“El desafío del turismo es que el Gobierno entienda que no nos tiene que ahogar con impuestos”

“El desafío del turismo es que el Gobierno entienda que no nos tiene que ahogar con impuestos”

Entrevista exclusiva con Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo.

Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo

El turismo suele ser la industria que queda relegada a un segundo plano a la hora de hablar de crisis económica o creación de empleo para quedar en la imaginación popular como una actividad de una clase acomodada con tiempo de ocio. Error.

El turismo es una de las pocas carteras que pueden crear miles de puestos de trabajo genuino, provocar ingreso de divisas y federalizar la rueda productiva de servicios.

Sin ir más lejos, a pesar de que el 2018 fue un año duro para la economía del país, la industria turística es una de las pocas que sobrevivió al pasado año con un balance “muy positivo”, según le contó a Noticias Urbanas Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo.

En una entrevista exclusiva con este medio, Elías desguazó qué sucedió con el turismo doméstico, receptivo y emisivo durante el pasado año y puso la responsabilidad de una mejora en la rentabilidad del sector sobre los hombros del Gobierno nacional a partir de aliviar la presión impositiva.

Con críticas al Estado, a los “desmedidos paros” de Aerolíneas Argentinas, develando el rumor de la “dolarización del turismo argentino” y con fuertes opiniones acerca de Uber, Airbnb y las agencias online como Despegar, Almundo y demás “.com”, el presidente de la CAT no se ahorró definiciones.

 

2018: la industria más exitosa

El año pasado, entre enero y noviembre, más de 10 millones de argentinos se movilizaron por Argentina durante los fines de semana, dejando una ganancia de 30 mil millones de pesos, según datos revelados por la Cámara Argentina de Turismo.

“Sí, el turismo es de las pocas industrias que sobrevivió al 2018 con un balance muy positivo”, confirmó Aldo Elías, y especificó que también se debe por haberse llevado a cabo tres eventos de relevancia internacional en el país: el WTCC, los Juegos Olímpicos de la Juventud y la cumbre de presidentes del G-20.

Ante esta promoción de los atractivos turísticos de Argentina en los medios de comunicación del mundo, el presidente de la CAT destacó “el nivel de servicio y profesionalismo que se ha sabido poner en juego y que no hemos tenido que lamentar episodios negativos”.

Esto dejó entonces un saldo de 7 millones de turistas que ingresaron al país en el 2018, a pesar de haber tenido un “dólar atrasado en tres de los cuatro trimestres del año”.

 

El punto débil fue el turismo emisivo

En el 2018 la salida de argentinos a destinos en el exterior descendió un 35%, “muchísimo”.

“Es que partimos de una base irreal, con un dólar súper atrasado donde cualquier cosa que hicieras en el exterior era más barato que en la Argentina, entonces en su momento se generó una estampida de turistas al exterior que no tenía ni pies ni cabeza. A partir de ahí es que aparecen estos porcentajes tan desmedidos de merma del emisivo”, justificó el especialista.

“El efecto dólar atrasado tuvo un efecto retardado porque muchas personas ya traían viajes pactados desde antes”, comentó al tiempo que indicó que esto trajo dos beneficios: el turismo receptivo, es decir, la llegada de extranjeros y, en especial, la explosión del turismo interno.

“Con la confirmación de la ‘revolución de los aviones’, el crecimiento de la oferta y sobre todo el inicio de nuevas rutas interprovinciales, cada fin de semana largo que tuvimos durante el año fueron absolutamente favorables en términos de argentinos viajando por el país”, explicó.

 

La vuelta de los feriados puente

Sin dudas, uno de los puntos que llevó al crecimiento del turismo interno fue la vuelta de los fines de semana largos que el Gobierno de Mauricio Macri había derogado al comenzar su gestión. Es que la modalidad de viaje del argentino/a cambió: prefiere realizar viajes más cortos durante el año -las llamadas “escapadas”- a destinos más cercanos, en vez de realizar un solo viaje más largo. Hoy “la sociedad entendió que los fines de semana largos permiten sobrevivir a las economías regionales”, por lo que “ya nadie se queja de los feriados puente”.

Elías con esto se refiere a que, tiempo atrás, las grandes ciudades como Buenos Aires reprochaban por estos findes XL, dade a que la Ciudad quedaba desértica y representaba, entonces, un perjuicio para los negocios locales. Pero como explica el empresario, “este fenómeno se dio también de las ciudades del interior que comenzaron a visitar más a Buenos Aires, la cual durante muchos años estuvo escondida”.

Ahora, durante estos fines de semana largos, la Capital Federal se llena de turistas y ante esto, Elías reconoció un buen trabajo del Ente de Turismo de la Ciudad que “finalmente comprendió que si a la gente no le das un incentivo para venir, ya no va más a un destino simplemente por el nombre”.

 

2019: el desafío de la rentabilidad

Ante la consulta de cuáles serán los mayores desafíos para el sector turístico en el corriente año, Aldo Elías no dudó: “El mayor desafío es que el Gobierno escuche que hay que bajar los impuestos para poder ser competitivos”.

