El desafío real: cuando la Argentina se asome al mundo

El desafío real: cuando la Argentina se asome al mundo

por Fernando Riva Zucchelli

El mundo es tan complejo como interdependiente. Ningún país puede salir solo de su atraso. El desafío de Macri será guiar con precisión las relaciones con los vecinos y con las grandes potencias.


Finalmente llegó el día en que juró como Presidente de la Nación Argentina el ingeniero Mauricio Macri. Llegó al gobierno tras haberse agotado un modelo que intentó aprovechar el viento de cola de los commodities caros en el mundo para redistribuir esa renta extraordinaria pero con una mala estrategia.  La sana idea de cuidar el trabajo, incrementarlo, intentar en simultáneo a través de planes sociales llegar hasta el último escalón -el del subsuelo- de la pirámide social, fue demasiado para el gobierno saliente. La falta de estrategia en un plan tan ambicioso fue cerrándole puertas afuera y adentro del país, fue obligándolo a tomar medidas apuradas, cortoplacistas, malas. Parches a una situación que se sabía insostenible y que con un poco de suerte, de aguante popular y de ayuda vaticana, el barco felizmente llegó a puerto sano y salvo. El mejor traspaso de la era moderna a pesar de todo lo que se habló. Ya está. El sainete del traspaso es en esta instancia un tema menor y así lo dejaremos en estas líneas. Formará parte de una de las tantas anécdotas de la rica y historia argentina, mucho más simpática que el helicóptero aliancista del 20 de diciembre del 2001.

Decía el general Juan Domingo Perón que la “verdadera política era la internacional, que lo demás era alumbrado, barrido y limpieza” en una clara lección que le diera personalmente a Miguel Unamuno, presidente por entonces del Concejo Deliberante porteño. Y cuánta razón tenía el último estadista que gobernó estas tierras, que avizoró temas como la ecología y el cambio climático cincuenta años antes que entraran en la agenda política internacional. Sacando el perfil industrialista de Arturo Frondizi en su breve mandato, nadie nunca más fue por todo en este país, entendiendo por ello el crecimiento real y sostenido a partir de los recursos naturales y humanos que esta tierra posee.

Argentina no es en vano un país integrante del influyente G-20. Si con todos los fracasos que tuvimos entre algunos veranitos, todavía pertenecemos a la elite mundial, por algo será. La sociedad con Brasil, nuestro gigante vecino estratégico fue antes, ahora y siempre. El Mercosur, esa herramienta que todavía no supimos explotar como país “grande” y que como bloque es interesante para todos los otros bloques del planeta. Con ellos hay que jugar y nuestra región se hace mejor, no se elige cambiar. Hoy el mundo es demasiado interdependiente y dinámico para que un país pueda salir solo de sus problemas. Aquí el mundo es uno solo y todos juegan con sus aciertos y errores, con sus miserias y casi siempre de acuerdo a sus intereses. Los bloques regionales, más chicos o más grandes, las uniones continentales como a la que pertenecemos los argentinos o por ejemplo la europea o la asiática, las superpotencias mundiales, los mecanismos de ayuda y de solidaridad mundial, los organismos multilaterales centrales y emergentes, con sus bancos siempre cerca, en definitiva son muchas las decisiones que hay que tomar bien cuando uno se hace cargo de un país y más si este integra el G-20.

Está claro que Mauricio Macri como buen ingeniero es un hacedor y también y quizás por ello también bastante previsible. Y que no habrá más otro Cavallo de los 90 como no va a haber nunca más otro nuevo Kiciloff. Sus fracasos si para algo sirvieron es para marcarnos el caminos que no debemos tomar. Y Macri gobernando también aprendió de qué se trata.  Si uno quiere crecer y jugar en las grandes ligas, existen los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China, un póker de posibilidades. Países con los que nos tendremos que ver las caras anualmente en más de una ocasión. Y debemos saber poner la relación con cada uno de ellos en el punto justo, ya que es obvio que en la situación que estamos de todos ellos necesitamos algo.  Y que todos ellos necesitan también algo de nosotros, algo que le podemos dar si hacemos las cosas bien. Ya llegará el momento de ser casi pares si sostenemos nuestro crecimiento con justicia social. pero hay que hacer mucho y hablar menos.  Todos los que vinieron a la asunción de Macri desde este grupo quieren ayudarnos; tenemos que aprender a pactar bien, a dejarnos ayudar defendiendo lo nuestro.

Ya tuvimos relaciones carnales durante el gobierno de Menem con Estados Unidos y todo quedó en la nada. Ya fuimos amigos estratégicos de China y Rusia con Cristina y poco y nada quedó. Ni para ellos ni para nosotros. ¿Qué pasa con Argentina? Nos faltó seriedad y realismo y fuimos incumplidores seriales. Aprovechemos a crecer, con Brasil, con el Mercosur, con América toda y en las grandes ligas con todos ellos para algún día ser como ellos y no mirarlos como siempre, sin grandeza y solo para ver como los jodemos.

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