El futuro Cambio de Cambiemos

El futuro Cambio de Cambiemos

Opinión


En esta columna daremos casi como un hecho – es la opinión de este escriba- que la elección del 27 de octubre ya está definida en dos de los tres tramos salientes de la contienda (Nación y Provincia). Queda aún la CABA, en la cual el jefe de Gobierno, por haber tomado decisiones políticas diferentes, corre con las mayores posibilidades de retener su cargo en la contienda

En su estrategia electoral y su propuesta (igual que el caso de Alberto Fernández) quedó absolutamente claro que la política supera a la Big Data en dimensión, y que ésta sí es una importantísima herramienta en las actualidad. Las tres administraciones del mismo signo político tienen la misma capacidad operativa y las mismas herramientas – a veces unificadas- para planificar campañas, algo que han repetido con éxito en los últimos años, pero quedó claro en estas PASO que éstas ayudan a mejorar y trasmitir propuestas, pero no cambian convicciones ni humores masivos, cuando la política no enamora.

¿Qué pasará en Cambiemos/Juntos/ Pro?

Como en todas las democracias normales, en las elecciones hay sólo dos resultados posibles: se gana o se pierde. La competencia es la parte más sabrosa para la sociedad, ya que luego durante los gobiernos se sufre bastante de este lado del mundo. 

Mauricio Macri, el líder de una coalición que hasta en un momento caótico de su gobierno logró retener un tercio de los votantes bajo su paraguas, está en su legítimo derecho de retomar la senda de la reconstrucción de su espacio, luego de un prudente descanso, teniendo un único limitante sus ganas. De querer insistir con sus ideas, éstas deberán sufrir una severa metamorfosis en su concepción y metodología acerca de cómo plasmar las mejores ideas en la realidad. Si vuelve con el “mejor equipo de los últimos 50 años”, probablemente el que no vuelva sea él.   

¿Y si no es él, quién?

Si la política tiene algo de lógica (y siempre la tiene), el heredero del trono debería ser Larreta, para el caso que la Ciudad siga siendo un reducto amarillo en 2020. En un hipotético triunfo, la alianza que gobierna CABA se mantendrá en los primeros tiempos del mismo modo que hasta ahora y eso brinda “plafond” para pensar con más tranquilidad en cómo se construye el espacio del futuro, ya que casi todos los potenciales actores -salvo pocas excepciones- están hoy por dentro de la propuesta.

En el side car de Horacio, irá con sus cabellos al viento la actual rubia gobernadora de la Provincia de Buenos Aires. Su segura derrota -a manos de otro rubio porteño como Axel Kicillof-, es la prueba más clara que alguien como Macri, que no reinvindicó la política todo el tiempo y en ninguna instancia, no logra crecimiento ni consolidación. Incluso arruina su cuadro más valioso, una mujer honesta y de excelente imagen en la sociedad. Las agallas que tuvo en una durísima la gestión se diluían en la puerta de la Rosada cada vez que negociaba con el Presidente. Demasiado respeto en una profesión por demás cruel. Había un sólo equipo al que defender para Macri y Marcos… y Ella -siendo imprescindible- no lo integraba. De todo se aprende. 

Con lo que quede del ejército, Vidal irá por la recuperación seguramente en dos años, encabezando la batalla y la boleta. Para el período previo, está la doctrina Massa en Provincia, la de cómo estar en órbita del poder desde la nada. Éste es el posible camino también para ella.

Párrafo aparte para Martín Lousteau, quien entiende la política de una manera muy particular, pero sin duda se encuentra en el lugar  correcto para no errar futuros objetivos. La relación de Guga con los radicales se mantiene muy bien y con Larreta han acortado, en nombre del pragmatismo, las diferencias que los enfrentaron. 

A ellos se les suma el peronista amarillo y vicejefe Diego Santilli. Este cuarteto que conforman Larreta, Lousteau, Vidal y Santilli será la semilla de lo que vaya pasando del otro lado del futuro oficialismo. Emilio Monzó (previa charla con Vidal) y más despacio Rogelio Frigerio, completarían un núcleo duro para intentar la difícil aventura del 2023. La Coalición tiene una sola incógnita para acompañar este desarrollo: el temperamento y las ganas de Elisa Carrió, una energía que nunca se sabe qué tan positiva puede resultar. El resto está perfectamente alineado.

Como siempre, los radicales tendrán que igualar su ambición con sus activos, ya con pocas propuestas. Para eso todavía tienen tiempo y solo esperan que el delfín de Cornejo –Rodolfo Suárez- no vuelque en Mendoza para mantener la altura de la vara de la boina blanca. 

Con Macri en Estados Unidos o en Cumelén, los demás actores  alambrarán sus territorios. Los porteños no habilitarán retornos a la City y ya hay más de un plan a futuro, pero primero tienen que ganar y no será un trámite. 

Larreta lo sabe y así lo advirtió a sus socios y los invitó a la pelea, ya que todos ahora dependen de él. 

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