“Por el momento, estamos aprovechando una ventaja circunstancial. Pero corremos el riesgo de que, ya sea porque la inflación alcance al dólar o cualquier país de la región devalúe en la misma proporción que lo hizo la Argentina, podamos volver a ser el destino caro que somos, porque somos uno de los primeros cinco países que mayor presión impositiva ejerce”, problematizó al tiempo que indicó que, de no cambiar este rumbo elegido por el oficialismo, “no será posible hacer de la Argentina un destino turístico atractivo si los precios son más caros que el resto de Latinoamérica”.

A pesar de que Elías se mantiene optimista de cara a las perspectivas para este año en este sector apoyado, también, en la materialización de una primera quincena exitosa en términos de movimiento turístico, la visión se nubla al intentar prever qué sucederá en la esfera económica: “Hay dos escenarios económicos que preocupan y el principal es… ¿los precios van a alcanzar a la devaluación o no? ¿La devaluación se va a correr a los precios y vamos a volver a tener un dólar atrasado?”. Y se responde que “pareciera que no”, “no porque se haya contenido la inflación sino porque la idea del Gobierno es mantener un dólar alto, por lo que se debe ir actualizando, lo cual favorecería la llegada de turistas extranjeros, entre otras cosas”.

En conclusión, el entrevistado vaticinó para este año que “teniendo cifras inflacionarias del 2018 que llegaron casi al 50%, ahora prever un 23% es poner freno de mano y marcha atrás al mismo tiempo”: “O bajan esta inflación galopante que tenemos violentamente, o vamos a estar en un escenario muy comprometido. Pero yo soy optimista, creo que van a poder controlarla, y que se va a poder ver hacia mayo o junio un escenario de mayor estabilidad”.

 

Primero dolarizo, después existo

Ante la crisis cambiaria, en los últimos meses del pasado año algunos prestadores de servicios turísticos y hoteles -incluso de tres y cuatro estrellas- optaron por dolarizar sus tarifas, ya que al fluctuar el valor de la divisa varios pesos en poco más de un día, pasaron rápidamente de una situación de rentabilidad débil a generar pérdidas.

Más aun, el 2018 cerró con una inflación cercana al 50% que obligaba al sector comercial a actualizar sus precios, en muchos casos, más de una vez por jornada. Por esto, muchas empresas decidieron directamente trasladar a dólares sus valores pero, como si de un efecto dominó se tratara, esta medida comenzó a convertirse en tema de conversación en todo el sector turístico: ¿y si se dolariza enteramente la actividad?

Ante este rumor o posibilidad de totalizar esta medida, Elías opinó: “Como todos los rumores en torno a la política económica del país, nada es infundado. Acá hay que contemplar varios aspectos: si el dólar valía 20 pesos en junio pero en agosto se fue a 40, y yo cobraba 50 dólares y hoy cobro 40, esa dolarización de la tarifa no afecta en lo más mínimo la economía del turismo porque de alguna manera, lo que hice fue actualizar mi tarifa en dólares. Sirve para evitar caer en la situación de estar modificando de forma permanente las tarifas y porque el mercado exterior te exige tarifas en dólares. Si se dolariza la tarifa no es grave”.

En cambio, “el problema es si yo tenía 50 dólares de tarifa cuando la divisa valía 20 pesos y tengo 50 dólares cuando el dólar vale 40, para el turismo interno yo trasladé la devaluación a los pesos, lo cual significa, de alguna forma, favorecer la inflación, pero no es la mayoría de los casos”.

Esta dicotomía empuja al turista a decidir “si acepta o no pagar la misma cantidad de dólares con una devaluación prácticamente del 100%”.

Aun así, Elías también mencionó que “hay muchos hoteles y servicios que se han aggiornado en términos de actualización tarifaria en pesos, cargándose así la inflación pero no la devaluación”.

“A partir de ahí se genera una competencia: tu hotel que está en pesos, contra el mío que está en dólares, y será el turista el que deba definir”, cerró Elías, tras explicar que, igualmente, “esto no debe generar preocupación ni nada, pero sí un estado de alerta y comparación”.

 

Tecnología vs turismo formal

Aldo Elías fue claro: una de las problemáticas más fuertes que el sector del turismo sufre es la falta de rentabilidad, en parte, por las tasas impositivas que representan, en muchos casos, entre el 40% y hasta 60% de las ganancias de un hotel o agencia de viaje mediana.

La tecnología ha sabido construir dos caras en esta industria: por un lado, la mejora en la promoción de destinos y servicios a través de Internet y las redes sociales además de la venta online. Pero por el otro, trajo la denominada “competencia desleal”.

Así se llaman a aquellos servicios y comercios que no aportan impuestos al fisco como sí lo hacen los “comercios formales”, dejando a estos últimos en desventaja frente a la competitividad que cobra su competencia en términos tarifarios al no tener que trasladar a éstos el peso de los impuestos estatales.

