando el kirchnerismo era muy exitoso y había algunos que eran elegidos por Pro y después se pasaban al oficialismo kirchnerista.”

–Pero, ¿usted dejó de ser peronista? Por ejemplo, cuando ve a Sergio Massa, ¿no siente que de algún modo tendría que estar allí? Muchos peronistas fuera de Pro dicen que no se puede ser peronista y estar con Macri.

–Si la identidad peronista se caracteriza por la movilidad social, creo que el mejor lugar en el que puedo estar es con Macri. De todos modos, debo decir que a Sergio le tengo mucho afecto personal. Pero me diferencian muchas cosas.

–¿Cuáles?

–Para empezar, nunca haría política con Alberto Fernández. Tampoco con tantas viudas del kirchnerismo que le dificultan esta idea de cambio que él quiere impulsar. La gente del kirchnerismo lo perjudica a Sergio.

En toda la entrevista con Noticias Urbanas fue muy cuidadoso con la figura de Massa. Excesivamente cuidadoso. “Cristian ha coqueteado con Massa. Incluso, en el verano se fotografió jugando con él al fútbol”, deslizan en el Ejecutivo de la Ciudad.

La certeza de que nadie ganará en la primera vuelta y de que habrá que trabar alianzas también hace que los candidatos bajen el grado de confrontación entre ellos porque –nadie lo sabe– en una eventual segunda vuelta podrían terminar aliados.

–Joaquín de la Torre, operador de Massa, les dice a los dirigentes del Conurbano que intenta cooptar que, en la segunda vuelta, hay amplias chances de que Macri termine apoyando a Massa.

–Bueno, a lo mejor es al revés y es Massa el que termine apoyando a Mauricio. Las encuestas ven el escenario partido en tres: Frente para la Victoria, Massa y Macri.

Fútbol, política y Patita

Ritondo es flamante directivo de Independiente, el club que, hace menos de un mes, preside Hugo Moyano en un contexto en el que fútbol y política forman un matrimonio cada vez más unido. Y sospechado. “En general, son los barras quienes salen a hacer pintadas para los dirigentes”, apunta un operador de la Legislatura. Ese, tal vez, sería el trabajo menos cuestionado. Pintadas que, muchas veces, terminan con violencia cuando se juntan barras/pintadores de candidatos rivales.

Pero más allá de Independiente, muchos aseguran que Ritondo sigue teniendo injerencia en Nueva Chicago, el club de Mataderos.

Hay una figura importante y desconocida entre los pintadores de Ritondo. Una figura que, incluso, llegó a generar curiosidad en el periodismo nacional: se trata de Patita, un misterioso personaje ligado al vice primero que aparece en muchas pintadas de la Ciudad y el Conurbano. Las que bordean la cancha de River son las más visibles.

“Sus pintadas son artísticas y aparecen con un sello distintivo: Mauricio Macri, Cristian Ritondo y firmado: Patita. Nadie sabe bien quién es, solo que responde a Ritondo”, apunta un legislador importante del macrismo.

–¿Y tiene traducción política la injerencia en el fútbol?

–No, para nada. Además, juro que con Moyano jamás hablé de política. Son dos cosas totalmente separadas. Una cosa es el fútbol y otra la política con Mauricio, una gestión con movilidad social que transformó la Ciudad en serio. Hoy no hay quién deje de reconocer lo linda que está Buenos Aires.

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