Decía un conspicuo dirigente porteño de la oposición este miércoles que ” la verdad es que este paquete que mandó Fernández al Congreso no parece peronista, es bastante razonable si se quiere ajustar la economía para después echarla a andar”.
Mientras tanto, en el Congreso, en simultáneo con la frase, los diputados de Juntos por el Cambio debatían hasta el momento de escribir estas líneas si harían algo más que colaborar con la Jura de los nuevos congresistas mientras el Gobierno amenazaba con la renuncia de los funcionarios y su regreso a la Cámara baja, habida cuenta de que sus renuncias todavía no han sido aceptadas.
El día anterior en el hotel NH, sede ineludible de la política porteña y también de la nacional, Horacio Rodríguez Larreta se erigía por primera vez (quizás como adelanto del futuro cercano) como la primera espada del mitin nacional que organizó el Pro, más allá de las autoridades formales que asistieron al mismo. Diego Santilli, como en la Ciudad, será su segundo en la batalla que viene.
Es de destacar que no se hicieron presentes allí ni el ex presidente de la Nación, Mauricio Macri, ni la ex gobernadora de la Provincia, María Eugenia Vidal. Tampoco, el otrora poderoso Marcos Peña participó del encuentro.
Sin embargo Federico Salvai y Jorge Macri no quisieron dejar resquicios en su puja por liderar en la Provincia la recuperación de Juntos por el Cambio. El primero es mano derecha de Vidal y el armador de su política -y probablemente de su regreso- y el segundo es el intendente más votado en la zona norte del Conurbano, que trata de armar, con Néstor Grindetti como cuña y tercer actor, un espacio de intendentes que lo impulse hacia la gobernación en 2023.
Mientras tanto, Vidal será la controladora provincial por la presencia en la Legislatura de legisladores mayormente leales a su conducción y difícilmente podrá ser removida fácilmente, dada su instalación e imagen.
Si bien su alianza con Horacio Rodríguez Larreta es más que sólida, hasta el 2021 hay que ver qué pasa, sobre todo con la alianza radical a nivel nacional y a nivel provincial y si sigue en pie la capacidad de Macri para conducir al menos el primer tramo de la oposición o abandona su ambición de liderar a la oposición. Y cómo influye eso sobre la dupla Larreta-Vidal, que es la elegida por el espacio para continuar el desarrollo.
Larreta destacó como el principal desafío de la nueva etapa el “consolidar la unidad de Juntos para el Cambio” y consideró que “es nuestra responsabilidad sostener un espacio que represente lo que la gente votó”, en referencia a los 10 millones de argentinos que les ratificaron su apoyo y que obviamente nadie desea perder. Agregó que el Pro debería enfocarse en una construcción a nivel nacional, porque “hay miles de personas que se siente representadas por nuestros valores”, dando a entender que hay que cambiar radicalmente la construcción del espacio si pretenden ser opción en 2023.
El modelo porteño es el que Larreta desea exportar a todos los distritos del interior del país, respetando en cada uno su realidad. Pero la tendencia será siempre la de abrir puertas y no la de cerrarlas, como ocurrió en muchos casos hasta ahora. Más, teniendo en cuenta que los gobernadores (y las provincias en general) ya no tendrán presión propia como hasta diciembre, sino que soportarán un gobierno de signo contrario.
Los radicales y otras fuerzas provinciales (incluso algunos peronistas, porqué no) o menores serán la clave de este nuevo liderazgo que pretende generar Larreta, pero que avanzará en silencio para dentro y más visible en mesas políticas.
Los tiempos no son ahora, todos lo tienen claro, pero nadie espera en territorio porteño dejar pasar el tiempo hasta 2023 para intentar alcanzar la Presidencia con un proyecto reformateado, con Horacio a la cabeza.