Este segundo cachetazo a la rentabilidad de las empresas turísticos tienen nombre: Uber, que compiten con los taxis; Airbnb, contra la hotelería y las denominadas “.com” como Despegar o Almundo contra las agencias de viaje tradicionales.

Tras ser consultado si la solución es “intentar unirse o combatir” estas “competencias desleales”, Elías respondió: “Yo no creo, ni remotamente, que haya que eliminar nada”.

Sin embargo, también expuso la otra cara de la moneda: “Un Airbnb es un nicho de mercado tan válido como el hotel. Ahora, viajar con la familia, que es posiblemente lo más preciado que uno tiene, y quedarse en un alojamiento informal a través de este servicio, donde no se tiene garantía ni seguridades, es un enorme peligro. E incluso hay una desventaja para el fisco, ya que no aportan la misma cantidad de impuestos que debe abonar un establecimiento formal”.

Ante esto, incluso expuso:

“Claramente el Gobierno, en alguna medida, permite que ocurra que esto suceda. En la era de la tecnología, si vos no publicitás tu producto en Internet, no tenés posibilidad de venderlo. Entonces, ellos tienen la posibilidad de saber quiénes son los que venden de forma ilegal”.

“Yo estoy a favor de los Uber, de los Airbnb y de las agencias online, en tanto y en cuanto cumplan los mismos requisitos que los hoteles, taxis, las agencias de viaje tradicionales. Y no pretendo que ellos hagan lo que nosotros hacemos, sino que pretendo que nosotros hagamos lo que hacen ellos. Hay que aflojar con los impuestos, no agregarles más al resto. La solución es esa, no traerlos a ellos a nuestro problema”, concluyó el empresario.

 

El “feudo” de los cielos

Finalmente, la llamada “revolución de los aviones” que trajo la novedad de las low cost a la Argentina se lleva gran parte del crédito de haber logrado récords históricos de movimiento turístico doméstico y de haber consagrado posibilidades que alguna vez resultaron imposibles: conseguir pasajes de avión a ocho pesos -más impuestos-. Ante esto, Elías mantuvo una dura postura contra los reiterados paros en la aerolínea de bandera y el comportamiento de los gremios:

-¿Se va a privatizar Aerolíneas Argentinas?

-No lo creo. Primero, porque considero que todo país tiene que tener una aerolínea de bandera. Ha habido una gran “revolución de los aviones” que nos ha permitido crecer muchísimo, pero hay mucho más por hacer.

Aerolíneas Argentinas debería ser una empresa estatal y debería ser una empresa que no tenga como objetivo ser rentable, sino que éste sea perder la menor cantidad de plata posible, que es diferente.

Es que esta empresa debe tener la responsabilidad de cubrir la conexión en un país tan extenso como el nuestro, si creemos que el turismo debe ser una política de Estado que puede brindar una enorme solución a las arcas de nuestro país.

No puede levantar vuelos, por ejemplo, a destinos porque no son “tan rentables”, sino deja incomunicados a muchos lugares del país. No puede darse ese “lujo”.

Por esto, creo que no hay que buscar una privatización. El objetivo de una aerolínea de bandera no debería ser ganar dinero.

 

-¿Considera entonces que se “busca una privatización”? ¿Está de acuerdo con la cantidad de paros que AR lleva a cabo o supone que se trata de una medida con fines partidarios?

Creo que 100% son movidas políticas, y ni siquiera creo que sean contra este Gobierno en particular, sino que son para defender su feudo. Lo mismo estuvo sucediendo en Mar del Plata, hacen estos paros que vapulean el sector y que no benefician a nadie, menos en temporada alta.

En honor a la verdad, esto no es nada que sea ajeno a la historia de nuestro país. Hace 100 años que venimos con este sistema, y los argentinos tenemos que entender que esto así no va a mejorar. Todos.

No solo hay que hacerles entender a los gremios que no pueden seguir con estas políticas de paros sino que el Gobierno debe comprender también que la solución al déficit fiscal tampoco es aumentar las alícuotas, crear nuevos impuestos o nuevas tasas.

Ya sabemos que esto no funciona, no es un modelo que se está probando, es un modelo viejo.

 

-¿Considera que esta actitud de AR es una suerte de revelación contra la “revolución de los aviones” entendida como un descuido del Gobierno hacia la empresa?

-Creo que el problema pasa porque no quieren perder el monopolio del cielo argentino. Pero vaya paradoja que aparecen nuevas líneas aéreas y Aerolíneas Argentinas automáticamente aumenta su puntualidad y mejora la cantidad de pasajeros transportados sin parar, desde la aparición de la “revolución de los aviones”.

Pero tiene una lógica: Argentina tiene la superficie de Europa, más, menos. Es incomparable la cantidad de vuelos que allá tienen por día y los de acá. En cambio acá, suspenden rutas, hacen paros, así estamos.

Lo que buscan defender es inexplicable. Pero claramente la apertura de los cielos ha sido exitosa, incluso para la calidad de servicio de AR.

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