La locura de las picadas ilegales cada tanto vuelve a escena con alguna tragedia en las calles. Los controles y sanciones parecen no alcanzar, y el reclamo de endurecer las leyes se mantiene. La Legislatura porteña acaba de dar un paso para complementar la acción estatal desde otro lado: sancionó una ley para armar un mapa de las carreras callejeras e intervenir en las zonas donde se corren, con reductores de velocidad y otros cambios en el espacio público.
La ley establece que el Gobierno porteño deberá armar un mapa de las zonas donde se hacen las picadas, en base a las denuncias de los vecinos, de las organizaciones dedicadas a la seguridad vial y de cualquier otra fuente que aporte información. Una vez identificados los circuitos de las carreras, tendrán que colocar reductores de velocidad, semáforos, cámaras de seguridad y de fotomultas, cartelería y toda otra intervención en el espacio público que crean útil para desalentar las picadas.
Además, tendrán que hacer campañas de información en el barrio para incentivar a los vecinos a que hagan más denuncias y para concientizar sobre los riesgos de las carreras callejeras. Anualmente, el Ejecutivo deberá presentarle a la Legislatura un informe sobre la problemática de las picadas en la Ciudad.
La norma fue sancionada en la última sesión ordinaria del año. Fue un proyecto del Partido Socialista que consiguió el apoyo del Pro y otros bloques. “Con esta ley queremos complementar el enfoque punitivo con el que hasta ahora el Estado enfrentó sin éxito las carreras clandestinas, reforzándolo con políticas centradas en una visibilización pública.
“Escuchar los dramáticos testimonios de representantes de organizaciones como la Asociación Madres del Dolor nos puso frente al desafío de canalizar institucionalmente la labor que llevan adelante para combatir conductas irresponsables como estas carreras ilegales”, afirmó el autor de la ley, el legislador Roy Cortina.