El Gobierno argentino avanzó en las últimas horas en las negociaciones para reflotar el acuerdo para que la vacuna contra el coronavirus desarrollada por Pfizer-BioNTech llegue a la Argentina, mientras aún es una incógnita cuándo arribará la Sputnik V de Rusia.
El lunes por la tarde mantuvieron una reunión en la Casa Rosada de poco más de una hora y media con la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y un abogado de confianza del ministro de Salud, Ginés González García, quien había revelado días atrás que la empresa pedía “condiciones inaceptables” para traer la vacuna y cambios en la Ley de Vacunas recientemente aprobada en el Congreso, a pedido de los laboratorios.
El cónclave se dio luego de que Ibarra y Alberto Fernández analizaran diferentes alternativas legales para destrabar el acuerdo. Descartada, al menos por ahora, la posibilidad de que el Presidente firme un DNU para corregir la ley, la funcionaria planteó a representantes de la compañía las distintas opciones, entre las que se barajó la firma de un contrato complementario entre el Ministerio de Salud y el laboratorio. “No hay forma de que el convenio lo firme el Presidente, debería ser Ginés”, explican desde el Gobierno.
Pfizer desarrolló en el país una prueba de la que participaron unos 6 mil voluntarios, lo que parecía poner a la Argentina en buena posición de cara a la vacuna.
Sin embargo, el gobierno optó por sellar el acuerdo con AstraZeneca-Oxford y, posteriormente, con Rusia por la Sputnik V, cuya llegada, prevista para antes de Navidad.
“Si Pfizer me entrega suero en lugar de vacuna contra el COVID-19, ellos son responsables y negligentes. En cambio, si ellos me dan la vacuna impecable, y yo la aplicó vencida, la responsabilidad es mía. Ahí hay negligencia de nuestra parte, hay negligencia del Estado Nacional”, explicó días atrás Fernández cuando le preguntaron sobre las diferencias con Pfizer.
En el medio de la discusión en Argentina terció la vacuna rusa, ahora en análisis por la ANMAT en las oficinas de Buenos Aires y por una delegación que viajó la semana pasada a ese país para inspeccionar la planta de producción del Centro Nacional Gamaleya de Epidemiología y Microbiología.
La vacuna rusa, de ser aprobada, serviría de alguna manera para cumplir con la promesa oficial de tener la vacuna contra el coronavirus entre fines de este año y comienzos del próximo. La de AstraZeneca tuvo un error metodológico durante los ensayos de Fase 3 y ahora se la espera para entre fines de marzo y principios de abril.
Según dijo el presidente Fernández, para cuando llegue ese momento ya quiere tener vacunada al 25 por ciento de la población argentina con la Sputnik V. Esto sería a partir de la provisión de 10 millones de dosis entre enero y febrero próximos.
González García habló de “condiciones inaceptables” por parte de la empresa, entre las que destacó que el laboratorio considera insuficiente la ley de inmunidad que votó el Congreso por los eventuales efectos adversos que pueda tener la vacuna, y el pedido de que sea Alberto Fernández el que firme el acuerdo.